Bajo licencia de Creative Commons.
Ante la despoblación de Béjar
José Luis Rodríguez Celador
He de reconocer que mis conocimientos sobre demografía, sociología o historia económica son prácticamente inexistentes, por lo que mi primera intención ha sido la de bucear en la Wikipedia o algunas páginas oficiales de estadística para ilustrar este artículo con unos cuantos datos porcentuales, pirámides de población o citas de estudiosos en la materia, pero he llegado a la conclusión de que eso no haría más que redundar en una evidencia que, como tal, conocemos todxs los bejaranxs sin excepción. En nuestra querida ciudad cada vez somos menos, y cada vez la media de edad es más elevada, circunstancias que auguran un oscuro futuro.
¿Por qué? Sin duda la situación actual se debe a un cúmulo de razones de diversa índole. Algunas se escapan de nuestra capacidad de actuar sobre ellas. Las hay de tipo sociocultural, como el descenso de la natalidad o el incremento de la esperanza de vida; otras tienen que ver con la evolución de los sistemas de producción, el descenso de la necesidad de mano de obra, la irrupción en el mercado de nuevas zonas de producción, o la tendencia de vivir en zonas urbanas en las que el tamaño sí importa. Entre otras. Pero también es cierto que de algunas otras causas somos plenamente responsables. Como de la inacción política o la ambición de la empresa privada que, mientras ganó dinero, no vio (o no quiso ver) los evidentes peligros del “monocultivo” (en nuestro caso la industria textil). Y podemos dar gracias a que, a poco más de veinte kilómetros de Béjar, tenemos una ciudad que absorbe buena parte de nuestro excedente de mano de obra. Pero tengamos en cuenta que lo que hoy es una evidente tabla de salvación puede convertirse en un pesadísimo lastre. Guijuelo, a mi modo de ver, está cometiendo el mismo error que antes mencioné. El monocultivo. Bastaría (y ojalá no ocurra) con que en Centroeuropa, en Asia o en cualquier otro lugar decidieran fabricar masivamente un producto que arrasara en el mercado con una óptima relación calidad-precio para que el castillo de naipes de nuestros vecinos se derrumbara, lo que acarrearía para Béjar unas consecuencias sin duda terribles.
Y, ante esta situación… ¿qué debemos hacer? La solución, sin duda, es tremendamente complicada, y no puede ser única. Lo primero, a mi modo de ver, es ser conscientes de dónde estamos y, lo que es más importante, a dónde queremos llegar.
debemos trabajar (e invertir) sobre estos tres pilares. Los servicios públicos como puntos de fijación de población. El turismo como fuente de ingresos y como incentivo al desarrollo comercial y, sobre todo, el tejido industrial como generador de empleo y, por lo tanto, de población.
Podemos seguir como hasta ahora, regodeándonos en un pasado glorioso, escuchando a nuestros mayores historias de cuándo en cada casa entraban cuatro salarios, de cuando el mercado se llenaba de gente de la comarca, de cuando la gente llenaba los comercios locales… Y mientras hablamos o escuchamos, veremos a nuestros jóvenes coger el coche para ir a trabajar a Guijuelo, o diciéndoles adiós hasta las Navidades. Podemos también soñar con el advenimiento de una gran empresa, con cientos de trabajadores, que nos solucione el problema de un plumazo. O podemos, y quizá sea lo más razonable, intentar tomar medidas para, de momento, parar la sangría y estar después en disposición de avanzar.
¿Y cómo hacerlo? Permitidme una reseña personal. Hace veinticinco años, cuando decidí hacer de ésta mi ciudad, llegué aquí desde Benavente. En aquél momento, ambas ciudades tenían un número similar de habitantes. Incluso Béjar “ganaba” por un millar, entre 16.000 y 17.000. Hoy, mientras Benavente ha incrementado su población en más de dos mil habitantes, hasta superar los 18.000, Béjar ha caído hasta los 13.000 actuales. Una barbaridad. Me dirán (y no sin razón) que Benavente está situado en un lugar privilegiado, que le convierte en un enclave único de transporte, enlazando Madrid con Galicia y Asturias. Sin duda. Pero ¿qué es lo que ha hecho en el fondo Benavente? Aprovechar lo que tiene. Ese es, a mi modo de ver, el espejo en el que mirarse. Aprovechar y explotar lo que tenemos.
Tenemos una Comarca que nos mira y a la que llevamos tiempo despreciando. No les esperemos sólo para que vengan a comprar. Vivamos con ellos. Ofrezcámosle nuestros servicios. Pero para ello, lo primero que tenemos que hacer es defenderlos. No es de recibo que, ante el peligro de perder nuestro hospital, tan sólo nos manifestáramos a sus puertas dos docenas de personas. Defendamos nuestro hospital con uñas y dientes. Y nuestra comisaría, y nuestro juzgado, y nuestros centros educativos, y nuestra escuela de música, y nuestros bomberos, y nuestro teatro. Ni un paso atrás. Perder cualquiera de estos elementos sería perder un punto de anclaje de la población. Las personas no viven en una ciudad porque paguen 30 euros menos de impuesto de circulación. Lo hacen porque en ella ven sus necesidades cubiertas. Defender nuestros servicios es fijar población.
