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Carta de dentro (3): Béjar, 12 de septiembre de 2009
Querido Juan:
La Virgen pasó un año más, nada que ver con nuestras excursiones matinales, ahora somos menos gente, se madruga poco y subimos en coche o autobús, en la mayoría de los casos por motivos “de peso”, las piernas no son lo que eran.
No pretendo reñirte, por favor, Juan, te conozco bien y sé que esa irritación proviene de la impotencia que sientes frente a este gran geriátrico que conociste y amaste lleno de vida; además, ¿cómo podría si me pusiste un apelativo tan cariñoso hace tanto tiempo, y no sólo lo mantienes vivo sino que lo completas ahora con un razonamiento aún mas hermoso? Sé que nuestro único problema es añoranza.
Tienes razón en que los tiempos están igualados a la baja, esa mediocridad que sufrimos, en parte está generada por nosotros mismos, con tu licencia, Juan, algunos de los comentarios que nos hacen, hablan de esa creatividad perdida, o de que hemos cerrado la puerta a los jóvenes hace tiempo, ignorando su frescura, sus ideas. Es más, creo que para la mayoría de los padres, el orgullo es que nuestros hijos se marcharan fuera, “muy bien colocados”, faltan generaciones enteras de bejaranos, posiblemente, como te comentara el director, tantos como los que quedamos o más, y ese empobrecimiento es uno de los motivos por los que nuestra ciudad ha ido quedándose rezagada, completando la secuencia el que como nuestros jóvenes están con el pensamiento fuera, no se implican socialmente en el crecimiento de asociaciones o en la renovación de responsabilidades que renueven las directivas, es mucho más fácil que les hagan una paella. No te asustes, Juan, pero te veo joven por lo de revolucionario, más que a algunos veinteañeros. Los políticos tienen que encontrar votos, y saben que los mayores somos conservadores y que a los jóvenes, con actividades “de poco pensar” también se les tiene contentos.
Mira Juan, no sé cómo te atreves a plantear “tu lista alternativa” viendo, como se ve, la desidia y el desinterés que provoca todo lo relacionado con el ayuntamiento, la verdad, pero me admira el que tú, que tienes la vida resuelta desde hace tanto tiempo, te tomes interés por lo que pasa en este punto remoto “del oeste del oeste”. Siempre alejada de lo que no sea el aterrizaje diario, soy incapaz de pensar cómo podríamos ayudar a dar la vuelta a la tortilla de esta situación. Y créeme que lo he intentado.
Recorriendo las casetas repletas de gente, pienso que quizás se ha salido de fiesta con desesperación, algo así como para demostrarnos que todavía “somos”, “podemos”, ”tenemos”; el baño festivo es casi una vacuna para poder pasar la dureza del invierno, un antídoto colectivo que inconscientemente nos inyectamos en vena con la esperanza de sobrevivir pero sin querer reconocerlo. No me atrevo a criticarlo.
Por eso, te doy la razón en parte, quizás tenga que venir alguien de fuera, que levante alfombras con desparpajo, pero no sé si cerca de unas u otras siglas<<<<<<; hastía, no llego, ya ves, no es que lo considere estrambótico, es que no lo veo factible de ninguna manera, creo que ese grupo de personas tendrían que luchar contra los de dentro y los de fuera y tal vez no podrían hacer nada, no les dejarían; pero por supuesto, señor profesor, es sólo mi análisis de “bichito” queriendo jugar con los chicos mayores, sin duda tiene que haber personas cualificadas y sensatas que encuentren soluciones, al menos así lo deseo, con estas argumentaciones, tan simples, sólo espero que tú y los lectores, os sonriáis.
Empiezo a pensar que no está tan mal confundir los deseos con la realidad, ¿imaginas si pudiéramos volver a la plazuela, treintaicinco años antes y con lo ya pasado variar un poquito nuestra trayectoria?, quizás no dejaríamos que pasase tanto tiempo perdido, quizás buscaríamos antes ese equipo de gobernantes, quizás fortaleceríamos el movimiento vecinal y las asociaciones con creatividad, en fin que habría más plazas verdes y más agua limpia en lugar de cemento, ruinas y alquitrán.
Estoy divagando pero ¿te das cuenta que nos leen muchos románticos?, ¿y si alguno encontrara soluciones?
El martes en el Castañar, cuando entraba la Virgen, coincidí con Pilar (Mari-Pili, la que vivía junto a la carnicería), se le ponía el vello de punta, me lo dijo mientras comentaba que al menos este año pudo venir, yo también estuve a punto de emocionarme, mirando la media de edad de los que estábamos en el atrio.
Recordando tu carta me permití una tarde hacer un exceso y subir por los rodeos, ahora están desiertos, intentando reconocer el territorio hasta me pareció ver una luciérnaga, fíjate.
Espero verte pronto, aquí te espero.
Un abrazo.
Lucía
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