Manso Cuadrado

Siguiendo con el tema de la semana pasada, aunque en esta ocasión a menor escala, continuaremos con el análisis sobre cómo el alimento moldea nuestras vidas.
En este caso, el título hace ilusión a los barrios, aunque también podría hacer alusión, en ciertos puntos, a nuestros pueblos. Los primeros se entienden como parte de una ciudad, un organismo de mayor tamaño y entidad. Los segundos como independientes, aunque dependientes debido a la falta de servicios e infraestructuras. En ambos casos, el pequeño comercio, un punto en común y una especie, en determinados momentos, en peligro de extinción.
En el primero de los casos, el pequeño comercio en los barrios de las ciudades ha desaparecido en beneficio de negocios vinculados al turismo o el consumo de productos no esenciales. Este tipo de negocio puede dar ciertos beneficios, pero estos son dependientes de la existencia del turismo, lo que irremediablemente implica una serie de alicientes y condiciones no estables. Sin embargo, el comercio tradicional, especialmente el vinculado a la venta de alimentos y productos de proximidad está dirigido a una población estable que no hace uso de estos comercios por mero consumismo, sino por necesidad.
De la afirmación anterior, al menos puede ser uno de los factores, se puede extraer que determinados barrios o pueblos hayan perdido población según se hayan ido perdiendo negocios de alimentación.
VEl efecto es de doble dirección, la pérdida de población estable supone una pérdida de potenciales clientes y la pérdida de estos supone el cierre de los negocios. Entra aquí el factor de la diversidad. Diversidad entendida como una diversidad de comercios y usuarios que den lugar a un equilibrio entre una población residente fija de distintas edades y profesiones y una población temporal. Esta diversidad de usuarios nos lleva de manera irremediable a una variedad de necesidades que deben obtener respuesta lo que puede llevar asociado una proliferación de negocios que resuelvan las demandas.
El pequeño comercio, a diferencia de las grandes superficies, puede integrarse en cualquier calle o plaza debido a unos requerimientos menores en cuanto a transporte, infraestructura y aparcamiento. Además, un mayor número de negocios implica un mayor número de locales, lo que trae consigo el mantenimiento de un mayor número de bienes inmuebles.
Hace escasos días se ha producido un derribo debido al estado de conservación de dos edificaciones sitas en la calle libertad en el cruce con veintiocho de agosto. Este derrumbe, aunque deberá ser financiado por los propietarios del inmueble ha sido costeado por el ayuntamiento. Ya que desde la administración se considera algo lógico que se deba hacer frente a unas obras de derrumbe. La cuestión es, porqué no se llevan a cabo obras de consolidación que sean ejecutadas del mismo modo en este tipo de circunstancias.
Dado que una de las mayores pérdidas en Béjar en los últimos años se ha producido en los pequeños negocios cabria plantearse si existen las condiciones necesarias para incentivar el emprendimiento. El estado de conservación de un gran número de edificios en nuestro municipio es nefasto, especialmente en barrios como La Antigua o San Juan, esto hace que un gran número de locales no puedan ser atractivos para la puesta en marcha de un nuevo tejido comercial que ayude a frenar el proceso de despoblación que sufrimos. Y es que si a la inversión que se debe realizar para comenzar un negocio le sumamos los gastos de rehabilitación las probabilidades de que este prosperen y que nuevos comerciantes se lancen a la aventura se reducen de forma considerable.
Tenemos ante nosotros la posibilidad de poner en marcha planes de transformación que nos hagan enfrentar los retos que el futuro cercano nos plantea. Gran parte de los fondos europeos se van a destinar a obras de rehabilitación y consolidación, así como a un incremento de la eficiencia energética. Algunas posibilidades que se pueden plantear son las colaboraciones públicos-privadas, favoreciendo desde el ayuntamiento las herramientas para incentivar este tipo de intervenciones. O bien, la intervención directa por parte del ayuntamiento rehabilitando una serie de locales que sirvan de precedente y faciliten, especialmente en las zonas más degradas, la aparición de nuevos negocios que atraigan población y sirva de ayuda al mantenimiento de nuestro patrimonio.
Además, dentro de los objetivos de desarrollo sostenible recogidos en la Agenda 2030 encontramos algunos enfocados en este sentido. Cómo puedan ser el ODS8, ODS11 y ODS 12; que buscan alcanzar en la fecha marcada: trabajo decente y crecimiento económico; ciudades y comunidades sostenibles; y, producción y consumo responsables, respectivamente.
Tanto el plan de recuperación, transformación y resilencia, como la agenda 2030 plantean ante nosotros un futuro esperanzador. Eso sí, debemos actuar rápido.

BIBLIOGRAFÍA
STEEL, Carolyn (2014). Ciudades hambrientas. Cómo el alimento moldea nuestras vidas. Móstoles (Madrid). Capital Swing
JACOBS, Jane (2013). Muerte y vida de las grandes ciudades. Madrid. Capital Swing
VARIOS AUTORES (2018) Perspectivas de género en la arquitectura. Madrid. Abada editores
MONTANER, Josep María; MUXÍ, Zaida (2017). Arquitectura y política. Barcelona. Gustavo Gili
MONTANER, Josep María; MUXÍ, Zaida (2020). Política y arquitectura. Barcelona. Gustavo Gili