Bajo licencia de Creative Commons.
Carta de fuera (4), 12 de octubre de 2009
Querida Lucía: Lo primero de todo, tengo que pedirte excusas, a ti y a nuestros lectores, por esta tardanza excesiva en la contestación a tu carta del 12 de septiembre, (ya ves, hace justo un mes, qué vergüenza) en la que me contabas la procesión de la Virgen que tanto te emociona y las grandes fiestas de este año, con tanta gente en la calle, como un signo de desesperación o de huida hacia delante del pueblo entero, más que otra cosa.
Tampoco he podido ir a Béjar, como te había prometido, en fin, un desastre, pero tengo razones de peso y te las voy a explicar. Primero, a mediados de septiembre, un amigo mío, filósofo de cierto renombre, sufrió un accidente de tráfico (afortunadamente sin consecuencias graves) y me pidió, al no poder viajar él, que le sustituyera en un Congreso Internacional a celebrar en París en el que se había comprometido a presentar una comunicación. La verdad es que mis únicos méritos para estar ahí eran la confianza de mi amigo y mi dominio de la lengua de Molière. Así que allí me tienes.
El tema del Congreso ha sido “Los retos de la educación sentimental ante la vorágine del siglo XXI” y tengo que reconocer que ha sido una experiencia interesante. La comunicación que presenté en nombre de mi amigo se titula: “Nuevas relaciones, nuevas soledades”, un ensayo inteligente (y radical, en cierto modo) que armó bastante revuelo. Mi amigo es un gran provocador, con fama de enfant terrible que cultiva con pasión. En fin, no aburramos a nuestros lectores, si te interesa, te pasaré la comunicación por mail.
Después del Congreso, con la excusa del viaje, me quedé unos diez días en París recordando mis viejos tiempos en el Barrio Latino, cuando tuvimos la revolución a sólo un paso de nuestros deseos (sin salir de los bistrots, bien entendu).
Y a la vuelta, me encontré con el instituto en estado efervescente, el curso ya medio empezado, así que me ha sido imposible viajar al pueblo. Habrá que dejarlo para Navidades, cuánto lo siento, luciérnaga.
Pero tratemos asuntos del pueblo que es a lo que nos comprometimos con el director. Pues bien, de las lecturas de bejar.biz de este último mes, me han interesado sobremanera tres cosas, a saber:
- La polémica suscitada por el cierre de bares de la plaza el día del pregón de las fiestas.
- La polémica suscitada por el comunicado de un grupo de vecinos de La Antigua denunciando el retraso de las obras del Plan E.
- La polémica suscitada por el comunicado de UPS denunciando el abandono del Casco Histórico de Béjar.
Si lo miramos bien, las tres cuestiones están relacionadas, y si las saco a colación es porque han generado una gran participación ciudadana en la revista en forma de comentarios, como nunca había visto. Al final, el gran tema de fondo es la ruina galopante de la ciudad histórica, desde el Murallón hasta La Antigua, el despoblamiento, el abandono generalizado, el polvo que avanza, y todo ello, ante las narices de nuestros gobernantes o, lo que es peor, contando con su valiosísima colaboración.
Así que no puedo estar más de acuerdo con todas esas denuncias vertidas por el gremio de restauración de la Plaza, por los comerciantes, por los vecinos de la calle Mayor, de la Plaza y de La Antigua. Las sucesivas Corporaciones, desde el reinado de Riñones, no nos remontaremos más atrás, no han hecho más que pregonar que uno de sus principales objetivos era fomentar la rehabilitación y recuperación del Casco Histórico, pero la “real politik” de unos y otros ha sido, casi siempre, bien distinta.
El caso es que si uno tiene la paciencia de leer esos farragosos documentos del nuevo Plan General, tanto el abortado en el último año de Riñones como el nuevo que ha parido el alcalde González, siempre te cuentan la misma patraña: “que es un plan de ordenación para recuperar el casco histórico”. Mentira y gorda. (Ya nos lo explica, con pelos y señales, Manuel Velasco en sus artículos de esta revista digital con bastante más precisión y conocimientos que yo). Comienzas a destripar los planos de ordenación y descubres que se prevén más de tres millones de metros cuadrados de nuevo suelo urbanizable, en un continuo urbano desde Vallejera hasta el Rosal, y que sólo en el valle de las Huertas se prevé el desarrollo de cuatro polígonos consecutivos, desde la travesía de Santa Ana hasta la fábrica de Gómez Rodulfo, para uso residencial, donde se prepara la implantación de 1.500 nuevas viviendas en torres de hasta doce plantas de altura. Y eso, sin contar lo de la Condesa, evaporada en la niebla, no se sabe si viva o muerta, en donde caben más de 2.000 viviendas.
