David Belloso y Alberto Prados

El Festival Abejarock no surgió de una subvención para la animación sociocultural, ni fue planeado en el despacho de un funcionario que gana un salario para producirlas en cadena, ni tampoco fue una iniciativa de alguien o algo a lo que le sobra el dinero para hacerse publicidad. Salió de la nada. Porque las ideas de los jóvenes pocas veces son tomadas en cuenta y muchas veces resultan sospechosas. Abejarock nació del propósito de un pequeño grupo de jóvenes de ayudar a quienes lo necesitan.

La loca idea del Festival es una vieja conocida. Entrevistamos a uno de sus inspiradores, Alberto Prados, cuando reunían, euro a euro, el presupuesto mínimo para un concierto mínimo, con la esperanza de que los jóvenes acudieran y ellos pudieran disponer de las utilidades en beneficio del pueblo saharaui. Hoy volvemos a entrevistarlo y las respuestas son las mismas, exceptuando el entusiasmo y la fe en lo que hacen, que es mucho mayor.

Para refrescar la memoria de nuestros lectores, ¿podrías decirme lo más relevante de Abejarock 2009?

Comenzamos a organizarlo en enero de ese año. El espectáculo, con nueve grupos musicales, nos costaba unos 10,000 euros y nos dedicamos a reunirlo con las donaciones de particulares, así como con iniciativas nuestras como la venta de camisetas y los llamados conciertos de antesala en los que mucha gente colaboró para ayudarnos. También llegamos a tener el apoyo del Ayuntamiento.

¿Cuánto recaudasteis entonces?

Fueron 3,915 euros que sirvieron para costear el viaje de vacaciones Béjar de siete niños saharauis.

¿Y el incidente con los recaudadores de la SGAE?

Nos devolvieron el dinero que nos habían cobrado.

¿A las buenas?

Bueno, es que los grupos que participaron le dijeron a la SGAE que si nos retenían ese dinero todos ellos renunciarían a ser representados por ella.

¿Qué tenemos de nuevo para Abejarock 2010?

Abejarock podría tener más calidad y una participación mayor este año. Una empresa de espectáculos de Salamanca llamada Quilama montará desinteresadamente el espectáculo y sólo eso contribuirá a hacerlo más profesional. También confiamos en lograr que algún grupo de nivel nacional venga, lo que se reflejaría tanto en la calidad como en la promoción. Suponemos que habrá un buen salto de calidad… y que recaudemos más.

¿Y de la pasta qué?

¿El presupuesto?

Eso es…

Lo mismo de la vez anterior. Arrancamos sin un duro, pero creo que la gente ya sabe que hubo un resultado. Muchos jóvenes de fuera de Béjar que asistieron el año pasado nos dijeron que había sido un milagro que nuestro primer festival de rock quedara tan bien, porque lo normal es que el primero sea el último. Esperamos recibir más contribuciones y más apoyo por parte de las personas e instituciones que han valorado Abejarock como algo positivo.

¿Y qué vais a hacer esta vez con las utilidades?

Hemos pensado en dos acciones diferentes. Primero, consideramos que hay en Béjar muchas personas necesitadas y queremos modestamente ayudarles en algo; por eso destinaremos a ellas una parte. La otra la encausaremos a través de alguna ONG a la solidaridad internacional.

¿No crees que la difusión de esta iniciativa a través de los medios de prensa os sería muy beneficiosa?

Por supuesto. Sería fundamental, sobre todo para que los jóvenes conozcan lo que va a suceder en la Plaza de Toros el 21 de agosto y vengan. Estoy seguro que para que vengan desde todos los rincones de España sólo tienen que saberlo…