Tenemos una ciudad y un entorno absolutamente privilegiados como destino turístico. Y no sólo tenemos La Covatilla. Tenemos La Muralla, El Palacio Ducal, El Bosque, la judería, los museos, el patrimonio industrial… Pongámoslo todo en valor de una forma global, y no disgregando la oferta turística, como seguimos haciendo ahora. No es normal que alguien que visita la Covatilla no conozca ninguno de los elementos que antes he mencionado. No es normal, y pasa, que le preguntes a alguien si conoce Béjar y te responda que Candelario es muy bonito. Tenemos que implementar políticas que cambien la manera de ver nuestra ciudad y su entorno.
Pero, sobre todo, tenemos un patrimonio y un “alma” industrial. Porque es en la industria en la que reside la posibilidad de generar empleo. Está claro que desde las instituciones locales no se puede hacer todo, pero al menos debemos de poner sobre la mesa todo lo necesario para el asentamiento de nuevas empresas y el mantenimiento de las que existen. Exijamos desde el Ayuntamiento al resto de Administraciones un compromiso claro. No es de recibo que actualmente se celebre una mesa por la reindustrialización de Béjar y se vete en su composición a los estamentos de nuestra ciudad. Es inadmisible. Necesitamos potenciar el polígono industrial, y para ello cada vez es más necesaria la creación del Centro de Transportes que venimos demandando desde hace años. Deberíamos intentar acuerdos con los propietarios de instalaciones industriales en desuso para poder reformarlas y ofrecerlas para el desarrollo de nuevos proyectos.
En resumen. En mi opinión, para revertir el actual devenir de nuestra ciudad, y para intentar que nuestra juventud pueda ver Béjar como una posibilidad de futuro, debemos trabajar (e invertir) sobre estos tres pilares. Los servicios públicos como puntos de fijación de población. El turismo como fuente de ingresos y como incentivo al desarrollo comercial y, sobre todo, el tejido industrial como generador de empleo y, por lo tanto, de población.
José Luis Rodríguez Celador
- Da gusto leerle. Saludos.
hace 18 horas 38 mins - Pues si le afecto el tema,
hace 23 horas 19 mins - Qué cosas pasan !!!! Lo
hace 1 día 14 horas - Jo,Sr.Illan,parece mentira
hace 1 día 14 horas - Patada y adelante, ese es le
hace 1 día 19 horas - Recurrir la sentencia: lo
hace 1 día 20 horas - Y como defines a los que lo
hace 1 día 22 horas - Y ya puestos que empresa se
hace 1 día 22 horas - Al final han decidido
hace 2 días 3 horas - Por suerte para los debates
hace 2 días 19 horas
Tiene razón, sus conocimientos sobre demografía, sociología o historia económica son prácticamente inexistentes.
Pone como espejo donde mirarse Benavente una ciudad que en los últimos 6 años ha perdido casi 1000 habitantes, si ese es el ejemplo a seguir mal vamos.
Año 2011 - 19.187 habitantes
Año 2017 - 18 237 habitantes
Y la tendencia parece ser que sigue a la baja.
Menos palabrería y más hechos, que a la oposición no la veo mucho. Las palabras ya no nos sirven, nos han engañado muchas veces y ahora nos sentimos huérfanos.
Pues en algo tiene mucha razón, en el pasotismo de mucha gente de Béjar. Aquí solo se protesta en masa cuando un vecino se queja legítimamente del ruido y de la suciedad de los botellones ilegales en la puerta de su casa, pero para defender la sanidad y la educación local nada de nada. Siempre dando la cara unos pocos ciudadanos. En fin, lo de siempre, a la barra del bar o al foro de internet a criticar, así estamos!.
Esta oposición de pandereta, que quieren que otros hagan su trabajo, esperan a que Alejo, por su peso caiga y eso no va a ocurrir.
Los Grupos de la Oposición cobran un dinero, no sólo los Concejales, para gastos de su Grupo Municipal. Si suman el dinero que se llevan a lo largo de los 4 años, podrían haber pagado a un buen abogado y en algunos de los expedientes, llevarlos a donde hay que llevarlos. Pero esperan que ciudadanos, con su dinero, hagan su trabajo, para luego ellos coger el puesto y el sueldo.
Sobral ha sido un ejemplo de ignorante supino, al creerse que él estaba a salvo, pero diferente hubiera sido que la oposición, hubiera cogido los expedientes que Sobra, bejar-biz, los hermanos Velasco, bejar-fm, etc. denuncian y como les digo, sin costarles un duro, Porque todos los Grupos, incluido el que gobierna, debería haber presentado en que se han gastado el dinero que tienen asignados como Grupos.
Estoy cansado de leerles a Ustedes, de ver fotos de cacerías, de escucharles en los bares lo enfadados que están; pero al final son todos iguales.
En Mayo me quedo en mi Casa. Así no seré cómplice de Atila y sus sumisos opositores.
Enviar un comentario nuevo