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Al cristianismo se llega en sentido contrario a donde nos indica el dedo del Papa
El derecho de cada cual a tener sus propias ideas es lo me permite discrepar de las que no profeso. El tema de las religiones supera cualquier intento de abordarlo en pocas palabras. Todos somos libres de asumir el sentido de la vida y de la muerte según nuestro propio parecer, incluso cuando esté condicionado y no sea una convicción sino un concepto hereditario. Es difícil en el siglo XXI interpretar la religiosidad, toda religiosidad, sin pasar por el tamiz de las instituciones que las dirigen, que no dejan de ser organizaciones de afiliados a una doctrina. Es el caso del Vaticano.
A casi veinte siglos del surgimiento del cristianismo, sería una torpeza no reconocer que es ésta una idea redentora del ser humano, como otras con sus propios valores; porque si hubo un solo Dios que nos creó a su imagen y semejanza, fue él quien plantó las diferencias de credos y culturas. Por supuesto, habría sido menos traumático que la Verdad se nos revelara a todos y no a una parte de todos y, en especial, a unos pocos elegidos.
Los elegidos, los intérpretes, los que organizan la vida espiritual –o no-- de los humanos, son el punto débil de toda Idea; porque la homogeneidad de una Idea, cual fuere, es el resultado de la influencia de un solo punto de vista y de su imposición, facilitada por la docilidad de la mediocridad y su temor a trasponer patrones de conducta. El silencio de los corderos. Basta que una Idea sea acaparada por una casta que la haga suya, y la interprete a su manera, para que se extienda la sombra del fanatismo. Y al fanatismo ya todos lo conocemos, siendo el religioso el peor de todos por su dogmática irracionalidad.
Entonces, una jerarquía como la católica, personificada en el Papa, puede perder las esencias realmente religiosas para adquirir las tonalidades de la manipulación. Ni el Santo Padre, ni toda la estructura del poder eclesiástico representan el ideal de cristianismo; en cambio, ellos se permiten cerrar el círculo del bien y el mal en torno a una institución de los hombres, creada por los hombres y con una historia oscura de la que tenemos que hacer abstracción cada vez que nos dirige la palabra. Es imposible que una iglesia con tantos errores de toda índole, desde los asesinatos del oscurantismo hasta el lavado de dinero del Banco Ambrosiano, sea la guía espiritual que Dios puso en su lugar para mediar con los hombres.
El cristianismo siendo un Ideal, tiene el apelativo de una corporación presidida por el Papa. El cristianismo no es la Iglesia Católica con su mala costumbre de llamar rebaño a las personas, que piensan por sí mismas, y de llamarse pastores, imagen que no toma en cuenta la necesidad de los perros en el rebaño. El cristianismo sí podría ser un modelo de coexistencia que viene andando desde el ejemplo de un hombre trascendido en el mito o en la metáfora del sacrificio por los demás y el amor al prójimo. Sólo con eso bastaría para que pudiéramos identificar a Dios en nosotros mismos e intentar seguir un modelo que es el más digno para la humanidad.
¿Pero cómo creer que podríamos ser mejores si esa corporación pone en boca de su máximo representante la aseveración, presunta indicación divina, de que nadie podrá alcanzar a Dios en solitario, sin la mediación de la Iglesia Católica? Es ésta una desafortunada afirmación que niega las raíces de la metáfora y la condiciona a una disciplina, a una liturgia, a un dogma de sometimiento del libre albedrío. ¿No es un contrasentido, aún desde la perspectiva de la Iglesia, asegurar que sólo podrían llegar a Dios los acudan a ella en su busca? ¿Acaso no será ésta una interpretación desmedida del papel de los hombres en las cosas de Dios? ¿Sólo late la bondad humana en católicos practicantes? Habría que pensar que Dios no cometería la torpeza de propugnar un sectarismo primitivo que ya le he hecho daño suficiente a la humanidad. ¿Estarían también condenados los que ni siquiera tienen noticia de la existencia de la Iglesia Católica?
La idea del cristianismo, es ajena a eso; porque la Iglesia Católica tiene el tejado de vidrio. En veinte siglos no ha sido jamás un ejemplo de humildad. Ha sido un ejemplo de Poder, que ha confundido la difusión de un patrón de conducta, de amor entre los seres humanos, de solidaridad e igualdad de todos los hombres, con un sistema que contradice sus propias prédicas y que ha sido insensible al dolor humano, transformado el amor al prójimo en la táctica de la caridad ante la miseria sin hacer nada por la miseria misma; englobado en ella las morales y las materiales. Y enfrentado a los hombres forrada de oro.
