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El Bosque de Béjar y su jardín romántico amenazado (5)
Fig 1PARTE 5
No se burlen de las burlas: la fuente escondida y otros zampilli
Los bejaranos de cierta edad seguro que recuerdan un jardín más atractivo y sugerente que el actual, otrora rico en especies arbóreas, arbustivas y florales, siempre umbrío y con el encanto y la sorpresa de las burlas de agua o zampilli (fig. 1). Buena parte de ese encanto ha desaparecido por el deterioro de los mecanismos, la caída inevitable de cinco enormes árboles (a los que dedicaremos la última entrega de este artículo) y, sobre todo, por la desidia en el mantenimiento del BIC-Jardín Histórico, tantas veces denunciada por el Grupo Cultural San Gil y la PDBB: es lamentable que las mayores pérdidas se hayan producido durante su etapa pública, iniciada en 1999.
Brevísima historia de los zampilli
Las burlas de agua de El Bosque son relativamente recientes, pero el uso de estos mecanismos en la jardinería europea viene de lejos, como mínimo del último período medieval, revitalizadas por autores del Renacimiento como Leonardo da Vinci y otros posteriores. La palabra zampilli (1) es de tradición italiana y se refiere a los finos chorros de agua que fueron tan habituales en los jardines renacentistas y manieristas, donde se buscaba el efecto, la sorpresa o la maravilla. La arquitecta y paisajista Carmen Toribio dedica un apartado de su tesis a este tipo de entretenimientos, relacionados con «La mecánica lúdica. Burlas de agua, autómatas y órganos hidráulicos»:
Como elementos acuáticos típicamente renacentistas aparecerán los zampilli, pequeños surtidores ocultos a la vista que se abrían por sorpresa.
[...]
Su fin era el mojar al espectador incauto y de esa manera introducir un elemento de diversión en el jardín, aunque cuando se encuentran en el interior de grutas tienen connotaciones añadidas de purificación. En España se denominarán burlas de agua. (2)
De esta forma se ampliaban las posibilidades lúdicas del lugar «haciendo del visitante no ya un mero espectador, sino, y a veces a su pesar, un partícipe activo» (3).
Fig 2
Fig 3Desde el ejemplo tardo-medieval de Hesdin (entorno de Borgoña), Toribio cita las villas mediceas de Castello (fig. 2) y Pratolino cerca de Florencia, la Villa d'Este en Tivoli y la Villa Lante en Bagnaia por el protagonismo que en ellas alcanzaron los zampilli, pero el elenco se podría ampliar con ejemplares como la Fontana della Galera en los Jardines Vaticanos. En España cabe destacar las burlas y juegos acuáticos desplegados en Aranjuez (El Burlador del Jardín de la Isla), en el Real Alcázar de Sevilla (Jardín de las Damas, Jardín de la Danza, Jardín de la Galera), en el Palacio Real de Valsaín (Sala de las Burlas), en la Real Casa de Campo de Madrid (la gruta o Galería de las Burlas y la Fuente de la Artillería) y en los jardines de Abadía, norte de Cáceres (Capilla de las Uvas y otros artefactos), además de exponentes tardíos como los del Buen Retiro madrileño (Sala de las Burlas y Fuente de los Tritones), el jardín de los Lastanosa en Huesca o el pasaje bajo pérgola que todavía se conserva en el jardín tardo-barroco de Alfábia en Bunyola, Mallorca (fig. 3).
Nicolás García Tapia, especialista en la tratadística española sobre ingeniería, cita los juegos de agua y zampilli propuestos por Da Vinci a principios del siglo XVI:
... pueden hacerse numerosos conductos de agua en la casa, varias fuentes en diversos lugares y un corredor especial en el que, cuando pasa alguien, salta el agua por todas partes desde abajo, y así puede estar siempre a punto cuando alguien desee dar una ducha desde abajo a las mujeres o a cualquiera que pase por allí (4)
También ha estudiado los mecanismos que se describen en Los veintiún libros de los ingenios y las máquinas, un tratado español atribuido a Pedro Juan de Lastanosa antes de su fallecimiento en 1576, en cuyo Libro 7, fol. 136, se detalla la instalación de burlas de agua para jardín con las mismas aviesas intenciones que Leonardo:
... convendría hacerlo en un pedazo de prado, porque se pondrán allí muy mejor las damas que, cuando muy más descuidadas estarán asentadas en conversación, que suelten los surtidorcillos y que, levantándose para huir de ellos, se hallen rodeadas de agua, por donde habrá mayor risa y regocijo
[...]
