Yo no sé si el invitado del martes 6 a las 21:54 es `socialistillo´ o `sociatontillo´, pero tiene razón. Si llevamos casi un año con la urgente necesidad de contar con un nuevo autobús y no se encuentra la manera de comprarlo, está claro que el Ayuntamiento se ahoga en un vaso de agua y demuestra con ello que difícilmente podrá resolver los problemas más complejos e importantes de los que depende el futuro de la ciudad.
De todas maneras, aunque la principal responsabilidad sobre lo que no hace. o hace mal, el Ayuntamiento, ha de achacarse a quienes gobiernan, que para eso gobiernan, me parece que los servicios técnicos municipales han tenido tiempo más que suficiente para habilitar los procedimientos administrativos adecuados a fin de resolver el problema, en vez de, como parece, complicarlo más todavía.
La oposición también tiene su parte de tarea y compromiso para que las cosas se hagan bien y, en este caso, echo en falta la presentación de alternativas para que el autobús pueda comprarse. Por ejemplo, presentando una propuesta informada jurídica y económicamente, con definición del sistema de compra, partida para el gasto y selección del vehículo adecuado con presupuestos alternativos, según mercado, para su adquisición, que es lo que no ha presentado el equipo de gobierno, en vez de preocuparse por posibles inundaciones o terremotos.
El Ayuntamiento lleva casi un año para no haber podido comprar un autobús, no me extraña que llevemos cinco sin saber en qué aplicar las subvenciones del Plan de Reindustrialización o veinticinco sin saber qué hacer con El Bosque, por poner dos ejemplos de temas importantes pendientes, con gobiernos de unos y de otros.
Desde hace bastante tiempo, nuestro Consistorio camina dando tumbos y tropezones y, en esta legislatura, con la situación de bloqueo para un gobierno municipal en minoría incapaz de presentar propuestas sólidas, fundamentadas y convincentes, da la impresión de haberse atascado en un charco de barro en el que cada cual empuja para un lado, haciendo el agujero más profundo.
No debemos caer los ciudadanos en la misma trampa, reproduciendo el estéril debate al que asistimos en los plenos. La eficacia y la diligencia no tienen color político, el sentido común y el empleo de los adecuados procedimientos administrativos tampoco. Se trata de gestión, no de política.