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La Cometa 39: Conservación del entorno
Amalia Hoya
Hace unas semanas tuvo lugar en el Casino de Béjar la presentación de mi novela Vínculos de Sangre, organizada por el Centro de Estudios Bejaranos y en la que estuve muy bien acompañada por el escritor madrileño afincando en Béjar, Iván Parro Fernández, que me preguntó por mis nuevos proyectos. A riesgo de hacer espóiler, respondí que acabo de comenzar otra novela policiaca, en la que uno de sus protagonistas es un incendiario, un hombre que quema bosques y pastos por venganza y también porque está enfermo: es un pirómano.
Elegí este tema por la preocupación que me causa la proliferación de los incendios de verano en España y en otros muchos países, solo hay que ver lo que ha ocurrido en Canadá y Estados Unidos, un problema muy serio que debería inquietarnos a todos teniendo en cuenta el avance a pasos agigantados del cambio climático, cuyas consecuencias estamos sufriendo. Si no se limpian los parques y los montes antes de la época estival, basta un descuido: un cigarro sin apagar, una barbacoa, un pícnic hecho en lugares poco adecuados, la quema de rastrojos a destiempo, etc. y surge el desastre. Sin contar que, en algunas ocasiones, estos incendios son provocados por venganza o por la ambición de quienes pagan a desaprensivos por quemar los montes. Las zonas devastadas tardan mucho en repoblarse y en ocasiones son irrecuperables, por lo que, más pronto o más tarde, podrían acabar convertidas en urbanizaciones carentes de personalidad, al ser idénticas en todas partes.
Aunque no está en mi mano ofrecer soluciones ni soy experta, ya que desconozco el problema en profundidad, creo que siempre es mejor repoblar estos terrenos que usarlos para seguir construyendo en la periferia. Quizá habría que sopesar la posibilidad de usar parte de las subvenciones, que a veces reciben las comunidades autónomas, y rehabilitar los centros históricos de los pueblos y pequeñas ciudades; es decir, ayudar económicamente a la población para que convierta los interiores de las viejas casas en confortables y modernos, pero manteniendo intacta la fisonomía de las fachadas, propia de cada zona del país; así se evitaría que el casco antiguo de estos lugares se convierta en ruinas y sus habitantes se vean obligados a abandonarlos. Como me gusta predicar con el ejemplo, estoy rehabilitando una vieja casa heredada de mi abuelo, a pesar de que habría
sido más barato comprar un piso nuevo en la periferia de Béjar, algo que jamás haría pudiendo contribuir a restaurar la zona antigua.
He nacido en Béjar, amo este lugar y siento por él un gran respeto. Aquí están mis raíces, la poca familia y amigos que me quedan y, cada vez que vengo de visita, sufro al ver que ya no es lo que solía ser. Este verano me ha impresionado el abandono de la espléndida naturaleza del entorno, por ejemplo, los montes que rodean la carretera del Castañar, que si no se desbrozan y limpian pronto de la maraña de hojarasca, hierba seca y troncos caídos, temo que corren serio riesgo de incendio; pasa igual con el jardín de El Bosque, patrimonio histórico que debería estar impoluto, bien cuidado y ser un reclamo para los turistas; lo mismo, el sendero de las antiguas fábricas; la subida a Monte Mario, cuyas escaleras amenazan con formar parte del monte no tardando mucho, o el merendero de Santa Ana, etc.
En otra época, Béjar tuvo un pasado glorioso y una industria importante. Recuerdo muy bien el humo de las chimeneas, el sonido de las sirenas que anunciaba el fin de la jornada, seguido del bullicio de los operarios saliendo de las fábricas, así como la contribución y participación en el negocio del textil de algún familiar, y por eso me haría feliz verlas renacer; pero lo más probable es que ese esplendor no vuelva jamás. En el siglo XXI casi todo se fabrica en lugares lejanos, con baja calidad y mano de obra muy barata, lo que genera grandes beneficios contra los que es imposible competir. Por tanto, no queda más remedio que conservar en el recuerdo la riqueza del pasado y ayudar a que nuevas industrias se establezcan en Béjar. A lo mejor no son tan prestigiosas, pero basta que sean capaces de reflotar la economía e incentivar el crecimiento de la villa, al ofrecer empleos capaces de frenar el éxodo de una población que disminuye a toda velocidad. No cabe duda de que el mayor problema de Béjar es la falta de trabajo.