Cuando se querrá acomodar surtidores debajo de los ladrillos, que salgan entre las juntas o debajo de algún enlosado, que [salgan] por entre estas juntas o entre yerbas, como mejor parezca a cada uno (5)
La presencia de burlas acuáticas fue menor o incluso nula en los jardines neoclásicos del siglo XVIII y en los paisajistas y eclécticos del XIX, de modo que los zampilli de El Bosque constituyen otra nota singular para la que no hay explicación satisfactoria. Se ha especulado sobre el origen renacentista de estas burlas, posible reminiscencia o renovación de juegos acuáticos ya desaparecidos, pero lo cierto es que los mecanismos conservados son mucho más tardíos y no se conoce ninguna referencia documental anterior a 1905-1913, cuando, sin duda, llevaban algún tiempo operativos. También se han relacionado con el gusto italianizante de Nicolás Oliva Rodríguez, propietario consorte de El Bosque entre 1919 y 1930 (6); Oliva se había doctorado en la Universidad de Bolonia y pudo conocer los mejores jardines italianos del Renacimiento, algunos en proceso de renovación por arquitectos paisajistas como Cecil Pinsent o Geoffrey Scott, pero ya hemos comprobado que las burlas funcionaban en El Bosque años antes de que su esposa, María Rodríguez Rodríguez-Arias, heredara el jardín bejarano en 1919. Por tanto, la instalación de estos surtidores tuvo que producirse en la etapa anterior, siendo su propietaria Manuela Rodríguez-Arias Yagüe (1890-1919), o bien en tiempos de su padre, el propio Cipriano Rodríguez-Arias Corón (1969-1890).
Fig 4La datación podría concretarse algo más si se considera que algunos de estos juegos de agua ya se reconocen en tarjetas postales de 1905 a 1913 (fig. 4), integrados en elementos del jardín cuyo estado maduro no podría haberse alcanzado en menos de ocho o diez años, lo que permitiría establecer una fecha ante quem de ca. 1895-1903.
Fig 5Un «joyel donde la nieve se torna por sorpresa en serpentina»
El protagonismo del agua, tan importante en el conjunto de El Bosque, se manifestaba en el jardín romántico en forma de finos surtidores escondidos que transformaban la terraza en aquel «... joyel donde la nieve / se torna por sorpresa en serpentina / y el silencio del aire se ilumina / con el chorro de luz húmeda y breve», como acertadamente lo describía un poeta local cuyo nombre sentimos no recordar ahora. Una fotografía de Jaime Pato, realizada para el reportaje publicado en la revista Blanco y Negro (1969), expresa de forma impecable esta profusión de hilos de agua a contraluz, el ambiente de frescor y de sorpresa cuya recuperación debería ser objetivo prioritario en la restauración de la terraza (fig. 5).
Las referencias escritas a estos dispositivos no se verifican hasta los primeros años del siglo XX y van asociadas al erróneo adjetivo «versallesco», aquí tomado casi como epíteto. El testimonio más temprano, sin fecha, se incluye en el álbum Béjar pintoresco e industrial que se publicó entre 1905 y 1913 a juzgar por algunas de sus fotografías, editadas en formato tarjeta postal en esos años. En este álbum se describe El Bosque como
Magnífica posesión versallesca que recuerda los buenos tiempos de la Grandeza española, con preciosos jardines, extraños surtidores y macizos de flores, grandes selvas, praderas y estanques. (7)
Fig 6
Fig 7A estos «extraños surtidores» de El Bosque se refería poco después, en 1914, 1916 y 1923, el divulgador y excursionista Andrés Pérez-Cardenal: «Los jardines, con sus macizos de boj, sus versallescos juegos de aguas y la soberbia frondosidad de su vegetación» (8) caracterizaban un espacio con «primorosos y sorprendentes juegos de aguas, que remojan, cuando menos lo piensan, á los curiosos visitantes» (9), «juegos de agua tan caprichosos y sorprendentes, que os remojarán donde menos lo penséis» (10).
Como ya dijimos, las fotografías conservadas ratifican desde 1905-1913 la presencia de estos juegos y burlas de agua en El Bosque, según se muestra en la figura 4, publicada por M. Gómez, y en las figuras 6 y 7, de ca. 1935, procedentes del Fondo Winthuysen.
