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Carta de dentro (5): Béjar, 19 de noviembre de 2009
Querido Juan:
Nada me gustaría más que poder decirte que ya hay nieve en la sierra, pero por desgracia los primeros copos fueron tan escasos, que ya se los llevó el agua.
He leído y releído tu carta varias veces, que te has quedado ahí, prendido entre la nostalgia y la duda. Cierto “hay tentaciones en las que sabes que caerás irremisiblemente”. Sabes también que la niña Lucía sacará su genio como de costumbre, cuando lo merezcas, Juanolas. Te diré por qué, y es que no sé si en algunos momentos dices lo que dices de buena fe o simplemente me obsequias con ese humor tuyo tan especial: la alusión a “mis raíces”, “el no moverme del terruño”, “que es el sitio ideal para enterarse de lo que pasa en el mundo”, ¿es sincero? o ¿estás tomándome el pelo?
En fin eso y todas tus preguntas en batería.!!!MON DIEU!!!!.
Las contestaré, de acuerdo, a mí también me lo pide el cuerpo, aunque no a todas.
el esfuerzo titánico de las antiguas fábricas, las orgullosas chimeneas… y más aún, Juan, la sangre, el sudor y las lágrimas de los hombres y mujeres, en alpargatas, que lo hicieron posible
¿Dónde está su encanto, si es que alguno tiene? ¿Dónde reside su belleza, su fatal atracción, aparte de ese ombligo enorme que atesora?. PUES CREO, Juan, que en ese paisaje verde, ocre, gris… el mismo que tú llevas en los ojos desde siempre y, lo que es peor, en el carácter.
Quizá no te acuerdes de ella voluntariamente, ya sabes, “no hay peor ciego que el que no quiere ver”; tienes razón en el paisaje, y en el medio del ombligo que tú citas, el poblado centro y punto de fuga, el alargado escenario, el cerro orientado a todos los vientos, inacabado. Sí, lo ves, llevaste contigo el paisaje. ¿Por qué entonces me preguntas si aún te reconoces en él? Retorcido y amable a un tiempo, Juan, ese eres tú. Todo el esfuerzo titánico de las antiguas fábricas, las orgullosas chimeneas… y más aún, Juan, la sangre, el sudor y las lágrimas de los hombres y mujeres, en alpargatas, que lo hicieron posible. Yo respondo, hablándote posiblemente de lo único que tú no has querido hablar, del paisanaje. Observa Juan, mira cómo destaca, porque tú precisamente lo has olvidado. Y hace daño su ausencia, daño, por las vidas invertidas en levantarlo, por los pleitos contra el Ducado, por los días urdidos de sol a sol, por las huelgas sin pan y los hijos muertos, por la perdida conciencia obrera que despilfarramos los que hemos llegado después y hemos entregado gentilmente el patrimonio, y con él nuestro propio ser, a los nuevos amos, tan tiranos y mezquinos como los pretéritos.
El orgullo que nos queda es nuestro más triste patrimonio, porque ya no responde a las rocas limpias del cauce del río, ni a los edificios de sillares de granito, están en ruinas y todos los puentes son imposibles, incluso los que unos cuantos tratamos de tender hacia los que, estando lejos, los mantenéis en la retina.
el paisanaje, observa cómo destaca, porque tú precisamente lo has olvidado. Y hace daño su ausencia, por las vidas invertidas en levantarlo, por los pleitos contra el Ducado, por los días urdidos de sol a sol, por las huelgas sin pan y los hijos muertos, por la perdida conciencia obrera que despilfarramos los que hemos llegado después
Sí, Juan, nuestras pobrezas mayores son mentales y, con esto, no sé si logro contestarte.
El problema es no sólo que se abran las carnes de pensar todo lo demolido con premeditación y alevosía, presa fácil de todo y todos los que con precisión citas, es que los demás hemos cerrado contundentemente los ojos, no queremos saber, no nos importan los ejemplos a que aludes, ni los conjuntos industriales plenamente recuperados para equipamientos públicos o viviendas, en Asturias, Cataluña o el País Vasco. Y no hablemos ya de los países Europeos.
Probablemente tenemos, por todo tener, un ancho y vasto ombligo, que lo ocupa todo, cabeza y sentido, además de una pequeña ración de oído para escuchar a palabreros que nos prometen nuevas glorias cuando ni siquiera tienen un cerebro capaz de coordinar con lo que dice su boca. ¿Cómo dices tu?, ¿catetos integrales, despreciables?, pues más de uno podría molestarse, te lo aseguro.
Hemos de luchar en medio de esa vastedad de ombligo, urgentemente, por muchas cosas, por el Parque Natural y las actitudes de los políticos, demostrar que nos volverá el auge. Vosotros los trotamundos tenéis que contarlo. Mantener ese Jardín que se cita en la revista, no estuvo en nuestra infancia, pero puede ser otra baza para la cordura. Defender del cierre, que se adivina digan lo que digan, al Ambulatorio.