Dime, Lucía, ¿cómo va a pararse la despoblación del Casco Histórico con esa política urbanística, en la que se propicia la construcción de nuevas viviendas a mansalva, por todos los ámbitos del Municipio? ¿No sería lo lógico contener drásticamente el crecimiento fuera del Casco y destinar los recursos económicos a rehabilitar, de verdad, dicho Casco? ¿No sería lo lógico fijar a la población ubicando equipamientos de ámbito general, como el hospital comarcal o el campus universitario, en la zona del valle de las Huertas adyacente al Casco Histórico, en lugar de seguir propiciando una ciudad que crece, sin orden ni concierto, en mancha de aceite, allí donde les da la real gana a los promotores o propietarios del suelo? ¿Por qué mentirán tanto los políticos, si además, es tan sencillo desenmascararlos?
Hablando del Casco Histórico, me vienen a la memoria nuestros tiempos mozos, con la calle Mayor a reventar, los domingos por la tarde. ¿Te acuerdas? Yo salía del cine de los salesianos hacia las ocho y subía, con los amigos, al encuentro de mis padres, que salían a pasear y a comprar el periódico a la librería de Márquez. La calle atestada de bejaranos, subiendo y bajando, charlando, saludándose, la ciudad alegre y confiada. Recuerdo los juegos incansables de persecución entre muchachos y muchachas, por grupos, las miradas y guiños, el escondite en los portales o callejas para ver o que no te vieran, la parada en la confitería de Castaño. Yo, como bien recordarás, era un enamoradizo y nunca me hacían caso las chicas que me gustaban, las cuales acababan siempre fijándose en alguno de mis amigos, más alto y más guapo que yo, bastaba poco, la verdad. Cuántas veces, Lucía, acabé en el portal de tu casa, ya de recogida, donde me consolabas, pequeñaja y sabia como siempre, diciéndome que todas eran unas pijas, que ya encontraría una buena chica de verdad. Pequeña luciérnaga, siempre supiste más que yo del amor (y de todo lo importante).
Bueno, lo dejo por esta vez, en la próxima prometo ser más diligente. Pero antes, quiero decirte que, muchos días, en muchos momentos (cada vez más), siento una sana envidia de vosotros los que os habéis quedado, los que pertenecéis, con derecho propio, a esa tierra, a pesar de las dificultades que atraviesan la ciudad y vosotros mismos. Ahí tenéis las raíces, estáis y sois. Yo en cambio, que he caminado tanto por el mundo, por tantos países y lenguas, me he quedado sin terruño, sin hierba sobre la que andar, así lo siento a menudo. Conseguí posición a cambio de melancolía.
Con un fuerte y nostálgico abrazo, Juan
P.D. del director: Tal y como expresamos en la presentación de esta sección, animamos a cuantos bejaranos quieran aportar sus ideas u opiniones sobre la ciudad y sus problemas, sobre su presente y su futuro, a que nos escriban cartas de cualquier extensión y las envíen a la siguiente dirección de correo electrónico cartasdedentroyfuera@bejar.biz , adjuntando su nombre y dirección. Gracias.
- Usted no sabe nada de mis
hace 10 horas 44 mins - Estimado "Odia Estado":
hace 11 horas 34 mins - Ya me he caído de la burra,
hace 21 horas 7 mins - En paz le dejo, a usted y a
hace 1 día 7 horas - Entiendo que usted sea un
hace 1 día 8 horas - Muy bien José Muñoz,
hace 1 día 10 horas - ¡Y dale con lo de
hace 1 día 23 horas - Han convertido a Béjar en
hace 2 días 2 horas - He visionado el pleno y
hace 2 días 3 horas - Tu la primera
hace 2 días 5 horas
A este Juan le digo yo que muchas ganas de volver no habrá tenido, porque plazas vacantes han quedado en varias ocasiones y ha podido pedirlas, pero, claro, "una cosa es predicar y otra es dar trigo", para acá se iba a querer venir alguien que se permite dar conferencias en París. En esta ciudad muchas plazas se han perdido por las ansias que tenían los profesionales que las ocupaban de vivir en capitales y en lugares con más oportunidades para sus hijos. ¿Ya no se acuerda nadie de los tiempos en los que quitaron la rama química del entonces Instituto de Formación Profesional?(Hace unos veinte años,claro).Lo mismo ocurre con los especialistas médicos, y no hablo solo del hospital público, sino de consultas particulares, ¿de cuántas especialidades hay consultas particulares en Béjar?. Suma y sigue.
me ratifico y estoy totalmente de acuerdo con el invitado anterior, aunque no tengo el gusto de conocer a Juan Personalmente, no sé de que da las conferencias ni a que se dedica, pero da ha entender por el título de ellas, que es psicólogo o sociologo o como su amigo, filósofo, o vete tu ha saber qué; y por otra parte me parece muy mal criticar de oidas o por las cartas que le envía su amiga, Lucía; sin conocer in situ los problemas reales de nuestra "vendita" tierra.
MIS SALUDOS MAS CORDIALES.
Enviar un comentario nuevo