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La Fiesta nacional
Este pasado fin de semana, la Asociación de Amigos de la Plaza de Toros, celebró las IX jornadas culturales taurinas y, como ya es tradición, las conferencias que nos proponían tuvieron lugar en el Casino Obrero. El viernes día 5 hubo una mesa redonda en la que intervinieron varias personas relacionadas con el mudo taurino. Poco puedo decir de ella ya que no pude asistir como hubiera sido mi deseo, por tener otro compromiso anterior. El sábado día 6, volví al Casino, al que siempre que puedo visito y extraño para asistir a una magnífica conferencia.
En esta ocasión el comunicador era un jurista… y nos hablaría ¡de toros! Reconozco que la curiosidad por saber que tendría que contarnos un hombre de leyes sobre la fiesta de los toros, me tenia expectante. Y ¡vaya si tenía elementos de juicio!
Yo que me confieso completamente ignorante del tema, vaya esto por delante para evitar ulteriores malentendidos. Me quedé encantada y atenta para no perderme ni una sola de sus palabras, de las palabras de D Miguel Ángel Montañés Pardo, Magistrado del Tribunal Constitucional.
“La fiesta nacional por excelencia está en peligro”. Como todo el mundo en la sala y fuera de ella, yo había escuchado esto en multitud de ocasiones, pero hacía ya tantos años, que no le daba la menor importancia, suponía que nadie iba a permitir que una fiesta, tan nuestra, que nos diferencia, que es una de nuestras señas de identidad, desapareciera. He de confesar, que nunca había oído unas razones tan de peso como las que escuche. El peligro no vendría desde fuera, con eso lucharemos y podremos. El peligro vendrá de la misma fiesta, de la decadencia de los implicados en ella: empresarios, apoderados, ganaderos, toreros y, por supuesto, aficionados.
El peligro vendrá de la misma fiesta, de la decadencia de los implicados en ella: empresarios, apoderados, ganaderos, toreros y, por supuesto, aficionados
Poco a poco el arte se convierte en negocio y el negocio, nunca puede ser arte. Se pierden en la arena las diferentes “suertes”. Se olvida el picador que su trabajo no es herir al toro sino parar la primera embestida. Se olvida el banderillero que su carrera debe terminar delante del toro, retándole, citándole para su arranque. Se olvida el público que una buena suerte con capote y muleta bien puede ser merecedora de premio, aunque la estocada final no haya sido en todo lo alto…
Entonces pensé en aquellas corridas que veía de niña por la televisión, sentada con mi madre, gran aficionada. Cómo el picador, orgulloso y erguido picaba un toro al que sacaban los toreros una y otra vez de debajo del caballo, cómo el torero cuadraba al toro para que un estupendo banderillero mirase cara a cara al animal y le clavara dos banderillas que el toro intentaba quitarse revolviéndose sobre sí mismo. Y cómo después, el torero, el matador, altivo, despacio y casi de puntillas recorría la arena hasta el mismo centro y brindaba el toro al respetable que aplaudía. La faena se remataba con una buena estocada que terminaba, limpiamente, con la muerte del toro. Lo recordé todo de pronto, porque aunque solamente he ido a una plaza una vez, si he visto muchas veces a los toreros pelear limpiamente con un toro, por la tele, claro, si esto vale.
¿Salvaremos la fiesta? Parece ser que un buen reglamento, único, unificado y válido para todos y todas las plazas, ayudaría en buena manera. Esto contado por la persona que realizó el reglamento taurino de 1996, pone un poco de esperanza para un festejo que yo considero muy nuestro, con sus detractores y sus seguidores, como todo lo que se precie.
Me gustaría terminar con dos consideraciones; La primera; una reflexión de Miguel Ángel Montañés, una de las muchas que nos propuso: “El toro es el único animal que ante el castigo se crece”. Y la segunda; un descubrimiento personal: Hablando con Volapié (Luís de nombre), persona muy entendida en estas lides, resultó que yo era su sobrina en tercer grado. Cosa que él sabía de siempre y que descubrí encantada en ese momento. Ya tengo quien guíe mis pasos, en este mundo taurino, con acierto y experiencia.
Marina Hernández Martín “…En El Umbral De La Noche”
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Yo no soy aficionado a los toros, pero reconozco que Marina tiene razón y es una seña de identidad de nuestro país. Tb me ha gustado la frase sobre el toro, no lo había pensado nunca, pero es cierto, se revuelve al ser atacado.
