Años hacía que no venía a disfrutar, por la Virgen del Castañar, de la fiesta grande de mi pueblo. Digo pueblo a propósito, porque tengo afogonado el orgullo. Años atrás me hubiera enfrentado a cualquiera que hubiera osado titular de este modo a nuestra leal, noble, liberal y heroica Ciudad de Béjar, con mayúsculas. Aún recuerdo como Filiberto Caselles, gran amigo y enorme bejarano que fué, en viniendo de Barcelona, después de meses de ausencia de tapeo, y cargados los coches de amigos catalanes, los hacía descender en la raya de Navamorales con el Villar del Corneja y, mucho antes de que el Papa lo afamara, les hacía besar el suelo de nuestra tierra. “! Qué tiempos aquellos que pué que no güelvan! ”. ¡Qué orgullo de Ciudad, el nuestro, allá por los años setenta!... y cómo, poco a poco, con pena, se nos ha ido apagando.

Muchos emigramos de Béjar por aquellos años pero nuestros corazones se quedaron enredados de por vida, en las calles largas que, entrecortadas, discurren desde los Prados a la Antigua. Y en rincones escondidos, los recuerdos, las raíces y el primer amor. Luego, en la lejanía, las añoranzas y los sueños. El emigrante que no es de donde pace, siempre recuerda lo de aquella hermosa canción, “ las cosas que tanto quieres, me dijo, allá te están esperando”.

Béjar nevadoY con estos quereres y aquellos mimbres, un grupo de bejaranos emigrantes y residentes, se ha propuesto ayudar a recuperar aquel orgullo. Un grupo, que por encima de tendencias políticas, quiere lo mejor para Béjar y quiere contribuir junto a los bejaranos de a pie a su despegue. Este grupo no pretende dar lecciones a nadie, y mucho menos a los paisanos, pero somos conocedores que una buena parte de la materia gris de nuestro pueblo, está a veces tan atrapada por sus convicciones políticas, que anteponen sus antagonismos y, a veces, olvidan lo esencial. La otra parte, la más dinámica y emprendedora, o no quiere, o no acierta a involucrarse por la posible repercusión en sus negocios.

De ahí, la creación del periódico digital “ bejar.biz ” ; un instrumento para ayudar a corregir desmanes y para impulsar, dentro del máximo respeto a nuestro entorno, los posibles proyectos industriales y turísticos; un semanario, en fin, cuyos objetivos, bien definidos por D. Antolin Velasco Maíllo, deben desembocar en la recuperación de ese orgullo perdido.

Confiamos en la ayuda de todos para que este proyecto dé sus frutos

Avelino Hernández