Al cristianismo se llega en sentido contrario a donde nos indica el dedo del Papa. Está en nosotros cuando se parte el corazón al ver a los niños somalíes muriendo como pobres criaturas olvidadas por el Dios perfecto que corona el cayado de oro del Santo Padre y cuando pensamos que sólo la comida servida y dilapidada en el Cuatro Vientos pudo obrar otro milagro de los panes y los peces.
El derecho de cada cual a tener sus propias ideas es lo me permite discrepar de las que no profeso. El tema de las religiones supera cualquier intento de abordarlo en pocas palabras. Todos somos libres de asumir el sentido de la vida y de la muerte según nuestro propio parecer, incluso cuando esté condicionado y no sea una convicción sino un concepto hereditario. Es difícil en el siglo XXI interpretar la religiosidad, toda religiosidad, sin pasar por el tamiz de las instituciones que las dirigen, que no dejan de ser organizaciones de afiliados a una doctrina. Es el caso del Vaticano.
A casi veinte siglos del surgimiento del cristianismo, sería una torpeza no reconocer que es ésta una idea redentora del ser humano, como otras con sus propios valores; porque si hubo un solo Dios que nos creó a su imagen y semejanza, fue él quien plantó las diferencias de credos y culturas. Por supuesto, habría sino menos traumático que la Verdad se nos revelara a todos y no a una parte de todos y, en especial, a unos pocos elegidos.
Los elegidos, los intérpretes, los que organizan la vida espiritual –o no-- de los humanos, son el punto débil de toda Idea; porque la homogeneidad de una Idea, cual fuere, es el resultado de la influencia de un solo punto de vista y de su imposición, facilitada por la docilidad de la mediocridad y su temor a trasponer patrones de conducta. El silencio de los corderos. Basta que una Idea sea acaparada por una casta que la haga suya, y la interprete a su manera, para que se extienda la sombra del fanatismo. Y al fanatismo ya todos lo conocemos, siendo el religioso el peor de todos por su dogmática irracionalidad.
Entonces, una jerarquía como la católica, personificada en el Papa, puede perder las esencias realmente religiosas para adquirir las tonalidades de la manipulación. Ni el Santo Padre, ni toda la estructura del poder eclesiástico representan el ideal de cristianismo; en cambio, ellos se permiten cerrar el círculo del bien y el mal en torno a una institución de los hombres, creada por los hombres y con una historia oscura de la que tenemos que hacer abstracción cada vez que nos dirige la palabra. Es imposible que una iglesia con tantos errores de toda índole, desde los asesinatos del oscurantismo hasta el lavado de dinero del Banco Ambrosiano, sea la guía espiritual que Dios puso en su lugar para mediar con los hombres.
El cristianismo siendo un Ideal, tiene el apelativo de una corporación presidida por el Papa. El cristianismo no es la Iglesia Católica con su mala costumbre de llamar rebaño a las personas, que piensan por sí mismas, y de llamarse pastores, imagen que no toma en cuenta la necesidad de los perros en el rebaño. El cristianismo sí podría ser un modelo de coexistencia que viene andando desde el ejemplo de un hombre trascendido en el mito o en la metáfora del sacrificio por los demás y el amor al prójimo. Sólo con eso bastaría para que pudiéramos identificar a Dios en nosotros mismos e intentar seguir un modelo que es el más digno para la humanidad.
¿Pero cómo creer que podríamos ser mejores si esa corporación pone en boca de su máximo representante la aseveración, presunta indicación divina, de que nadie podrá alcanzar a Dios en solitario, sin la mediación de la Iglesia Católica? Es ésta una desafortunada afirmación que niega las raíces de la metáfora y la condiciona a una disciplina, a una liturgia, a un dogma de sometimiento del libre albedrío. ¿No es un contrasentido, aún desde la perspectiva de la Iglesia, asegurar que sólo podrían llegar a Dios los acudan a ella en su busca? ¿Acaso no será ésta una interpretación desmedida del papel de los hombres en las cosas de Dios? ¿Sólo late la bondad humana en católicos practicantes? Habría que pensar que Dios no cometería la torpeza de propugnar un sectarismo primitivo que ya le he hecho daño suficiente a la humanidad. ¿Estarían también condenados los que ni siquiera tienen noticia de la existencia de la Iglesia Católica?
