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La Covatilla. Una visión estoica del desastre
Alberto Segade Illán
Peor, imposible. La primera nevada ha caído sobre La Covatilla este sábado 26 de octubre y la estación está cerrada, sin personal ni mantenimiento, desde hace meses, con dos de los cuatro remontes fuera de servicio y los otros dos desmontados, la página web y las redes sociales desatendidas desde el pasado mes de abril, no se ha llevado a cabo ninguna gestión comercial o de promoción. No se ha hecho nada. Los procedimientos administrativos se han llevado a cabo mal y con retraso de varios meses, lo que ha provocado que no se hayan podido comenzar (ni siquiera tienen fecha para su inicio) las tareas necesarias para las revisiones reglamentarias. Por mucho que nieve este año, no se podrá esquiar en nuestra sierra.
Tanto el alcalde como la concejal delegada de la estación de esquí (que se han quedado solos con esta patata abrasadora en sus manos, pues prácticamente nadie, según me cuentan, les acompaña en este viaje) son los responsables directos de un desastre que afecta de manera directa a muchas empresas en la zona, por su negligente gestión, que ha consistido, principalmente en no hacer nada, ignorando los numerosos mensajes que, como me consta, les han llegado a lo largo de los últimos meses advirtiéndoles de lo que podría pasar.
No han ofrecido ningún tipo de explicaciones sobre la nefasta temporada anterior, ni han dado cuenta alguna de sus resultados económicos. Tampoco han comparecido para esclarecer los motivos de que estemos como estamos. Ambas cosas urgen, porque si la situación de La Covatilla era complicada hace año y medio, cuando ellos tomaron las riendas, ahora está infinitamente peor. Es más, ni siquiera está en condiciones de funcionar a medio plazo.
Ante este panorama, quienes tendrían que hacerse cargo del mismo, se descuelgan con la propuesta de crear una comisión sobre el futuro de la estación de esquí en referencia a su gestión y `desmunicipalización´ para que una empresa se ocupe de la explotación. Es decir, que ya han escrito ellos mismos el dictamen, puesto que no contemplan otras posibilidades, como, por ejemplo, la creación de una sociedad pública o sociedad mercantil municipal, que es el modelo de gestión aplicado en la práctica totalidad de las estaciones de esquí españolas de titularidad pública.
En todo caso, si, para quitarnos el muerto de encima, hay que vender, alquilar o regalar la estación de esquí a una empresa; tendríamos que reconocer que va a ser difícil traspasar un establecimiento con tantos desperfectos. A lo mejor, es más prudente arreglarlo primero con los fondos asignados y pendientes de realizar y luego sacarlo al mercado (unos fondos, por cierto, en los que un millón de euros pende de un hilo si no se gasta antes de fin de año).
Pero, al margen de que esta comisión pueda llegar a constituirse, esta maniobra no deja de ser más que un pase de pecho para escurrir el bulto. Lo primero que tienen que hacer quienes, por omisión de sus funciones a lo largo del último año y medio (de lo que no pueden culpar a nadie más que a ellos mismos) han provocado este caos al que asistimos; es exponer razones convincentes para justificarlo o, en caso contrario, reconocer su fracaso y dimitir en consecuencia. No nos despistemos con debates paralelos, esto no puede quedar en agua de borrajas.
Con todo, el único aspecto positivo de este drama, es que, llegados a este punto y certificada la defunción del modelo de gestión directa por parte del ayuntamiento, se puede partir de una hoja en blanco para planificar el futuro. Una vez solventadas todas las incertidumbres urbanísticas o ambientales tras la aprobación de la D.I.A. en 2007 (Publicada en el BOCYL de 17-01-2008, que recoge todas las actuaciones pasadas y regula las futuras en la estación de esquí) y adquiridos por el ayuntamiento desde 2014 los terrenos donde se ubica (salvo la finca de El Tremedal) no hay elementos de base que comprometan la seguridad jurídica de cualquier planteamiento, como sí ocurría al inicio de su actividad.
