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Editorial nº 242, del 12 al 19/6/2011: El Centro Integrado de Formación Profesional de Béjar, un orgullo para la ciudad
En este editorial no voy a hablar de los políticos sino de otras cosas y otras personas, que las hay en nuestra ciudad, aunque su labor está centrada en el duro y tedioso trabajo de cada día y no suelen llamar la atención de los medios, a no ser que suceda algo especial.
Voy a hablar de educadores, de maestros, de enseñantes, de profesores y alumnos, en este caso los encuadrados en el Centro Integrado de Formación Profesional.
Hace unos días, nuestra colaboradora Gel Borrajo publicaba en estas páginas un extenso reportaje sobre este centro modélico al que calificaba como Una baza educativa de primer orden.
Dado que no hay en Béjar muchos motivos para sentirse orgulloso, bueno es llamar la atención de la ciudadanía de uno de ellos, con el fin de valorarlo, mantenerlo y a ser posible mejorarlo.
Hace poco tiempo saltaba a los medios la noticia de que un alumno del centro había sido galardonado con un premio a nivel nacional. Se trataba de José Antonio García Blanco, nacido en Cristóbal, que obtuvo la Medalla de oro de Campeón Absoluto en Control Industrial de las Olimpiadas de FP. José Antonio, alumno del Ciclo Formativo de Grado Superior de Sistemas de Regulación y Control Automáticos, representante de Castilla y León, ha conseguido la máxima puntuación de todas las especialidades (el mejor de los mejores), consiguiendo así el premio a la excelencia Albert Vidal, y representará a España en el Worldskills, que se celebrará en Londres en el mes de octubre.
No es la primera vez que un alumno del centro consigue un premio de ese nivel, por lo que no es ni mucho menos una casualidad, sino fruto de un trabajo colectivo, de un esfuerzo y de una planificación.
Aleluya!, hay un lugar en nuestra ciudad en el que se trabaja en equipo, con un liderazgo claro y en torno a un objetivo, con lo que se consiguen excelentes resultados. Leyendo el artículo de Gel, tras escuchar al Director del Centro, Víctor Hernández, se empiezan a aclarar algunas cosas. El centro tiene un Consejo Social en el que participan empresarios y sindicatos, ademas de los responsables de empleo del ECyL, y en el que los representantes de profesores y estudiantes son elegidos democráticamente. El centro, cuida sus equipamientos, mima sus relaciones con otros centros, realiza otras actividades educativas y culturales, con la máxima de que la educación es un todo, que requiere un compendio de visiones y que todas ellas son necesarias.
Me alegra infinito escuchar que, incluso en un año como este, el nivel de ocupación laboral de los alumnos del centro, cuando terminan sus estudios es muy alto.
Animamos a los responsables del Centro a que no descuiden a los futuros emprendedores que sin duda pasan por sus aulas. Son los jóvenes con formación y valores, educados en la idea que son ellos los que pueden sacar adelante sus propias ideas y proyectos, los que, con mayor eficacia que nadie, contribuirán a la creación de riqueza y de puestos de trabajo.
Por una vez, los bejaranos podemos estar orgullosos.
- Tengo mis serias dudas de
hace 15 horas 33 mins - pues que eso ya es historia
hace 16 horas 29 mins - ¿Que tiene que ver el
hace 1 día 19 horas - Entrevista a Alejo Riñones,
hace 1 día 21 horas - Ya que preguntas Alberto, me
hace 1 día 21 horas - A mi me gustaria saber
hace 2 días 5 horas - Por lo que leo, el autor del
hace 2 días 8 horas - Alguien cercano a Raúl me
hace 2 días 14 horas - La lectura de la ultima
hace 2 días 15 horas - Pues a mí no me parece
hace 2 días 17 horas
Efectivamente debemos estar orgullosos de nuestro Centro de Formacion Profesional, pero quiero aprovechar la oportunidad de que hablamos de Educación, para denunciar lo que todo Béjar sabe y muchas familias sufren con los estudios de Bachillerato de sus hijos, y es el mal funcionamiento del IES Ramón Olleros.
No voy a entra en detalles ( podria ), simplemente decir que su mayor dedicación es la desmotivación de sus alumnos.
Solo me gustaria que si alguien dispone de datos y cifras, comparemos el Indice de Fracaso Escolar y abandonos del Ramón Olleros con el promedio de Institutos de Castilla-Leon.
Una autentica lacra para Béjar, y nadie toma cartas en el asunto.
Lo de no entrar en detalles, quita todo el sentido a lo que afirma de ese instituto,o las cosas se dicen o no, pero no a medias...
