Manso Cuadrado

Siguiendo el análisis de los accesos a la ciudad desde la autovía hoy me detendré en los situados en ambos extremos.
La primera diferencia entre estos y el analizado anteriormente estriba en que ambos coinciden con el trazado de la antigua carretera nacional que de forma previa a la construcción de la variante de Béjar y la posterior autovía de la Plata vertebraba los pueblos y ciudades atravesando los distintos municipios, quizás construyendo algo parecido a los intentos de “Ciudad Lineal” que se proyectaron e incluso se llevaron a la práctica.
El ingeniero Arturo Soria en 1886 planteo la posibilidad de un desarrollo lineal de las ciudades en contra de los desarrollos radiales como solución para organizar los nuevos crecimientos y combinar las nuevas necesidades surgidas con los avances técnicos. A grandes rasgos, la propuesta plantea un eje principal y una sucesión de manzanas a ambos lados de este, que perderán intensidad según se alejan del principal para vincularse con el medio natural en los extremos. Los servicios se ubican en el centro, alternando usos y garantizando una distancia máxima en función de las necesidades combinando aquí distintos tipos de transporte.
El símil con las antiguas carreteras nacionales se entiende al comparar el trazado completo, por ejemplo, de la vía de la plata. Un eje que, atravesado el país de norte a sur por el oeste, genera una línea conectando las localidades bien mediante automóvil bien con el ferrocarril, hoy en día desmantelado, esto correspondería con ese desarrollo lineal planteado por Soria. En torno a este se ubican los distintos municipios y los servicios.
Progresivamente la sociedad ha experimentado un crecimiento general en la velocidad de vida lo que ha propiciado unas infraestructuras acordes a este incremento, o viceversa. Por un lado, las autovías y por otro la alta velocidad. Ambas han sustituido a las carreteras y ferrocarriles convencionales conectando los grandes núcleos de población y dejando a un lado otros de menor tamaño. Ante esto cabe preguntarse si fue antes el huevo o la gallina. Y, en cualquier caso, qué es lo que ha propiciado que una cosa sea anterior a la otra y los efectos que ello ha conllevado.
Con la construcción de la variante de Béjar y la posterior autovía A-66 se sacó gran parte del tráfico que antes recorría la N-630 dejando esta para uso exclusivo de quiénes quieren parar en Béjar. Es cierto, que podríamos confiar en que algún pasajero decida entrar en nuestra ciudad a repostar o comer algo durante su camino. Pero también es cierto que muchas personas cuando viajan quieren llegar a sus puntos de destino y con ello acortar las paradas por lo que un gran número de gente pueda preferir comer en un área de servicio o un municipio con un acceso rápido desde la autovía.
Al oeste nos encontramos con el acceso “Béjar sur / Cantagallo”, el primero que se encontrarán quienes vengan desde Andalucía o Extremadura.
Este se encuentra a una distancia considerable del núcleo de población. Tras unos cuatro kilómetros antes de llegar a la antigua estación de tren se produce un estrechamiento considerable. El primer acceso al conjunto urbano se produce a través de la fabril conectando Ronda de Viriato con calle Olivillas. Más tarde encontramos el cruce con la travesía de Santa Ana que nos lleva al hospital, después la subida del Castañar y llegamos a la Corredera.
Si nuestro viaje ha comenzado en Galicia, Asturias o alguna de las provincias leonesas. Es probable que entremos por el acceso “Béjar norte / Valdesangil”.
En este caso en una distancia corta estaremos en Palomares y pronto en la confluencia entre la calle Recreo y Obispo Zarranz. La segunda se corresponde con la antigua carretera, transformada en vial urbano en su totalidad. Antes de llegar a la Corredera, nos encontramos con el cruce de Candelario y la calle Sierra de Francia y el de Montemario y la calle Gibraleón. Uno a cada lado del puente nuevo. En este tramo encontramos las dos gasolineras de la ciudad, la más antigua situada CASI en el punto de confluencia.
Analizando el tramo comprendido entre la antigua estación de tren y la rotonda de Valdesangil podemos ver que la urbanización comienza en torno al cruce de Santa Ana y se prolonga hasta la rotonda de Palomares, aunque entre este punto y el cuartel la urbanización es incompleta.
Teniendo en cuenta lo anterior, que existe una gran población que residiendo en Béjar trabaja en otros núcleos de población, quizás en mayor cantidad los situados al norte y siendo el vehículo privado predominante. En qué medida puede haber influido en la distribución demográfica actual de nuestro municipio el esquema de movilidad generado con la construcción de la variante.
De igual modo, fijándonos en el desarrollo urbano de la ciudad y la movilidad peatonal dentro de esta, es lógico también que se haya producido un desarrollo lineal hacia el este siguiendo la carretera de Salamanca. Con unos terrenos menos escarpados y en los que se puede encajar mejor una trama urbana que combine el tráfico rodado y peatonal de forma sencilla y eficiente. Ahora bien, este modelo ha conllevado la pérdida de población y el abandono de parte del conjunto histórico debido a una falta total de una planificación que garantice la conexión de todos los puntos.
Volviendo al desarrollo lineal, ahora en torno a la ruta de la plata, yo me planteo en que medida ha influido sobre el desarrollo de todos los municipios que conecta la autovía el hecho de haber expulsado el tráfico de estos, así como el impacto de la supresión del ferrocarril con la consiguiente ruptura en las conexiones entre el norte y el sur que históricamente había existido.