Gaby, Fofó y MilikyTropicanaEn los años cincuenta —obligatorio aclarar que del pasado siglo— los niños cubanos y los no tan niños, tenían tres ídolos: los payasos Gaby, Fofó y Miliky. Por supuesto, cuando aquello los niños eran más ingenuos y no veían películas de violencia ni programas del corazón. Los tres hermanos Aragón (Gabriel, Alfonso y Emilio) habían emigrado a la Isla en 1946 con un contrato por cuatro meses, pero se quedaron en ella durante los trece años que los lanzaron a la fama.

Primero, actuaron en locales de La Habana como Tropicana y logran un espacio en la radio: Radio Circo. Hasta que en 1950 se inauguran en Cuba las transmisiones abiertas de televisión, las primera del mundo de habla hispana. Y allí estaban los tres hermanos Aragón para pasar a la historia como artistas fundadores de la televisión hispanoamericana; para crear el Tele Circo, el primer programa televisivo de payasos de la historia de la televisión, y para convertirse en líderes de audiencia durante mucho tiempo. Fue el trampolín al cine, a las giras americanas y al programa de Ted Sullivan.

Durante los años cincuenta, la televisión en Cuba tenía, para niños y adultos, una amplia programación de series norteamericanas de todo tipo; desde Rin-tin-tin y Furia, perro y caballo míticos, hasta Tombstone, Arizona, el pueblo que negó a morir, el western de Wyat Earp; pero, entonces motivaban más las payasadas ocurrentes y las canciones infantiles de Gaby, Fofó y Miliky. Los tres hermanos andaluces, a lo largo de esos años, permanecieron en los espacios estelares de la televisión, que incluyeron el programa de mayor audiencia infantil: El Circo de Valencia, en el que ellos eran los protagonistas, y en su propio programa, Las aventuras de Gaby, Fofó y Miliky.

El vínculo con Cuba de los Aragón no sólo fue profesional: adquirieron la ciudadanía cubana y tres de sus hijos nacieron en La Habana. Aunque parezca increíble, el paso del tiempo no ha borrado en la Isla la memoria de esos tres payasos entrañables, que han pasado a ser la referencia de los cómicos por antonomasia en el lenguaje popular y el refranero. Aún hoy, después de más cincuenta años sin ellos, los niños cubanos cantan sus canciones; les han dicho que hubo una vez en que la abuela sólo podía ver sentado a papá ante Gaby, Fofó y Miliky, los payasos que las cantaban.