En el momento actual, la ciudad solo dispone de servicios mínimos en alarmante retroceso, lo que también impide atraer a los turistas. Los hoteles han sido sustituidos por pisos de alquiler que no ofrecen trabajo, dado que no necesitan contratar a nadie. Por supuesto, me parece muy bien que los propietarios alquilen sus pisos, algo que siempre se ha hecho con los estudiantes que venían y vienen a estudiar a Béjar y que ahora es extensivo al turismo, mi familia lo hacía y lo sigue haciendo; pero lo que deseo es que sean los propios bejaranos quienes se beneficien de los alquileres, en lugar de empresas anónimas o franquicias a veces dirigidas por extranjeros. La oferta gastronómica, antes tan rica y pujante, se ve igualmente afectada por el continuo cierre de locales y, excepto en pleno verano, a veces es difícil encontrar restaurantes o bares abiertos donde tomar un
simple bocado; otro motivo de disuasión para los turistas que prefieren irse enseguida a pueblos de la periferia.
A la vista de lo expuesto y para retomar el tema de los incendios con el que he comenzado el artículo, a Béjar todavía le queda el atractivo de la naturaleza exuberante que la rodea; por consiguiente, y siempre según mi opinión que no pretende molestar a nadie, me parece que sería preciso invertir medios, recursos humanos y las posibles ayudas estatales y de la Comunidad de Castilla-León para protegerla y conservarla, ya que, si llegase a desaparecer, a Béjar no le quedaría apenas nada.
Septiembre 2024
- Apreciado Alberto, me
hace 7 horas 31 mins - Título de la película:El
hace 13 horas 55 segs - Título de la pelicula: y
hace 15 horas 52 mins - Título de la película,
hace 2 días 1 hora - Tal vez no ha entendido lo
hace 2 días 11 horas - Aclarado lo del apellido.
hace 2 días 12 horas - Se equivoca mucho... La
hace 2 días 12 horas - NO fastidies, no dimite el
hace 2 días 12 horas - Si no fuera por que a la que
hace 2 días 17 horas - Disculpe por lo de Sr.
hace 2 días 18 horas
Los asuntos que plantea son complejos y difíciles de abordar siguiendo las consabidas soluciones desarrollistas, sesenteras, que todavía persisten en la mentalidad del bejarano medio. Hace falta salir de ese recetario para intentar reflotar nuestra ciudad con otras miras, con más conocimiento y sensibilidad que hasta ahora. Como usted, he rehabilitado mi casa en la Calle Mayor (aún quedan algunas obras por hacer), pero también me esforcé en presentar alegaciones contra las absurdas políticas urbanísticas de los sucesivos planes de (des)ordenación urbana que han condenado a la ruina al casco antiguo (declarado BIC-Conjunto Histórico en 1974, por cierto) al impulsar desarrollos de obra nueva hacia el este, en el Valle de las Huertas o en El Castañar, a veces incluso considerando como solar algunas de nuestras fábricas (inventariadas por el Ministerio de Cultura a través del IPCE desde 2003, curiosamente); estos planes han sido urdidos por gente que era y es arte y parte: presuntos arquitectos y presuntos urbanistas, constructores-destructores y políticos "apolíticos" (es decir, idiotas, en el sentido original de la palabra) en amigable connivencia sin otro objetivo que lo suyo frente a lo de todos: el pelotazo nacional versión bejaraní.
En cuanto al entorno, parte de él se integra en alguna figura protegida por la Red Natura 2000 de la Unión Europea (LIC, ZEPA, etc.) y forma parte de la Reserva Mundial de la Biosfera "Sierras de Béjar y Francia" declarada por la UNESCO en 2006, pero ninguno de esos reconocimientos de rango nacional, europeo o mundial han servido para que nuestros políticos tomen conciencia del valor de nuestro Patrimonio Histórico ni de nuestro Patrimonio Natural. Hace tiempo que Antonio Sobral advertía del estado calamitoso de nuestro Monte Castañar, en manos de familias de mucho apellido desde los tiempos de las desamortizaciones, cuando esas mismas familias partían el bacalao y tenían el Ayuntamiento a su favor para asegurarse los lotes de monte a su antojo. Ese trasvase de propiedad pública a bien privado no tiene remedio, pero el castañar en su conjunto necesita una profunda regeneración, pues además de las enfermedades propias del castaño (el chancro y la tinta, principalmente), está poblado por ejemplares centenarios que se cortan por turnos: esas aparentemente lozanas machoteras esconden debajo tocones muy ancianos que no tardarán en morir. A Antonio no le hizo caso ni dios.