Inventario de Burlas
Gracias a estas viejas fotografías, a los testimonios orales y a los restos conservados se puede hacer un mínimo inventario de las burlas y juegos acuáticos, situados en siete puntos del jardín.
Fig 8
Fig 9Burla de la rana
Bajando desde la terraza superior, la primera sorpresa que aguardaba al visitante se manifestaba nada más poner el pie en el último tramo de escaleras, hasta donde se dirigía el chorro certero que escupía una rana de metal policromado, oculta entre la vinca y la hiedra de la era inmediata, es decir, la que ocupaba un esbelto pinsapo hasta el temporal de diciembre de 2000 (fig. 8), cuya caída provocó la destrucción del mecanismo. La llave de la rana se accionaba en el flanco meridional de la pérgola de hierro que cubría las escaleras, otro elemento desaparecido (11). El modelo industrial para el batracio esputante se encuentra en catálogos de fundiciones como la de Val d'Osne (fig. 9), en el mismo departamento de Haute-Marne que Brousseval, aunque sin duda lo ofrecían otras empresas del ramo (12).
Juegos de agua en la ría: surtidor central, surtidores perimetrales y burlas en el puentecillo
En la ría se instalaron tres juegos acuáticos. En sus extremos se encuentran las bocas de llenado (el mascarón renacentista y el surtidor de labio bajo la Fuente del Paraguas); en medio, un soporte poco afortunado por su forma con un difusor de múltiples chorros (fig. 6), una serie de finos surtidores en todo su perímetro (fig. 7) y otros disimulados en las barandillas del puente, auténticas burlas dispuestas para remojar a quien tuviera que cruzarlo. La propia Fuente del Paraguas podría incluirse como cuarto juego de agua asociado a la ría, en tanto que elemento integrado en uno de los extremos del vaso y por su propio funcionamiento, un alto surtidor que produce la ilusión de verdadera lluvia sobre las figuras.
Fig 10Burla del banco de madera
Al menos uno de los asientos de madera llevaba incorporado otro surtidor de burlas, tal como se aprecia en la fotografía de ca. 1935 del fondo Winthuysen (fig. 10). Este y otros bancos originales eran idénticos a los que constan en el catálogo de la Fonderie de Brousseval, pero ninguno se ha conservado.
Dos fuentes con burlas o surtidores incorporados: la fuente circular y la Fuente del Escudo
Fig 11
Fig 12Una de las piezas de fontanería del jardín renacentista, de traza circular en granito y copa de mármol, fue modificada con surtidores en torno a la pila y en su eje central, rematado en un difusor como el de la ría (fig. 5). Los diminutos caños perimetrales se alimentaban desde un anillo de plomo colocado en su interior, todavía in situ, pero los surtidores desaparecieron entre 1999 y 2004 (figs. 11 y 12), es decir, durante las primeras obras de rehabilitación del sistema hidráulico promovidas por la Administración regional (13).
Otra pieza que conserva partes originales, la del Escudo, mantiene el cerco de albañilería inferior con surtidores de burlas en torno, dirigidos hacia la pileta para duchar por sorpresa a quien bebiera de aquel caño. La llave y el circuito fontanero se conservan todavía y podrían restaurarse sin gran dispendio.
En la próxima entrega de nuestro artículo trataremos de la configuración histórica de las dos piezas anteriores. Otra fuente más, construida ex novo en la etapa romántica del jardín, constituía en sí misma un juego acuático del que trataremos en el siguiente epígrafe.
Fig 13, 14 y 15La fuente escondida
No consta que tenga nombre propio, pero se la podría designar como «Fuente de la Espadaña» por el motivo de fundición que ocupa su centro (figs. 13 y 14), procedente también de la Fonderie de Brousseval, concretamente el remate superior del modelo nº 3026, plancha nº 145 de su catálogo de 1886, que mostramos en la figura 15 (14).
La fuente es una construcción sencilla situada en el cuadrante noreste de la terraza, oculta por el seto que la rodea; consta de un vaso rehundido de traza circular en cuyo centro sobresale un poyete cilíndrico de fábrica (¿mampostería de piedra o de rocalla?) que sirve de soporte para el elemento ornamental, el surtidor de fundición en forma de juncos o espadañas, pintado de un estridente color rojo desde los años noventa del siglo XX; también resulta inadecuado el revoco de cemento que se observa en toda la obra, añadido en fecha no documentada. En el borde exterior del vaso se conservan los múltiples caños equidistantes que proyectaban finos hilos de agua de trayectoria parabólica hacia el centro de la fuente, como se comprueba en la tarjeta postal editada por M. Gómez ca. 1905-1913 (fig. 4), que además permite fechar esta pieza de fontanería unos ocho o diez años antes –como mínimo– considerando la madurez del seto y del jardín en su conjunto.