Tenemos, pues, una buena oportunidad para reconducir la situación, aunque solo sea porque no queda más remedio. En la Grecia antigua los estoicos aprendieron a sacar ventajas ante los desafíos, o, como se suele decir, hacer de su necesidad virtud. Si hacemos las cosas bien y no repetimos los mismos errores, si nos fijamos en lo que funciona en otros sitios, si nos asesoramos adecuadamente y somos capaces de llegar a acuerdos sobre una base sólida, compartiendo compromisos y responsabilidades; es posible que no la desaprovechemos.
Copiemos a los estoicos, no solo sacando ventaja de la desventaja, sino enfrentando la razón a la estulticia y el desorden.
Alberto Segade Illán. 26 de octubre de 2024.
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hace 2 días 16 horas - Pues según La Gaceta
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hace 2 días 17 horas
No tiene ningún sentido seguir insistiendo en la Covatilla porque la mayoría de los millones de euros invertidos sea dinero público. El tiempo ya ha demostrado lo que puede dar de sí. Cuanto más dinero se gaste allí, más desguace será.
Y cerrada tenia que estar desde hace una década, pérdida de dinero total. que solo interesa a los cuatro interesados que sacan rédito de ella
Más que estoicismo lo que se pide a Béjar es ser Numancia, sin autobús, con las cañerías podridas, con una asistencia sanitaria muy deficiente, sin plazas en residencias públicas para la tercera edad, sin trabajo, sin limpieza,sin asistencia a discapacidad y sin y sin....Una población de edad y otra en precario que está aguantando lo que no está en los escritos.
Y con un Centro Deportivo que es una locura gastarse un céntimo de euro más del pueblo de Béjar.
Para esta semana se anuncian 17 grados, la nieve será una vez más un visto y no visto, aunque algunos se emocionen nada más verla y vean los alpes suizos en Béjar,o Sierra Nevada por cierto tampoco son lo que eran.
Le agradecería que esto mismo lo explique usted con calma en una tertulia en la radio, tenga en cuenta que hay muchas personas que no tienen acceso a internet. Gracias.
Después de las falsedades y engañifas para autorizar la construcción del engendro, después del fiasco en su funcionamiento y la persistencia de los daños ambientales, lo más sensato sería no perseverar en el error y ponerse cuanto antes a desmantelar, vender la chatarra (a menos perder) y renaturalizar. José Muñoz Domínguez
Al margen de que La Covatilla deba cerrarse o mantenerse, que razones hay para ambas alternativas, lo importante de este asunto es la nefasta gestión realizada.
El problema no es que La Covatilla sea un desastre, sino que los desastres son moneda común en la gestión de nuestro ayuntamiento, con un equipo de gobierno incapaz y desnortado, que no solo va a terminar convirtiendo la estación de esquí en chatarra, sino que puede pasar lo mismo con todo lo demás.
Están tardando en dimitir.
Estamos tonto o que nos pasa? Pero que cojones de empresas han gestionado la Puri y el Luis Fran,si siempre han estado al cobijo de la politica, a estos le das un kiosco de pipas y lo llevan a la ruina.no tiene ni puta idea de lo que se traen entre manos.
A ver si la denuncia a Ara prospera y te vemos en la cárcel. Ganas
Que mala persona eres para desear la cárcel a alguien,tienes lo mismo de mala persona que de cobarde ya que la mencionas podías firmar el comentario.
y Este señor es ejemplo de algo? pero si cuando el estuvo fue un desastre...
