Con la solemne constitución del Congreso y Senado, la elección de Presidentes, Vicepresidencias y Secretarías de las respectivas mesas de ambas cámaras, comienza formalmente la 9ª legislatura democrática, después de la Constituyente.
Desde las elecciones, y casi hasta ayer mismo, hemos vivido los primeros procesos de negociación entre partidos y conocidas las primeras decisiones políticas, que pueden indicar por donde piensan ir estos en los próximos meses.
Significativos son los cambios en las portavocías parlamentarias de los dos grandes partidos, PSOE y PP, desaparecido Zaplana antes de que lo defenestraran y con el arabesco lateral del PSOE a López Garrido, los nuevos portavoces y sus adjuntos presentan una imagen mucho más tranquila, de consensos y negociadora, dentro de los deberes de apoyo y de oposición al gobierno que respectivamente deben representar. La inclusión de Jáuregui puede ser muy importante de cara a redefinir futuros pactos y consensos en una política antiterrorista común, de estado, frente a los excesos anteriores.

Mientras Rojo revalida con nota en la Presidencia del Senado, “asciende a los altares, desde su sede Toledana”, perdón a la Presidencia del Congreso y en segunda votación, el ínclito Bono, no lo olvidemos, tercero en importancia en el organigrama del Estado. Su elección ha suscitado no pocas controversias, animadversión nacionalista previa, con ¡¡ Muuu !! incluido, presentación por sorpresa de Ana Pastor como candidata a la presidencia por parte del PP, votos desconocidos a ambos desde sus partidos y desde los opuestos, compañeros de partido como Alfonso Guerra, que a pesar de los elogios que recibió en el primer discurso de Bono como presidente, ironizaba con los periodistas sobre el destino de su voto. Será un protagonista seguro de esta legislatura, me temo que muy lejos de la elegancia y ecuanimidad que han mantenido otros presidente, por ejemplo su predecesor Marín, en una pasada legislatura a cara de perro.
Rajoy parece haber haber decidido portavocías y otros cargos en las instituciones, a última hora y en el último minuto, no sabemos si por su indecisión congénita o porque no conseguía liberarse de sus ataduras aznarianas y de otros grupos de poder político y mediático de la extrema derecha, que en gran medida condicionaron su actuación en la anterior legislatura. Con su valiente decisión de continuar, tiene por delante una nueva travesía del desierto, que ya no podrá achacar a sucesos exógenos o lo que es peor, a esos extremistas de la izquierda o a la ignorancia de los españoles que no le votamos. Sus decisiones hasta el momento parecen más coherentes con su personalidad, parece que por fín empieza a gobernar en su partido, ya veremos que nos depara el próximo congreso, y si de verdad inicia ese, hasta ahora inexistente, camino al centro social y político. Siguen siendo imprescindibles los consensos en los temas de estado y en los múltiples temas institucionales y constitucionales pendientes, dentro por supuesto de una seria y decidida oposición como es su mandato y obligación.
La elección de las vicepresidencias y secretarías del Congreso nos ha producido también cierta inquietud y sorpresa. La decisión del PSOE de ceder a PNV y a CIU sendos puestos en la mesa, sin contrapartidas de ningún tipo, no se lo cree nadie. Tendremos que esperar a la ceremonia de investidura para ver donde estaba el secreto de la negociación. Las justificaciones de Blanco y otros dirigentes socialistas de su generosidad política y de no querer hipotecar el programa y gobierno socialista futuro con pactos y acuerdos no parecen razones suficientes.
Mientras que la postura de CIU siempre ha estado más clara, la posición del PNV, al que el PSOE cede, además del puesto en la mesa del Congreso citado, hasta seis senadores para que pueda formar grupo parlamentario en el Senado, solo se entiende en base a un acuerdo para apoyar la investidura de Zapatero, y tal vez en otros temas.
La actual postura del PNV, en relación a no apoyar la moción de censura socialista a la alcaldesa de Mondragón, de ANV, por no condenar el último asesinato etarra, un vecino y ex-concejal socialista, además de la indignidad que en si mismo representa para el PNV, pone complicado el camino para este y otros acuerdos.
Finalmente las tribulaciones de IU, después del descalabro electoral sufrido, para formar grupo parlamentario con ERC, (4,97% de votos frente al 5% reglamentariamente exigido), creo que exige a los partidos mayoritarios, especialmente al PSOE, al menos la misma generosidad mantenida en ocasiones anteriores y con otros partidos, y sobre todo hace imprescindible en esta legislatura, una reforma electoral que no penalice tan duramente a los partidos minoritarios nacionales (IU y UPD).
Emilio Sánchez Álvarez
2/04/2008