Fig 16
Fig 17 y 18Pero esta vieja fotografía también muestra un elemento perdido: el cestillo metálico que se prolongaba en un fino vástago para elevar el agua hasta otro dispositivo, pequeño y de aspecto esférico, que seguramente era idéntico (si no es el mismo) al que sirve como remate del surtidor central de la ría (fig. 16). A excepción de este elemento, la fuente conserva todos sus componentes y mecanismos, que estaban operativos al menos hasta 1999-2000 como se demuestra en la figura 17, tomada del Plan Director; bastaría con una sencilla restauración formal y funcional para recuperar su papel en el jardín romántico (nuestra restitución gráfica de esta pieza en fig. 18). Sorprende que el arquitecto redactor del proyecto para «restaurar» la terraza del jardín romántico (noviembre de 2021) contemple la eliminación de esta fuente, un componente original del siglo XIX con el mismo valor que otros elementos coetáneos cuya restauración sí garantiza. Este proyecto sólo se ha conocido en petit comité a finales del mes de enero, pero el Órgano Competente en materia de Patrimonio parece dispuesto a autorizarlo, demostrando por enésima vez su incapacidad para promover soluciones fundadas y adecuadas para recuperar el BIC-Jardín Histórico El Bosque. Esperemos que la documentación aportada en esta serie de artículos permitan dar marcha atrás en este nuevo atentado contra el BIC.
NOTAS
1. El Grande Dizzionario della Lingua italiana publicado por la Accademia della Crusca define zampillo (plural zampilli) como «Sottile getto d’acqua che sgorga con impeto da una stretta apertura, da una sorgente, da una fontana, ecc. e che per lo più si innalza alquanto per ricadere formando minuti schizzi o spruzzi» («Sutil chorro de agua que brota de una abertura estrecha, desde un manantial, desde una fuente, etc. y que por lo común se alza un poco para volver a caer formando diminutos chorros y salpicaduras»).
2. Toribio Marín, Carmen, La forma del agua. Temas e invariantes en el jardín y el paisaje. Análisis de casos (Holanda–España, 1548–1648), tesis doctoral dirigida por Miguel Ángel Aníbarro Rodríguez, Departamento de Composición Arquitectónica, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid, Madrid, 2015, p. 256 y n. 227 (disponible en https://oa.upm.es/38753/).
3. Toribio Marín, Carmen, La forma del agua..., p. 819.
4. García Tapia, Nicolás, «Burlas y juegos de agua en las villas del Renacimiento», en Domínguez Garrido, Urbano, y Muñoz Domínguez, José, El Bosque de Béjar y las villas de recreo en el Renacimiento, actas de las primeras jornadas de estudio, Grupo Cultural San Gil, Béjar, 1994, pp. 163 a 173 (p. 168).
5. García Tapia, «Burlas y juegos de agua...», pp. 163 a 173. En cuanto al tratado, vid. Lastanosa, Pedro Juan de, Los veintiún libros de los ingenios y las máquinas, anterior a 1576 (manejamos la copia manuscrita de principios del siglo XVII de la Biblioteca Nacional de España, BNE, Manuscritos 3372 a 3376, disponible en http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000099602).
6. Así en Gil Rodríguez, Ángel, «El año próximo se cumplirá el cuarto centenario de la fundación del bello rincón bejarano 'El Bosque'. Entrevista con su actual propietario don Vicente Oliva», Béjar en Madrid, nº 2332, Béjar, 26 de noviembre de 1966, pp. 9-10.
7. Anónimo, Béjar pintoresco é industrial. Álbum de fotografías de la ciudad y alrededores, Imprenta Hijo de Daniel R. Arias, Béjar, sin fecha, pero ca. 1905-1913.
8. Pérez-Cardenal y Olivera, Andrés, Alpinismo castellano. Guía y crónicas de excursiones por las Sierras de Gredos, Béjar y Francia, Salamanca, 1914 (edición facsímil de Maxtor, Valladolid, 2010, pp. 79-80).
9. Pérez-Cardenal, «Turismo pintoresco. De Salamanca al Monasterio de Guadalupe, en auto», en Por esos mundos, nº 260, Madrid, 1 de septiembre de 1916, p. 279.
