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Calderón no quiso ser "capado" en Béjar
Cuando era pequeña, mi madre me enseñó a tejer, a coser, a ver la tele, no a mirarla y a leer deprisa, habilidades importantísimas en mi vida. Mi padre me enseñó a jugar a las cartas, al dominó, él era el mejor, a no fumar, extraño, ya que él fumaba por los dos. También me enseñó a leer despacio y sobre todo a que la noche formara parte del día. De manera que si hay que jugar, juego, si hay que leer, leo y mucho, si tengo que fumar, lo parece, aunque no fumo, pero sobre todo rescato la noche para alargar el día.
Mi casa de infancia estaba siempre llena de gente; amigos, vecinos, familiares varios y variopintos, compañeros de mi padre con sus familias. Personas tan diversas y tan distintas que formaron un enorme abanico de colores que llenaron mis recuerdos de aires limpios y frescos. Lo siguiente me lo enseñaron los dos, sin ponerse de acuerdo, sin hablarlo antes, casi sin darse cuenta: Todo el que alguna vez pase por tu casa, formará parte de tu vida. Así de simple y así de raro.
De estas enseñanzas caseras, no colegiadas, me quedó el gusto por recoger los hilos que la vida me va dejando en la puerta. Tejo trenzas para no separarme de mis amigos. Yo se las envío y ellos me las devuelven con un cabo más, no importa cuánto tarden, ni el color, ni siquiera el grosor del hilo, siempre que vuelvan.
¿Por qué cuento todo esto?, porque hoy vuelvo a hablar de mis amigos y sus regalos. El otro día mi amigo Juanjo Estévez, perdóname, compañero, que te nombre sin permiso, me llamó para contarme que mi padre había sido miembro fundador de la Peña Bejarana del Real Madrid, cosa que yo intuía, los recuerdos de la niñez, aunque remotos, suelen ser certeros. Mi amigo Juanjo, mi compañero, nos invitó, a mi marido y a mí, a la celebración del 50 aniversario de la fundación de dicha peña. Tengo que confesar, en este punto, que no soy demasiado futbolera, que veía los partidos de fútbol con mi padre por la compañía y por acercarme a sus aficiones como él se acercaba a las mías, que los veía a gusto y que es otra habilidad que me ha quedado de entonces. Y ya puestos a confesar, ¡Soy del Real Madrid y a mucha honra!
Juanjo estaba ilusionado, él y el resto de sus compañeros de la Junta Directiva han trabajado duro; han sido muchos meses de sudores, de esfuerzos, de preparación, de subir y bajar cuestas por este Béjar nuestro que le quita a uno la respiración y el resuello…
.- ¡Marina, viene Calderón!,
.- ¿El Presidente?
.- ¡Si, si, el Presidente!
Y allí que me fui con el pantalón blanco y la camisa de seda. A mí el Presidente me daba igual, lo que me gustaba era el evento en sí, supongo que en las explosiones de júbilo de este Juanjo querido, esperaba recuperar los partidos perdidos por mi padre ausente.
En la puerta del Hotel Colón muchos niños aguardaban al presidente calderón (se acabaron las mayúsculas para él) la gente se agolpaba en la puerta y sólo pude pasar muleta en ristre, artilugio que también me sirvió para entrar por la puerta cerrada a cal y canto.
Lo mejor, el abrazo de mi amigo, lo peor, el murmullo que llega a mi cabeza: “no viene el presidente, no viene el presidente”. Mi alma mira el abrazo, éste se aprieta y sonríe. Me quedo más tranquila.
El inevitable retraso nos lleva a los discursos: el del Señor Alcalde, simpático y entrañable, como es él. El del Presidente de la Peña, armonioso y sereno, como lo requería la ocasión, el de Juanjo, que iba guapísimo, por cierto, como una ardilla saltarina, tal como le siento. También habló el coordinador de Peñas (creo), quien disculpó al presidente (con minúscula), como era su obligación.
En el escenario quedó la preciosa capa bejarana, elegante, distinguida, con clase, con solera y representación. Adjetivos para una capa, no para quien debía ser “capado” sin ningún merecimiento.
¿Por qué no vino el presidente del Real Madrid?, ¿Porque tenía catarro? Yo creo, después de meditarlo seriamente, que se asustó; tantos hinchas para aplaudirle, tantas peñas haciendo el esfuerzo de venir para celebrar con él, tantos honores y distinciones… A él, pobre presidente, nadie le enseñó a tender puentes con sus amigos, a mantener la palabra dada, a abrir la puerta al compromiso, a ser fiel con las personas que le sostienen donde se ha subido, nadie le avisó que la decepción no sabe trenzar hilos y que los niños que esperaban hoy, serán los reproches de mañana.
El acto fue entrañable, los sones del equipo, coreados por todos los merengues (aquí es donde me matan), yo entre ellos. Gritamos el ¡”Hala Madrid”! a pulmón batiente, que era de lo que se trataba, reímos, disfrutamos y nos alegramos todos de que la PEÑA, con mayúsculas, cumpliera 50 años. Cumplirá otros 50 y calderón tampoco estará, se lo volverá a perder ¡el pobre!, es lo que tienen los constipados que pueden durar 50 años.
Juanjo estaba feliz, los Directivos de la Peña y los socios, complacidos. En realidad, todo había salido como ellos habían previsto desde el principio. ¡Fantásticamente bien!
En tu honor, amigo, y en el de todos los miembros que han pasado y pasarán por la Peña: ¡HALA MADRID! ¡HALA MADRID! ¡HALA MADRID!
Marina Hernández Martín “…En El Umbral De La Noche.”