Si para usted, anónimo opinador que tira la piedra y esconde la mano sin dar la cara, Levantar una estación de esquí desde prácticamente cero, teniendo que resolver graves problemas ambientales, urbanísticos y registrales, que derivaban de su muy deficiente ejecución inicial, manteniéndola abierta y en funcionamiento durante trece temporadas consecutivas, con resultados de explotación positivos, sin fallar ninguna, abriendo todos los años la totalidad del dominio esquiable y siendo de manera habitual la primera estación de España en abrir y la última en cerrar; presentar cada año nuevas pistas, remontes, vehículos, edificios y sistemas para la producción de nieve; publicar cada año una revista promocional que recogía la oferta turística de toda su zona de influencia, que se distribuía en toda España y Portugal, organizar durante varios años los cursos universitarios de verano en relación con el turismo de montaña y diferentes congresos y reuniones de la Asociación Española de Estaciones de Esquí y Montaña de cuya Junta Directiva y diferentes comités formábamos parte y llevar a cabo todo ello a nuestra costa sin gastar un solo euro de dinero público, teniendo, además que pagar una renta al ayuntamiento es un desastre, explíquelo otra vez porque no lo entiendo.
Seguramente podríamos haberlo hecho mejor. Pero el verdadero desastre comenzó hace diez años, cuando el ayuntamiento se hizo cargo de las instalaciones, tras negarnos la posibilidad de compensar las inversiones que se habían realizado y pasarnos una factura imposible de pagar que nos condujo a la ruina.
Desde entonces se acabó la presentación de nuevas pistas (de hecho ahora son menos), edificios o remontes, ya no hay revista promocional, la estación abre sus pistas menos días que cualquier otra, se suspenden los programas escolares, los remontes permanecen largos periodos de tiempo fuera de servicio (en el momento actual esta situación afecta a los dos principales), la página web está desatendida desde hace meses y se pierden cada año cientos de miles de euros (o millones) de dinero público.
Pregúntele a los propietarios de casas rurales, hoteles y restaurantes, o a quienes invirtieron en negocios relacionados con la nieve y la montaña, si aquellos años fueron un desastre. También a las numerosas empresas bejaranas que trabajaron con nosotros, o a las gasolineras y superficies comerciales.
Todo ha ido peor aquí desde hace diez años. Las restantes estaciones de esquí también han sufrido crisis, cambio climático, inflación y pandemia (las pequeñas y las grandes) pero ahí están todas, a finales de octubre, vendiendo su forfait de temporada, anunciando novedades y comercializando paquetes con agencias, empresas, colegios y otros colectivos, en coordinación con los alojamientos de su zona de influencia. Quizá nieve menos que antes, pero estarán preparados para aprovechar lo que caiga.
Como fue habitual aquí hasta 2014.
Alberto Segade Illán.
La ruina de gecobesa no la marcó la factura que dice usted. Llevaban 10 años sin pagar el canon del pliego de condiciones 600.000 euros . Que se podía hacer con la compensación de inversiones , pero eso requería de comprobación y confrontación de las mismas . Y no da lo mismo inversión que gasto corriente de explotación .
Convendría recordar que el cemento. Ladrillos y cristales en la Covatilla valían 5 veces más , sería por la altura ???
La ruina de gecobesa probablemete fuera marcada por otras causas .
Que funcionó más o menos bien , pues si.
No el desastre catastrófico que vino después
Cinco años después de la ruina de Gecobesa el Tribunal Contencioso Administrativo sentenció que la actuación del ayuntamieno fue arbitraria e injusta y que quien había eludido la confrontación y comprobación de las inversiones, fue el ayuntamiento.
Alejo declaró tras la sentencia que "había sido en defecto de forma".
Pero Gecobesa ya estaba muerta y enterrada, por lo que ya no había posibilidad de reclamaciones, ni revisiones, ni negociaciones, a pesar de la sentencia favorable.
Aún así, eso forma parte del pasado y ya no tiene remedio.
Lo importante ahora es recuperar la buena gestión de las instalaciones. hay buenos ejemplos en España de estaciones de esquí de titularidad pública que funcionan muy bien gestionadas a traves de sociedades mercantiles con capital público, que pueedn admitir socios tecnológicos o sumar a otras instituciones a su accionariado.
Yo creo que ese es el camino, una sociedad pública en la que podrían integrarse el resto de recursos turísticos de la ciudad que dependen en su casi totañidad del ayuntamiento.
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