Para todo eso y para que nadie siga metiendo la cabeza debajo del ala, ante los difíciles problemas que tenemos sobre el tapetito entrañable de esta ciudad envejecida, os necesitamos a todos, necesitamos las preguntas, los reproches, pero más que nada, las aportaciones, las posibles soluciones, desde la distancia quizá se vean mejor.
Ésa es mi contestación en general, ¿sabes? justo lo que omites, el capital humano es lo que creo que puede salvarnos. Yo que el ayuntamiento, empezaba a plantearlo, sin prisas, pero sin pausas, mirando y limpiando los rincones de toda la mierda acumulada.
Deja de lado a los paquidermos sin chicha, que creo que se morirán antes o después de inanición, y aprovecha los calores para asar castañas.
para que nadie siga metiendo la cabeza debajo del ala ante los problemas que tenemos en esta ciudad envejecida, os necesitamos a todos, necesitamos las preguntas, los reproches, pero más que nada, las aportaciones, las posibles soluciones
No te sofoques, aunque debas seguir encendiendo una vela por la tierra que te vio nacer. Si quieres, aún es tiempo, te mando unas castañas y las asas en tu casa, no será como las que hacíamos en Las Lanchillas, (ríete si quieres), pero verás qué ricas te saben, profesor!!!
Directo y la mandíbula, IMPLÍCATE MÁS EN BÉJAR, tú y todo ese ejercito bejaranil que nos mira en la distancia. Ya veremos cómo se sortea el campo político, que en esta remodelación que tiene que haber, tampoco estamos solos, ya ves cómo andan las cosas por media España. Los discrepantes que piensan diferente, dentro de los partidos, y actúan con buenas formas, terminarán encontrando su sitio, con el apoyo de la ciudadanía, o al menos así quiero creerlo. Necesito creerlo y no separar nunca más el paisaje de sus gentes. Hay que pasar página a los tiempos oscuros de Riñones y a los desilusionantes de González. ¿Lo entiendes, Juanolas?, “BIEN SÛRE”!!!!
Hablas del “Laberinto” de Borges, uhhhh, Zeus no podría desatar las redes de piedra que me cercan. He olvidado los hombres que antes fui…, si quieres le dedicamos capítulo aparte, estamos inmersos en él. Sin duda.
Mira Juan, lo que no sabes es que antes de recibir tu última carta y después de la mía en que te hice una pregunta, yo te escribí otra misiva que no vio la luz, (o quizás deba verla justo en el mismo momento en que tú me envíes el texto prometido sobre “las nuevas soledades”), esa carta es una especie de testamento que escribimos mi conciencia y yo, para el día en que al fin dejemos de huir, sin movernos de aquí.
No sé, creo que, como bien dices, ahora no es momento de plantear ciertas cosas, hiciste bien en no preguntar, tal vez en el caso de haberlo hecho yo tampoco hubiera podido responder. No, porque ya había visto el ansia de mundo perfilarse en tus ojos y acercarse aquel tren mucho antes de que empezaras a esperarlo tú.
Eso es algo que nunca sabrás, algo que nunca sabré. Lo que tampoco imaginaba es que viviría tanto tiempo en aquella maleta de madera atada con una correa, o al menos el tiempo necesario para hacerte una pregunta sin respuesta a una respuesta que nunca será preguntada.
IMPLÍCATE MÁS EN BÉJAR, tú y todo ese ejercito bejaranil que nos mira en la distancia. Ya veremos cómo se sortea el campo político, tampoco estamos solos. Los discrepantes que piensan diferente, dentro de los partidos, terminarán encontrando su sitio con el apoyo de la ciudadanía. Hay que pasar página a los tiempos oscuros de Riñones y a los desilusionantes de González
Dejémoslo ahí, entre el cariño de esa “más que hermana” que no soy, y el espacio de alguien que continúa tan cerca de ti, que casi respira contigo.
Sí Juan, hiciste bien en no formular la pregunta, así yo tampoco te daré la respuesta.
El muro, Juan, el muro de la vida que una y otra vez se nos enfrenta con tesón.
Cheri, ya veremos si podremos vernos en Navidades porque esta vez, fruto de esa atracción que me has “pegado”, quizás sea yo quien haga un viaje a París, he concertado, con un grupo de mujeres, una escapadita para asistir a una visita guiada en Disney Land Paris; en realidad tenemos unas ganas locas de conocer en persona a “Michel Souris”.
(Creo que Él también piensa que soy estupenda, si me permites la petulancia).
Si no te veo, lo sentiré mucho.
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