No estoy nada de acuerdo, a los espectáculos taurinos el daño le viene de los antitaurinos, de los que están en contra de las corridas de toros con el único argumento de la crueldad y ensañamiento al que se somete al toro que acaba con la muerte. El mundo ha cambiado sus valores, nos estremecemos cuando cazan una ballena, pero miramos indiferente cada día los muertos en los telediarios de las muchas guerras existentes en el mundo. Y sino haced la prueba, dad un cachete a vuestro hijo en plena calle que nadie os mirará y dad una patada a un perro y se os hecharán encima. Cosas veredes amigo Sancho. Los estamentos del mundo del toro tienen que tener más mano izquierda y ajustarse al devenir de los tiempos, sus modas, sus gustos, etc. Quien diga que la corrida de toros no es un espectáculo cruento es bobo, pero el taurino no puede defenderlo diciendo que que hay cosas peores, sino hacerlo con sabiduría y demostrando con la ciencia, la historia y la cultura que los espectáculos taurinos caben perfectamente en el mundo actual, y es una alternativa de ocio tan importante como el cine por ejemplo. El Colegio Veterinario de la U. Complutense emitió un informe por el cual probaba los niveles de sufrimiento del toro durante la lidia anulando uno de los principales argumentos de los enemigos de la Fiesta. Es por ese camino y no otro por el que debe de transcurrir la defensa de la Fiesta.
La desunión entre los distintos sectores de la fiesta no es otra cosa que la defensa de sus propios intereses, el ganadero defiende el precio, el empresario su beneficio, el torero sus honorarios, etc. Esto es legítimo y entra dentro de la ley de mercado libre en la que se mueve la economía.
Lo que si es criticable es que el mundo del toro no forme un único cuerpo con sus diversos miembros y ofrezca (que ya lo está haciendo aunque no con demasiada repercusión mediática) una visión a la sociedad de modernidad, saliendo de esos estereotipos añejos de otra época politicamente nefasta de la historia de España que hoy en día siguen usando todos los estamentos taurinos.
Otra cosa es la falta de profesionalidad del sector, pero por favor no empecemos por los picadores y banderilleros que son los que menos ganan. En estos momentos se torea mejor que nunca, el toro es el más bravo de todos los tiempos y los subalternos están estupendamente preparados. Lo que pasa es que ahora caben muchos más toreros que antes porque el número de festejos ha crecido de forma exponencial al crecimiento económico de España, y ya no sigo porque tendría que estar escribiendo muchísimo, pero por ahí van los tiros.
Siento el rollo, pero me apetecia a compartir mi enfoque con vosotros.
Un saludo
José Manuel Flores (esto es solo para que Marina me identifique, ja, ja, ja)
Apreciado Sr.:
Ya nos explicará vd. como se puede dar una visión de modernidad de semejante actividad medieval. A mi la verdad es que no se me ocurre ninguna. Intente vd. explicarlo (si puede) como si estuviera en una tertulia con un grupo de europeos de un pais cualquiera de la CE. A ver como se lo diria. Un saludo.
Roberto.
Estimado Roberto:
Mi comentario va dirigido a analizar la fiesta del toro en el tiempo presente, por tanto es a la gente que como yo compartimos esta afición y conoce mucho o poco las bambalinas de este espectáculo quien lo entenderá.
No quiero ni pretendo convencer a nadie de que se una a esta afición, ni tampoco crear en este foro un debate de toros si o toros no. Pues la experiencia en debates públicos en los que he participado no he sacado nada más que malos ratos.
Los toros son un espectáculo que lo ampara la ley, por tanto los aficionados a los toros no cometemos delitos alguno diciendo lo que significa esta fiesta en la cultura de este país ni apoyándola.
Y por supuesto también es legítimo el estar en contra de los toros y manifestar su repulsa por esta actividad.
Nosotros, intentaremos que el mundo del toro persista y ustedes intentarán que la fiesta de los toros sea abolida. Note usted que utilizo el verbo intentar y no luchar, bastantes luchas tenemos ya.
En fin, es mi opinión y no espero que la comparta ni mucho menos, ni siquiera que la respete.
No he pretendido polemizar ni quiero, no me gustan los debates que no conducen a nada y menos por escrito, sin ver los ojos.
Si alguien no le gusta lo que he escrito que no me lea más.
Un saludo y Feliz Navidad.
José Manuel
Apreciado Jose Manuel:
Le aseguro que no pretendía polemizar ni debatir nada sin mas. Lo que me preguntaba, con todo respeto, es como se puede dar una visión de modernidad de semejante actividad, ya que verdaderamente desconozco cual puede ser, y no consigo imaginarlo.
Espero que no se haya vd. molestado, en todo caso le pido disculpas.
Un saludo.
Roberto
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