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Editorial nº333: El Instituto Ramón Olleros, 50 años educando a los bejaranos
La semana pasada se conmemoró el 50 aniversario del Instituto de secundaria Ramón Olleros Gregorio de Béjar.
Esta conmemoración es un motivo de alegría para la ciudad, pero también lo es para reflexionar sobre lo que fue el pasado, lo que es el presente y lo que puede ser el futuro de la misma.
El primer dato a destacar, tal y como se señala por parte de Antonio Gutierrez Turrion en el libro Piedra y Pedagogía, editado para conmemorar la efemérides, es que la vida de miles de Bejaranos hubiera sido mucho peor sin el Instituto. En efecto, muchos Bejaranos sólo pudieron estudiar gracias al instituto, porque sus padres no tenían recursos suficientes para enviarlos a Salamanca o Plasencia.
El Instituto fue una obra colectiva, una obra que se realizó gracias al acuerdo y empuje de todos. Fue una decisión impulsada por el entonces alcalde de Béjar, Ramón Olleros Gregorio, que fue capaz de ilusionar a toda la sociedad. Todas las instituciones, todas las clases sociales, ricos, pobres, industriales, comercios, todos, absolutamente todos, se pusieron a trabajar en pos del objetivo de que Béjar tuviera un instituto.
Una de las cosas que más llama la atención del citado libro es la relación de personas que hicieron aportaciones para que se pudiera hacer la obra. En esa relación encontramos de todo, empresas, instituciones, personas de la burguesía, pero también muchísimas personas que pertenecían a familias obreras que tenían muchas dificultades económicas; todos ellos se pusieron de acuerdo con un objetivo común: que la ciudad tuviera un sitio donde las familias pudieran llevar a sus hijos para que consiguieran una mejor educación.
En 1963 Béjar era una ciudad floreciente, una ciudad próspera en la que la industria textil empleaba a miles de personas. Hay una gran diferencia entre aquella Béjar de 1963 y la actual con 6.000 habitantes menos y 2.000 parados más, entonces había actividad, la industria textil estaba a pleno rendimiento había trabajo, ilusión y hoy no lo hay.
Otra diferencia nada desdeñable es que los políticos de aquella época tenían auténtico liderazgo, la sociedad los reconocía, los respetaba.
La pregunta es si puede volver a ver un destino común, una actividad que una a los Bejaranos, que los ilusione para conseguir un objetivo de todos. Y ese objetivo no puede ser otra cosa que la de crear actividad para erradicar el desempleo.
Desde esta tribuna hemos abogado en repetidas ocasiones por la conveniencia de crear una Mesa por el empleo que aunara el esfuerzo de toda la sociedad para crear actividad y empleo. Alguien dirá que ese es un objetivo utópico, pero debo recordar, hablando del tema del editorial, que lo mismo le decían a Ramón Olleros en 1963, que no se podía crear un Instituto en Béjar. Y sin embargo se pudo.
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"Otra diferencia nada desdeñable es que los políticos de aquella época tenían auténtico liderazgo, la sociedad los reconocía, los respetaba".
Ah ¿sí?...Que curioso. Pues en esta página es la primera crítica positiva que veo hacia la "democracia orgánica"
Sólo os falta decir...- "Es que con Franco vivíamos mejor".
Pues nada, nada, .,.enhorabuena por ser la primera vez que os veo utilizar gafas "sin filtro".
Está muy bien el 50 aniversario y desde luego la vida de miles de bejaranos hubiera sido mucho peor sin el Instituto. Ahora también hay que reconocer que en estos años hubo etapas mejores y peores, pero desde luego nunca llegó a tener el prestigio que a D.Ramón Olleros le hubiera gustado o que si alcanzó la Escuela de Ingenieros.
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