Bajo licencia de Creative Commons.
Alfonso XIII: "¿Qué matiz político tiene el actual ayuntamiento de Béjar?"
¿Aún vive algún bejarano que fuera testigo de la visita hecha por Alfonso XIII a Béjar a su regreso del viaje de “descubrimiento” a las Las Hurdes?. Fue en junio de 1922 que el Real Explorador -- y una comitiva a bordo de coches descapotables-- pasaron raudos por Béjar y unos días más tarde, a la vuelta, se detuvieron aquí para ser recibidos por las autoridades, las personalidades de la boyante economía bejarana y la población, testigo lejano.
Ya en la ida hacia Las Hurdes, Su Majestad hubo de detenerse en el Puerto de Vallejera para admirar el paisaje. Entonces, esa localidad debió limitarse a las casas de piedra que hoy asoman a la carretera. No estaba el Mesón de Vallejera. Y, además de la admiración del paisaje, tal vez el Rey tuviese alguna otra imperiosa necesidad que la historia no recoge. Los caminos estaban custodiados por la Benemérita y el telégrafo iba dando el parte, de pueblo en pueblo, del paso de Alfonso XIII. Ese día pasó, diciendo adiós al volante de su coche, con las gafas de conducir y un gorro modelo Charles Lindbergh, como un Fernando Alonso presuroso. Días más tarde, Béjar lo esperaba en el Parque de la Corredera.
No obstante, una comitiva de notables, incluido el alcalde Don Clemente González, aguardaba junto al Puente Viejo con la Banda Municipal. Un primer auto se aproximó y al grito de “Ahí viene el Rey”, la banda comenzó a tocar la Marcha Real. Pero los presentes no tardaron en darse cuenta de que no era el Rey. La Marcha terminó de golpe y la gente no pudo evitar reírse a carcajadas del incidente. Hubo un segundo coche a la vista, pero esta vez el director de la banda se quedó con la batuta en el aire, pero la gente volvió a reírse de todos modos. Era el Obispo de Coria, amoscado y colorado por creer, tal vez, que los bejaranos se burlaban de él en su propia cara. Al fin, llegó el Rey. La Banda Municipal tocó la Macha Real. El Alcalde fue invitado a subir al coche de Su Majestad para seguir hasta La Corredera. Allí, en el Puente Viejo, y después en todos los sitios visitados, estaban los corresponsales de tres periódicos: Béjar en Madrid, El Adelanto y La Victoria.
Recientemente, he recibido de regalo una fotocopia del periódico La Victoria del 3 de julio de 1922, donde se narra aquella visita con el refinado rebuscamiento y la minuciosidad de las crónicas de antaño. Gracias a ellas, sabemos hoy que hasta los hombres de musgo iban dando tumbos detrás del coche del Rey o que las señoritas que lucían sus airosas mantillas españolas se acercaron al Soberano para ofrecerle flores. Eran dieciocho las señoritas, todas con sus nombres y apellidos, pero la que puso las flores en las manos de Alfonso XIII fue Pepita García. Dicen las malas lenguas que el Rey se sintió muy a gusto y que pudo haber dicho a sus acompañantes: “¡Dejad que las chicas se acerquen a mí”.
En fin, si cuento todo esto es para demostrar que no estoy fabulando y que es cierto que aquel Rey estuvo en Béjar, bastante mal informado por cierto, y que hubo quien tomó nota de todo lo dicho por él. Y es algo dicho por Alfonso XIII lo que me animó a hacer este comentario, que más que comentario es una estampa del pasado, pues no he querido sacar de contexto una frase que la historia tampoco recuerda, como aquella necesidad al pasar por Vallejera.
Después del recibimiento en La Corredera, el Rey se paseó por la Calle Mayor y entró al Ayuntamiento, siempre seguido por el Alcalde, la banda y las señoritas. Por cierto, yendo por la Calle Colón, el Monarca se tropieza con otras dos señoritas, éstas eran de Candelario, iban vestidas con “los típicos y ricos trajes con que se visten en las grandes solemnidades” y no habían llegado a tiempo al Puente Viejo. Don Alfonso, a quien no es preciso presentar, pisó el freno a fondo. “Se detuvo –narró el cronista— y contempló un momento, muy complacido, a las referidas señoritas". Ya iba en camino de Navahonda para una visita a la fábrica textil propiedad de Don Cipriano Rodríguez Arias, quien había sido Diputado a Cortes. En los jardines, se le agasajó con una merienda. Fue entonces, después de hablar de muchas cosas, que el Rey le pregunta a Rodríguez:
--Y, diga usted; ¿qué matiz político tiene el actual ayuntamiento de Béjar?
--Señor, los ayuntamientos de Béjar no han tenido, en general, matiz político –respondió el industrial.
--¡Eso me agrada! –repuso vivamente el Rey--, pues los ayuntamientos deben ser esencialmente administrativos; la injerencia de ellos en la política suele perjudicar a los pueblos.
El Rey debió haberlo dicho con conocimiento de causa; al fin y al cabo, era quien era. Él mismo pudo comprobar esa afirmación en las elecciones municipales de 1931, cuando no esperó a nada, ni a que se entregaran los bastones de mando, y dejó a España lista para una Guerra Civil.
En cambio, la historia es caprichosa. Y valdría la pena que los políticos en los ayuntamientos siguieran los deseos de Su Majestad de hacer menos política y administrar mejor por el bien de los gobernados. Eso lo dijo precisamente en Béjar, poco después del frenazo en la Calle Colón ante las señoritas de Candelario. Y debiera inscribirse en piedra en la Plaza Mayor, a la vista del edifico del gobierno local.
- Olga, tú no dijistes en un
hace 10 horas 42 mins - Claro que el tiempo pone a
hace 23 horas 57 mins - El tiempo pone todo en su
hace 1 día 11 horas - Yo también fui socio de
hace 1 día 11 horas - Por lo que yo recuerdo fue
hace 2 días 15 horas - Tengo mis serias dudas de
hace 3 días 11 horas - pues que eso ya es historia
hace 3 días 12 horas - ¿Que tiene que ver el
hace 4 días 15 horas - Entrevista a Alejo Riñones,
hace 4 días 17 horas - Ya que preguntas Alberto, me
hace 4 días 17 horas
Enviar un comentario nuevo