Como me niego a repetir temas, exhaustiva y recientemente tratados por este semanario (esa labor ha sido realizada en los editoriales y en la sección “la garganta del oso” que les invito a revisitar), sobre la gestión de D. Cipriano El Breve, voy a escribir sobre un hecho supuestamente positivo de la gestión de D. Cipriano. Como la realidad “real” es la que es, nuestros políticos han optado decididamente por crear una realidad “virtual”, que es mucho más “glamurosa”.

En enero pasado la Muy Leal, Noble, Liberal y Heroica Ciudad de Béjar recibió el importante distintivo que otorga el Ministerio de Ciencia e Innovación denominado “Ciudad de la Ciencia y la Innovación”. En la orden ministerial que creaba estos distintivos se dice que el objetivo de la medida era reconocer “la participación de un gran número de ayuntamientos en la política de ciencia e innovación del gobierno, como agentes integrantes de la Estrategia Estatal de Innovación…”. Leído esto, uno puede llegar a creer que al ser “Ciudad de Ciencia” en Béjar se ubica una Universidad como la de Berkeley, con 61 premios Nobel entre su profesorado y exalumnado, o que tenemos un centro de investigación similar al Instituto Tecnológico de Massachusetts y si nos centramos en lo de “Ciudad de la Innovación” podríamos deducir que de Béjar salen patentes de nuevos productos, tecnológicamente punteros, como churros.

Nada más lejos de la realidad. Como uno no se explica por qué le han otorgado ese distintivo a Béjar, nos hemos tenido que leer el artículo que la ministra Garmendia escribió en “el país” para saber, después de recordar lo importante que fue la ciudad y patatín patatán, que el otorgamiento de ese distintivo obedece a un solo hecho “la implantación en Béjar de una planta de producción de captadores solares térmicos y fotovoltaicos de última generación”, lo cual es falso porque las placas fotovoltaicas que se fabrican en SOLIKER son totalmente obsoletas y no las compran ni el grupo de empresarios que están poniendo en marcha en Béjar un huerto solar.

Lo único real es que tanto el gobierno como el Ayuntamiento han soltado una pasta gansa para un proyecto de investigación que lidera SOLIKER, junto con otras empresas y centros tecnológicos (proyecto ATON). Realmente el I+D+I esta bien, pero mejor que dar distintivos a priori, es dar premios a los resultados que de esa investigación se deriven, porque en este momento las concreciones son cero patatero, y lo de los distintivos suena a mera propaganda.

Suena a que la ministra, que conocía a D. Juan Avellaner, que fue Jefe del Departamento de Gestión de Programas Públicos del IDAE, perteneciente al ministerio de industria, y que ahora trabaja en SOLIKER, se junto con éste, el Sr. Caldera, apóstol de las renovables y D. Cipriano, y se dijeron: “¿a ver si después de gastar tanto dinero y tanto investigar, nuestras nuevas placas no son competitivas y no rentabilizamos la inversión?” “Creemos pues unos distintivos y otorguémonoslos a nosotros mismos a priori y eso que nos llevamos por delante”.

Mientras tanto, como dice Alejo, “Unisola no esta cumpliendo con los 105 puestos de trabajo” que es lo que realmente necesita Béjar.

Mi crítica no es a la necesaria política de I+D+I (aunque no parezca que ésta sea muy certera, por las críticas que ha recibido de nuestros mejores científicos), sino al uso propagandístico y a la exageración de unos políticos que se “autocondecoran” sin ningún tipo de vergüenza. Eso sí, ahora ponemos ese distintivo en cualquier cartel que publicite algún acto del Ayuntamiento ya sea una actividad “equinoccial” o un concurso al mejor calderillo. Lo malo de este distintivo, todavía virtual, es que nos creamos que es real.

Por cierto la sensibilidad de D. Cipriano con la “Ciencia” es encomiable. En nuestra ciudad se encuentra la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial, que precisamente es la que aporta los conocimientos técnicos y científicos a ese proyecto, y ¿cuáles son las gestiones que realiza D. Cipriano para impulsar el desarrollo de la Escuela?. Solo una, poner a los feriantes a sus puertas con uno de los “brazos” del canguro casi entrando por la ventanas del centro, y con la música atronadora de Lady Gaga y Camela ambientando la impartición de las clases y la realización de exámenes, imposibilitando el normal funcionamiento del centro (Fuente: un alumno de la Escuela). Algunos alumnos, seguro que se han acordado de su parentela.

Francisco Mª Otero
(12/05/2011)