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Cuando pensar es un pecado y actuar una obligación
Los vividores de estos dos últimos siglos hemos tenido suerte, los avances tecnológicos hacen que nuestras comodidades sean mayores y nuestro trabajos más fáciles de realizar, siempre y cuando tengas trabajo, claro. Es cierto que las investigaciones en casi todos los campos, han dado unos resultados inesperados y muy ventajosos para el hombre. De la misma manera tenemos que reconocer que nuestro nivel social es, al menos aparentemente, aceptable y nuestras libertades pueden airearse, más o menos, sin que la amenaza de una pira prenda sobre nuestras cabezas.
Paseamos, vamos, venimos, nos relacionamos e incluso nos permitimos ciertos lujos, como el de opinar; hasta tenemos la desfachatez de pensar opinando con cierta libertad. Pero ¿Quién dice que eres libre? Seguramente algún personaje extraño que creía vivir en un sitio equivocado. En alguna parte del camino recorrido leí que “mi libertad terminaba donde comienza la del otro”, el problema es cuando el otro comienza su libertad antes de que se termine la mía, cuando el otro cree, con derecho infinito, que su libertad puede estar encima de la de su semejante para tener un trocito más de expansión, en definitiva de derechos y sobre todo, de razón.
Dejaré las ramas de la higuera para descender al fértil suelo, intentaré plantar las raíces que pretendo enseñar y pediré a las nubes el favor de su agua.
Me refiero a la higuera como árbol tranquilo, de frutos frescos y apetecibles, de buen sabor, textura y color. A los pájaros les gustan los higos, son tiernos y jugosos. Nunca dejan mal sabor de boca, adornan por igual bodegones de pintores y fruteros de amas de casa, incluso si se secan son sabrosos. ¿A quién le puede molestar una higuera de dulces alimentos, que nunca estorba ni al aire ni al viento?... Pues molesta. Posiblemente sus hermosas hojas tengan pensamientos propios, seguramente no desea ser injertada con otras plantas que igual le daban luz y color. Ser ella misma le hiere el alma y la recompensa, a veces, sólo a veces, no compensa.
Cuando pensar es un pecado y no crees en el infierno, el diablo se presenta en tu puerta, llama con fuerza y exige su existencia. Es entonces cuando actuar se convierte en una obligación para todos aquellos que sí creemos en la libertad, en la de todos, en la de cada uno. Del respeto ya ni hablamos, esa es una fuerza que se va alejando definitivamente de los seres humanos, asustada y encogida por el mal trato recibido.
Marina Hernández Martín “…En El Umbral de la Noche”
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Hacía tiempo que no entraba y me he encontrado con muchas novedades, esta es una de ellas. Sólo el título es una garantía de lo que viene a continuación. Ahora que tenemos encima de nuestras cabezas las elecciones, creo que pensar es una obligación y no actuar es un pecado. Piénsalo Marina, quizá podrías escribir otro y hacer lo posible para que todos utilicemos el razonamiento para votar.
¿Votar qué, invitado? ¿Lo que nos "haga pensar" Marina? ¡Anda que no se os ve el plumero!
En primer lugar y para evitar interpretaciones fuera de lugar, Marina me parece una excelente persona, comprometida con lo que ella cree lo correcto y una gran profesional en lo suyo y que ni ha vivido , ni vive ni aspira a vivr de los chollitos que se crean alrededor de cierta opción política (y no como otr@s) y encima dedica su tiempo libre a proyectos colectivos. Pero lo que dice el primer invitado es nada más y nada menos que una persona de reconocida filiación socialista ( vease candidatura de las últimas municipales) "haga lo posible para que todos utilicemos el razonamiento para votar" o sea, nos adoctrine, nos aleccione, no sea que votemos cualquier cosa y salga quien no debe salir. Aborregamiento en estado puro (Y duro) que retrata a muchos (no todos, afortunadamente) de nuestros vecinos socialistas. Este escrito es un insulto a la inteligencia y, me atrevería a decir que un insulto a la propia Marina y a su manera de ser.
Bochornoso y un insulto a la inteligencia es intrerpretar al que escribe, no por lo que dice, si no por ser o estar con quien considere oportuno en sus preferencias. Esto fué lo que justificaba a la Santa Inquisición, hacer las mayores aberraciones que ha conocido la humanidad. Fredi.
¡Venga ya Fredi!¡Te metes en todos los charcos sin saber ni de qué va la cosa! ¿Quién te da a tí vela en este entierro? ¿Cómo voy a saber yo quién es el invitado? ¿Cómo podemos saber con quién está si no es por lo que escribe? Yo juzgo lo que el invitado escribe y nada más y escribe que Marina "haga lo posible para que utilicemos el razonamiento para votar". Cada uno debe decidir a quién vota, o incluso si lo hace o no, sin que nadie le oriente con sus escritos y para cualquier otro asunto lo mismo. Somos personas (también te incluyo a tí) y no borregos.
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