La idea del cristianismo, es ajena a eso; porque la Iglesia Católica tiene el tejado de vidrio. En veinte siglos no ha sido jamás un ejemplo de humildad. Ha sido un ejemplo de Poder, que ha confundido la difusión de un patrón de conducta, de amor entre los seres humanos, de solidaridad e igualdad de todos los hombres ante los ojos un Ideal, con un sistema que contradice sus propias prédicas y que ha sido insensible al dolor humano, transformado el amor al prójimo en la táctica de la caridad ante la miseria sin hacer nada por la miseria misma; englobado en ella las morales y las materiales.
Al cristianismo se llega en sentido contrario a donde nos indica el dedo del Papa. Está en nosotros cuando se nos parte el corazón al ver a los niños somalíes muriendo como pobres criaturas olvidadas por el Dios perfecto que corona el cayado de oro del Santo Padre y cuando pensamos que sólo la comida servida y dilapidada en el Cuatro Vientos pudo obrar otro milagro de los panes y los peces.
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Yo solo tengo que decir ante este articulo, que la persona que ha escrito esto conoce muy poco la la labor que realiza la Iglesia,con todos mis respetos para la persona que lo ha escrito, ya que es la Iglesia la que trabaja con los mas pobres, hay miles de misioneros, hombres y mujeres repartidos por todo el mundo,muchos de ellos Españoles, estan en los lugares donde la pobreza es mas extrema,y alli donde no ha llegado la coca-cola, estan ellos,son herues anónimos,que no quieren publicidad,no han ido en busca de aventuras,pero viven la aventura total de sus vidas,no han descubierto el mundo,pero lo estan haciendo un poquito mejor,se juegan la salud y la vida y muchas veces las han perdido, han entregado sus vidas a los demas, y eso les hace mucho mas admirables y hacen lo que hacen, por amor a DIOS Y A LOS MAS POBRES, esta es nuestra Iglesia, con fallos y defectos.
No confunda used las autenticas vocaciones de personas desinteresadas que todos y yo el primero aplaudimos, con la iglesia como institución de ladrones consumados que se aprovechan de la ignorancia de personas crédulas.
Tengo el honor de conocer a varios de estos misioneros que usted pone de ejemplo y le aseguro que en la intimidad reniegan y critican a la institución como tal.
¿Recuerda usted a los protagonistas de La Teología de la Liberación, asesinados? ¿Por que la iglesia sigue amparando a los asesinos?
¿Por que la iglesia sigue celebrando misas en el lugar donde se enterro al asesino nº 1 de España?
Parece que ha escocido la visita. Que pena que solo nos acordemos de los niños somalies para echarselos en cara al Papa. Esta claro que aquí cuando no nos imparten doctrina unos lo hacen otros.
La disertación que hace Ud. sobre el cristianismo, no las pueden entender quienes han apostado toda su vida en ganarse, eso que llaman cielo, a base de rosarios, misas, procesiones o ejercicios espirituales.
¿Quien le resarce ahora de sus dineros y tiempo dedicado a ello, si no tienen crédito ante su Dios, según Ud. lo interpreta?
¿Quien es Ud. para interpretar los designios de Dios?
La interpretación de lo divino, solo le esta reservado por obra y gracia del espíritu santo, a los elegidos, a quienes se manifiesta con forma de lengua de fuego sobre sus cabezas.
¿A Ud. se le a posado sobre la cabeza? Seguro que no, porque yo no he visto chamuscado su tupe.
Yo que soy muy curioso, me aliste a unos ejercicios espirituales de esos que duraban un mes (en estos temas tan trascendentales, el tiempo no debe afectar a las meditaciones) con la intención de despejar ciertas incógnitas que me han asaltado desde que tengo uso de razón, una de ellas es el Misterio de la Predestinación.
A la segunda noche, saque este tema, con la convicción que nuestro padre espiritual despejaría mis interrogantes, pero más que despejarlos los enmaraño, intentando que yo lo asumiera a través de la fe, y como esta palabra la desconozco, me invito a despedirme de dichos ejercicios, por lo que aun sigo de noche oscura en estos temas.
En cuanto a los niños de Somalía, Etiopía, o los del susuncordan, es cosa del destino, no han tenido suerte, que le vamos hacer.
Tenga cuidado, no despierte la "conciencia" de quienes maternalmente le acogen en su seno. Amen.
A. Sobral.
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