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Estimada Marina, una vez hablé en un comentario de tu lápiz afilado y ahora añado; muy, muy afilado. Tienes el valor de decir lo que quieres porque lo sabes decir como te da la gana. Dices las cosas casi sin decirlas, pero ¡vaya si las dices! Me gustaría ser amigo tuyo y contar con tu certera pluma para defenderme, o al menos para echarme una mano moral. Aunque lo de Calderón no tiene nombre y estoy de acuerdo contigo.
Sólo añadir que me gusta lo que dices, pero más me gusta cómo lo dices. ¿Enseñas a escribir a tus alumnos?
Tu artículo me parece sobresaliente y muy pero que muy acertado,tenemos un presidente que el Real Madrid no se merece,es con mucho el peor presidente que hemos tenido,pues ni sabe de futbol,ni ama al club y ni siquiera es buen empresario,por todo eso no siente nada hacia estos colores y sus gentes ;y es escurridizo como algún otro ,que no saben dar la cara,más como bien dices, celebrareis otro 50 aniversario y él tampoco estará; en cambio el Real Madrid y sus peñas con todos sus socios si.Muchas felicidades por vuestro aniversario . ...¡Hala Madrid!
Yo estaba en el Hotel Colón con mi hijo. La fiesta fue magnífica y todo el mundo lo pasó muy bien. No necesitamos jerifaltes estúpidos y que no cumplen su palabra. ¡¡¡ENHORABUENA A LA PEÑA Y A MARINA POR SER DEL REAL MADRID!!!
Empezaré diciendo que me gusta el artículo, está muy bien escrito, como siempre. De que Marina escribe bien, ya hemos hablado lo suficiente. Ahora lo único que le quiero decir es que se le ve el plumero de nuevo, ese plumero que ella saca a pasear de vez en cuando. Yo también estaba allí y el señor alcalde hizo uno de sus peores discursos, la ausencia de Calderón le dejó descolocado, como a todos. Claro que no pasa nada, porque sus compañeras de lista y de partido siempre le salvarán la cara. En concreto Marina siempre lo hace.
Yo te aconsejo que seas más independiente a la hora de escribir, tendrás más libertad y podrás expresarte como quieras.
Menos mal que sólo dice que el discurso del Alcalde fue simpático y entrañable, si llega a decir que fue fantástico y excelente, no sé, igual habrían caído espadas sobre su cabeza. Supongo yo, por suponer algo, que si Marina estaba en las listas con Cipri, será porque se llevan bien, si no habría ido en otras listas. ¿Qué pasa aquí? ¿no se puede hablar bien de los amigos? pues según los artículos de Marina, para ella los amigos son importantes y los cuida, es la única manera de conservarlos. Y a quien le escueza, que se ponga una tirita.
Yo estaba allí como tantas personas y los discursos fueron todos correctos y en la línea que debían estar. El del Señor Alcalde, muy cercano y aplaudido y no lo digo yo, lo puede decir cualquiera que estuviera allí.
Pero de lo que se trata es de dar la enhorabuena a la Peña del Real madrid, por aguantar el tipo durante 50 años.
"Yo te aconsejo que seas más independiente a la hora de escribir, tendrás más libertad y podrás expresarte como quieras."
Este consejo-aforismo, o como quiera el autor del artículo calificarlo, simplemente es contradictorio y, perdóneme, bastante insolente y estúpido.
Marina es muy libre -ya lo ha demostrado en sobradas ocasiones- de expresarse como le da la real gana. No vislumbro en sus escritos ni un ápice de dependencia. ¿Dependencia de quién y para qué?
Si usted no quiere felicitar a Marina por su verso ágil y porque sabe llegar a los corazones, no lo haga. Estoy segura de que ella no se lo tomará en cuenta. Pero, por favor, sólo por hacerse notar.... guárdese sus consejos para quien los necesite más!!!
Si a lo que se refiere no es exactamente a la dependencia, que quizás así sea, y lo que quiere usted decir es que Marina puede parecer enmarcada en una opción política, eso no será por sus escritos. Es algo que ella no tiene ningún rubor en proclamar a los cuatro vientos, en el umbral de la noche, y también al rayar el alba (si la pillamos despierta).
Pero es que eso ES PRECISAMENTE SER LIBRE.
Besitos, Marina, de la CN8 (tu ya sabes).
El sr. calderón (con minúscula por su puesto) no tiene la categoría suficiente para estar con buena gente (no por ser madridistas ¡ojo!) ni para disfrutar del aire serrano de Béjar. El está más cómodo entre fariseos, aduladores de la nada, famosos por algo, famosos por nada, y el sinfín de personajes vacuos que inunda la sociedad vip madrileña.
No os sintáis ofendidos por que no haya estado con vosotros, sin querer calderón os hizo un favor, os aseguro que os hubiera amargado la fiesta, por experiencia, con un discurso que comparado con el del alcalde, este último se hubiera podido proclamar en la universidad. Además, como la cultura de este señor cabe en una tripa de embuchar lengua ibérica, hubiérais tenido que soportar lindezas y despropósitos sobre Béjar. Bastante capado intelectualmente está.
Lo dicho que mejor solos que mal acompañados.
Marina: estoy seguro que D. Antonio en esta época calderoniana hubiera hecho apostasía del Madrid. Seguro.
Un abrazo de tu primo de Madrid. Y encima soy del Atleti, ja, ja, ja... Buen artículo.
Aparte del asunto de Calderón, que me parece un impresentable y de dar la enhorabuena a la Peña del Real Madrid, quiero llamar la atención sobre lo otro que cuenta el artículo y que, al parecer pasa desapercibido. Marina rescata valores que ya no parecen importantes en la vida: los padres, los amigos... las enseñanzas de ambos. Creo que este es un escrito para la reflexión que yo agradezco, en un medio que adolece, casi siempre de ella.
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