Si no da ningún razonamiento puede que sea una impresión suya,y podrá o no tener razón,pero no se puede acusar sin más ,como minimo argumentar algo para que la gente pueda opinar,y los afectados defenderse, y supongo que de 50 profesores habrá de todo buenos ,malos y regulares...igual que los alumnos.
Por experiencia decirle que cuando mis hijos estudiaron 2º bachillerato, también sufrimos mucho, hoy han acabado la carrera, y recuerdan el bachillerato con cariño, buén recuerdo de algunos profesores y horroroso de otros.
Tenga paciencia, o relájese contándonos el asunto que tanto le preocupa, pero con datos..
Queridísimos Maestros:
Dediquen, si es posible, 15 minutos de su tiempo a estos vídeos (puede que algunos ya los conozcan). Observen, escuchen (los que sepan inglés), lean con atención y, si es posible, tomen buena nota.
http://www.youtube.com/watch?v=Z78aaeJR8no&NR=1
http://www.youtube.com/watch?v=VI5Wjnp4mJk&feature=fvwrel
Lamentablemente, este foro es la evidencia del poco interés que despiertan los asuntos de la EDUCACIÓN (con mayúsculas) en la opinión pública. ¡ASÍ NOS LUCE EL PELO!
EL NIÑO-CLIENTE
Entre los niños clientes los hay que disponen de los medios de sus padres y los hay que no disponen de ellos; los que compran y los que se las arreglan. En ambos casos, como el dinero es pocas veces producto del trabajo personal, el joven adquisidor accede a la propiedad sin contrapartrida. Eso es el niño cliente: un niño que, en gran cantidad de terrenos de consumo idénticos a los de sus padres o sus profesores (ropa, alimento, telefonía, música, electrónica, locomoción, ocio,...) accede sin dar golpe a la propiedad privada. Al actuar así, desempeña el mismo papel económico que los adultos que se encargan de su educación y su instrucción. Constituye, como ellos, una parte enorme del mercado; como ellos, hace circular las divisas (el hecho de que no sean suyas no es algo a tenerse en cuenta); sus deseos, como los de sus padres, deben ser despertados y renovados permanentemente para que la máquina siga funcionando. Desde este punto de vista, es un personaje considerable: un cliente con todas las de la ley. Como los mayores.
Consumidor autónomo.
Desde sus primeros deseos de niño.
Cuya satisfacción se considera medida del amor que por él sienten.
Los adultos,aunque lo rechacen, no pueden cambiar gran cosa; así es la sociedad mercantil: querer a tu hijo (a ese niño tan deseado, entre nosotros, que abre a sus padres una insondable deuda de amor) es querer sus deseos, que se expresan muy pronto como necesidades vitales: necesidad de amor o deseo de objetos, da lo mismo, puesto que la demostración de ese amor pasa por la compra de objetos.
(...)
Uno de los elementos clave del "ello", para el que el joven profesor de hoy no está preparado, es el cara a cara con una clase de niños clientes. Es cierto que él lo fue y que sus propios hijos lo son, pero en esta clase él es el profesor. Como profesor no siente la deuda de amor que conmueve su corazón de padre. El alumno no es un hijo deseado como para que se deshagan de gratitud los miembros del cuerpo docente. Estamos en la escuela, en el colegio, en el instituto, no en familia,no en unos grandes almacenes: no se satisfacen deseos superficiales por medio de regalos,se satisfacen necesidades fundamentales por medio de obligaciones. Necesidades de instruirse tanto más difíciles de colmar cuanto, antes, hay que despertarlas. Dura tarea para el profesor, este conflicto entre los deseos y las necesidades. Y dolorosa perspectiva para un joven cliente tener que preocuparse por sus necesidades en detrimento de sus deseos: vaciarse la cabeza para formarse el espíritu. Desengancharse para conectarse al saber, trocar la pseudoubicuidad de las máquinas por la universalidad de los conocimientos, olvidar los relucientes chirimbolos para asimilar abstracciones invisibles. Y tener que pagar esos conocimientos escolares cuando la satisfacción de los deseos, en cambio, no le compromete a nada. Pues, paradoja de la enseñanza gratuita heredada de Jules Ferry, la escuela de la República sigue siendo hoy el último lugar de la sociedad de mercado donde el niño cliente tiene que pagar con su persona, ceder al toma y daca: saber a cambio de trabajo, conocimientos a cambio de esfuerzo, el acceso a la universalidad a cambio del ejercicio solitario de la reflexión, una vaga promesa de porvenir a cambio de una plena presencia escolar, eso es lo que la escuela exige.
Daniel Pennac. "Mal de escuela".
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