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DE ÁNGELes Y CAscabeles
Cuando tuvo suficiente conocimiento, y algo de estatura, se dedicó a buscar referencias en “ángeles”, con todos los medios a su alcance.
Los había grandes, mínimos, regordetes, carcomidos, ennegrecidos, juveniles, desnudos, vestidos de telas que tenían cielo…
Portaban palmas, bandas de seda, trompetas, liras, frutas, guirnaldas y a veces espadas que parecían culebrillas.
Trataba de pensar en qué se le parecían.
En todos los belenes había al menos uno, salvo una excepción algo reciente:
un portalón sembrado de paja y aperos de labranza, una mujer, un labriego y un niño bajo un arco de cascabeles y restos de alas.
La NAVIDAD ofrecida como antaño en las voces de sus abuelos: -"eres como un cascabel".
Tintineando la risa en su boca, asintió con la cabeza al recuerdo lejano.
Le llamaron Ángeles, eso es bien cierto.
Gel borrajo
(Diciembre 24 de 2010)
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Sí Gel, eres un cascabel de sonrisa tintineante. Pero estás mejor sin alas: quizás volarías lejos y nosotros quedaríamos más tristes.
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