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¿Botellones solidarios?
Es realmente impresionante el interés de las personas por ayudar a Haití. Son esas demostraciones de los de a pie lo que mejor marca el impacto producido por la tragedia haitiana. Sin mencionar las ayudas oficiales y las que gestionan organizaciones, humanitarias o no, los españoles han sacado de sus maltrechos bolsillos lo que han podido. Han aparecido huchas por doquier, los niños hacen palomitas de papel y los mayores se las compran, se donan horas de trabajo y se emprenden cuantas iniciativas permitan recoger algunos recursos para los haitianos.
Es en momentos como éste que uno piensa que no toda está perdido y que esos mismos que se quitan para dar podrían enderezar el árbol torcido de esta sociedad colmada de injusticias.
Ese papel solidario y de amor al prójimo de la gente común, impone, además, un freno moral y ético a las ayudas en general, pues pecar de avaricia en un asunto como éste podría ser más perverso que el nieto que le roba la pensión a la abuelita para fumar porros.
No ha trascendido nada así. De lo que nos tenemos que sentir satisfechos. No obstante, que lo desconozcamos no significa que haya ocurrido o que pueda ocurrir. El dinero tienta y es bastante común eso de venderle el alma al diablo con rebajas de enero o a precio de mercadillo.
Dicho lo dicho, deseo referirme a algo que no es información contrastada, ni siquiera un rumor insistente. De lo que mucho me alegro. Es, apenas, algo que algunas pocas personas me han comentado y que prefiero repetir, sin más datos, como algo sin sentido que la gente dice. De conocerlo de cierto y publicarlo, ayudaría a empañar las emociones que muy pocos dejan de sentir ante la manera en que Haití nos ha entregado, con su tragedia, las gafas que necesitábamos para ver el mundo tal cual es y no tal cual nos dicen que es.
Prefiero llamar la atención sobre algo, quizás bien intencionado, que podría andar por el camino equivocado. De más está decir que de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.
Se habla de algunos conciertos que se organizan, o se piensan organizar, para contribuir con las ayudas a Haití. ¡Buena iniciativa! Lo que de ninguna manera parece natural y a mí particularmente oscuro, es que esos conciertos pudieran ser una promoción de sus patrocinadores para la venta de alcohol a los jóvenes. Tan simple. Incluso, si los promotores hicieran dejación de cualquier utilidad, esa forma de recaudar fondos de destino humanitario resultaría controvertible.
Lo que si no es controvertible desde el punto de vista moral es que alguien aprovechara la ocasión para hacer sonar la caja registradora. Es inmoral, o lo sería, porque andamos sobre suposiciones. Se habla de algo con las características de botellón solidario, donde los promotores venderían las bebidas alcohólicas perdiendo unos céntimos en cada consumición: los que serían destinados a los haitianos. También se habla de utilizar espacios públicos donde no está permitido consumir alcohol; porque los patrocinadores creen que como se trata de una buena causa se podría hacer una excepción.
Esto, si así fuere, es negocio, no solidaridad. Quizás lo sería sin alcohol y deduciendo sólo los costos de lo que se venda. Lo demás, incluyendo los espectáculos musicales, también tendrían que ser gratuitos, hasta para la SGAE.
- TAmpoco me preocupa La
hace 7 horas 43 mins - A ti solamente te preocupa
hace 1 día 18 mins - Pero la situación habrá
hace 1 día 28 mins - SIgo pensando lo mismo, la
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