En relación con El Bosque, y teniendo presente que en sus 35 hectáreas se representa buena parte de los usos y paisajes de nuestra tierra (huertas, prados y fresnedas, castañares con parte de rebollar, bosques de galería, etc.), desde el Grupo Cultural San Gil redactamos una propuesta múltiple de casi un centenar de páginas, presentada en agosto de 2016, en la que cada parte de esta villa de recreo pudiera generar empleo y se "salvara" a sí misma con su propio provecho, mediante usos históricamente documentados y tradicionales, y sirviera de ejemplo para la recuperación de sus áreas equivalentes en el resto del término municipal (puede descargar el documento en https://www.gruposangil.com/PropuestaGeneracionActividadEconomica.pdf). La propuesta se envió impresa a nuestros representantes locales y regionales, pero como a Antonio, nadie nos hizo ni puto caso, ni siquiera tuvieron la decencia de acusar recibo. Los mismos que despreciaron aquellas ideas han sido incapaces desde entonces de conservar y mantener mínimamente ese legado, han dejado el lugar sin jardinero todo el verano, dejado los prados sin segar y la maleza sin desbrozar, a la espera de que llegue el consejero Santonja a salvarles el trasero con su proyecto de hotel termal para privatizar el BIC a mayor gloria de alguna empresa del ramo (espoiler: sucederá este otoño).
Podría seguir con otros agravios y trenes perdidos, como aquel Plan de Intervención en la Comarca de Béjar, elaborado por geógrafos de la Universidad de Salamanca a mediados de los noventa, o el proyecto encargado y pagado por la Asociación Salmantina de Agricultura de Montaña (ASAM) en 2013, destinado a la recuperación funcional y patrimonial del tramo de vía férrea entre Béjar y Aldeanueva del Camino para ser utilizado por un tren con locomotora y vagones históricos al modo del conocido Tren de la Fresa entre Madrid y Aranjuez. Tanto el Plan de Intervención como el proyecto ferroviario de ASAM fueron enterrados por el alcalde Alejo Riñones, de infausta memoria, en algún oscuro pudridero. ¿Se puede hacer más?, ¿se puede hacer mejor? Seguro que sí. De momento no sería mal comienzo desterrar la mentalidad retrógrada y evitar el acceso al poder municipal de gente sin ideas, sin preparación y sin sensibilidad. José Muñoz Domínguez
Dos acotaciones:
1º Se te olvida, entre el sector pirómano, la caza. Sin ir muy lejos, el uno d elos últimos incendios en la Garganta de los Infiernos fue provocado por cazadores para facilitar su siniestra afición.
2º Gracias por rehabitar una casa antigua. Con la de dificultades que hay para hacerlo es un milagro que alguien lo intente. Para la mayoría de los alcaldes que ha tenido esta ciudad lo único interesante era obra nueva y recalificar.... ¿ Por qué sería? Nadie se ha preocupado del casco antiguo y, para más inri, lo han vaciado de servicios. Ya que que el Mercadona se pone donde quiere ( Si el ayuntamiento lo autoriza), pero ¿ Y el resto de cosas? En la Antigua se prometió un consultorio médico pq vive mucha persona mayor con dificultades para desplazarse... ¿ Si tienen una urgencia leve tienen que pagar un taxi para ir al ambulatorio con una pensión de 800€? Hace poco cerró una tienda de ultramarinos en Ronda de Viriato dejando a las personas mayores con dificultades para comprar algo tan básico como el pan ¿ Va a apoyar el ayuntamiento que se vuelva a abrir ese negocio tal y como está haciendo con la dichosa Covatilla?
Siempre hubo clases, desde luego el patrimonio natural es algo que debería protegerse e invertir al máximo en ello, es lo que queda. Preguntas:
1. A los propietarios de solares se nos manda cartas amenazantes.El edicto se ha publicado en este medio, con términos jurídicos que hacen temblar a los que no tengan formación, las manda el PP Y el PSOE. Ni Ayuntamiento, ni Junta hacen lo propio con sus propias obligaciones. Puede hacerse lo mismo con el monte? Seguro que sí no les da la gana, el caso es someter y ordeno y mando.
2. El turismo o es masivo o no es rentable, todo el mundo está renegando de él salvo zonas muy concretas como Benidorm, devora recursos. Además la política urbanística en Béjar es un desastre, se lo han cargado casi todo.
3.Siempre hubo pijos en el siglo x, XIX y XX. Suelen cambiar de bando. No se entiende muy bien que con mil y algo afiliados a la S.S,- pobres los que trabajan en negro- seguro que muchos, sin amparo ni protección sostengan a una población de algo más de 11.000 habitantes.
Béjar no es lo que fué, se necesita gente seria, formada y un poquito empática. Gracias a Guijuelo, y todas las poblaciones que dan trabajo, sin ellos Béjar sería como dirían los griegos una hecatombe.Estamos descapitalizados a nivel humano y capital,son muchos años de apariencias. Exquisiteces pocas.
Un auténtico escándalo la enfermedad mental justificada de una generación sin recursos. + Hospital comarcal, + inversiones públicas con cabeza y no trenecitos fantàsticos, ni multieventos municipales cutres a los que van siempre los mismos.
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