Duquesa de Béjar. Retrato de Goya.La Televisión Española ha dado a conocer hoy un hallazgo realizado por el Archivo de la Nobleza, que tal vez no sea sino la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional: un par de condones hechos de piel de cerdo, según creo haber escuchado, lo que no me impide pensar que serían más bien de tripas de cerdo, por obvias razones, como otros que se conservan. Los condones encontrados datan de 1814 y fueron casualmente hallados entre documentos del Duque de Béjar, a quien se le atribuye su propiedad. Uno de ellos… estaba usado.

Bueno, bejaranos, esto sí es una noticia para Béjar. Los preservativos o condones, artilugios anticonceptivos de uso masculino, son anteriores a Cristo. Pero tardaron mucho tiempo en ser un producto común. No fue sino hasta finales del siglo XIX que los ingleses comenzaron a producirlos de látex. En 1814, a pesar de existir, eran algo raro y pecaminoso. No es por gusto que aún hoy la Iglesia en España, si bien no se opone, recomienda la abstinencia. En 1814 los preservativos del Duque debieron ser toda una herejía.

Por tanto va una primera pregunta: ¿De dónde el Duque sacó esos condones? Con toda seguridad, no se vendían en ningún lugar; entonces, apenas se tenían noticias de que tales cosas existieran. ¿Significaría esto que tendríamos en 1814 un artesano bejarano capaz de producirlos? Si fuéramos Sherlock Holmes nos preguntaríamos también si con semejante materia prima y un artesano que satisfacía los pedidos de su señor, ¿sería Béjar una ciudad en pecado? ¿No serían los preservativos un reclamo popular satisfecho por una industria local clandestina? ¿O será acaso –echando al vuelo la imaginación— que Béjar resulte ser la cuna del preservativo europeo?

La segunda pregunta es de qué Duque nos habla la noticia. El 1814 no había Duque de Béjar, sino Duquesa de Béjar. Él, Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, había muerto en 1807 y el ducado no era por derecho propio sino por su matrimonio con María Josefa Pimentel Tellez-Girón. Él era el Conde de Osuna y ostentaba otros cuatro títulos. Y ella era la Condesa de Benavente y tenía veinticinco títulos nobiliarios. Quiero creer que no fuera una dama que parece tener un Récord Guinnes de títulos, lo tenga también como precursora del uso del condón y su manufactura; para no entrar en el escabroso tema de la conservación de alguno, usado como fetiche de una aventurilla a los cuarenta y dos años. En fin, ¿cuál fue el Duque empleó aquellos preservativos? En cualquier caso, una nota de misterio siempre vende.

Pues de todo eso resulta que Béjar tiene argumentos para sustentar ser la madre del Condón Originario con homologación europea y el punto de irradiación de su empleo en el mundo entero. O sea, bejaranos, tenemos la denominación de origen de un producto que se consume en todo el mundo. Imaginemos que las fábricas textiles se reconvirtiesen en fábricas de condones: pondríamos fin al paro. Abriríamos el Museo del Condón y la gente vendría atraída por la ciudad que ha salvado al mundo de la superpoblación y de las enfermedades de transmisión sexual. Béjar florecería a la sombra del amor… y de sus condones, que, inexorablemente tendrían que llamarse Condones Duque de Béjar… únicos desde 1814.

¡Vaya puta vida la que nos daríamos!