10. Pérez-Cardenal, «Itinerarios de excursiones artísticas y bellas desde Salamanca», en AA. VV., Guía de Salamanca, Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, IX Congreso, Salamanca, junio de 1923, Establecimiento Tipográfico de Calatrava, Salamanca, 1923, p. 153.
11. La pérgola resultó muy dañada por la caída del pinsapo en diciembre de 2000, pero su restauración era factible y barata, pues cualquier herrero local hubiera sido capaz de repararla; fue desmontada en 2008-2010 y se ignora si se conservaron sus restos en algún almacén o se vendieron como chatarra.
12. Álbum o catálogo de la Fonderie de Val d'Osne, en Haute-Marne (vid. https://urbatorium.blogspot.com/2009/09/founderies-dart-du-val-dosne-san...). No hemos encontrado el mismo modelo en los catálogos de Brousseval.
13. Así se demuestra en la documentación fotográfica adjunta a la Memoria sobre Documentación de final de obra del Proyecto Básico y de ejecución de limpieza y protección del sistema hidráulico de El Bosque de Béjar, presentada en enero de 2004, que hemos consultado en el Archivo Municipal de Béjar (AMB).
14. Álbum o catálogo de la Ancienne Maison Festugiere Fréres, Société anonyme des Hauts Fourneaux et Fonderies de Brousseval (Haute-Marne), 1886 (disponible en https://www.fontesdart.org/). En la misma plancha se incluyen modelos de juncos o espadañas parecidos, aunque de mayor desarrollo, numerados como 2881 y 3479.
PIES DE FOTO
Fig. 1. Surtidor central de la ría (RJBM, Fondo Winthuysen).
Fig. 2. Zampilli en la Gruta de los Animales, villa medicea de Castello, cerca de Florencia (https://www.progettostoriadellarte.it/2020/06/22/la-grotta-artificiale-n...).
Fig. 3. Burlas de agua en el pasaje columnado del jardín mallorquín de Alfàbia en Bunyola (foto de Nikolai Bakhmarov disponible en https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bunyola,_Balearic_Islands,_Spain_-_panoramio_(6).jpg).
Fig. 4. «Béjar. Detalle de los jardines del Bosque», tarjeta postal editada en Béjar por E. Gómez en torno a 1905-1913.
Fig. 5. Detalle de la fotografía de Jaime Pato incluida en el reportaje sobre El Bosque de Béjar publicada en 1969 en la revista Blanco y Negro.
Fig. 6. Surtidor central de la ría de El Bosque, ca. 1935 (RJBM, Fondo Winthuysen).
Fig. 7. Surtidores perimetrales de la ría de El Bosque, ca. 1935 (RJBM, Fondo Winthuysen).
Fig. 8. Burla de agua de la rana junto al pinsapo de El Bosque (foto de José Muñoz Domínguez, 1998) y detalle central de la misma.
Fig. 9. Fragmento de la plancha de un catálogo de la Fonderie de Val d'Osne con dos modelos de rana para alojar chorros de agua (https://urbatorium.blogspot.com).
Fig. 10. Burla oculta en el respaldo del asiento de madera del jardín romántico de El Bosque, ca. 1935 (RJBM, Fondo Winthuysen).
Fig. 11. Fuente circular en el jardín romántico de El Bosque con los caños de sus zampilli en el borde de la pila y nenúfares en su interior (foto de José Muñoz Domínguez, 1999).
Fig. 12. La misma fuente en 2004, ya sin los caños (Documentación de final de obra, enero de 2004).
Fig. 13. Fuente con zampilli en el cuadrante noreste del jardín romántico de El Bosque (foto de José Muñoz Domínguez, 2010).
Fig. 14. Detalle del surtidor central de la misma fuente (foto de Julián Mateos Lozano, 2022).
Fig. 15. Fragmento de la plancha 145 del catálogo de la Fonderie de Brousseval de 1886 con el modelo vegetal (espadaña) instalado en la fuente con zampilli de El Bosque (https://www.fontesdart.org/).
Fig. 16. Detalle del dispositivo del surtidor central de la ría de El Bosque (foto de José Muñoz Domínguez, julio de 2018).
Fig. 17. Los zampilli de la fuente en pleno funcionamiento ca. 1999-2000 (Plan Director de El Bosque, 2000).
Fig. 18. Restitución gráfica de la misma fuente (José Muñoz Domínguez, julio de 2022).
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