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9 Bejaranos ilustres: D. José Luis Majada (I). Presentación y Obra poética.
D. Antonio Gutiérrez Turrión ha tenido la gentileza de enviarnos para su publicación unas reflexiones personales sobre la obra poética de D. José Luis Majada, a quien muchos de nosotros recordamos. Este emotivo texto que ha preparado el Sr. Gutiérrez con el título genérico: “La obra poética de José Luis Majada (Mi lectura)”, lo vamos a publicar en dos entregas. Desde esta sección le damos las gracias a D. Antonio por su amable colaboración.
En el escrito del Sr. Gutiérrez hay dos apéndices: uno es biográfico y el otro relaciona publicaciones de D. José Luis. A pesar de que ambos figuran al final, hemos creído conveniente publicarlos primero porque permiten situar en el tiempo a nuestro bejarano de adopción y nos muestran la amplitud del trabajo del Sr. Majada que va más allá de su obra poética. El apéndice bibliográfico es una buena síntesis de la labor intelectual desarrollada por D. José Luis, en el que se puede apreciar la preocupación y el interés que tuvo por los temas bejaranos.
Por último, además de la lectura de estos artículos sobre la poesía de D. José Luis, les animo a que entren directamente en la obra del autor. Algunos de sus escritos les sorprenderán, desgraciadamente, por la actualidad de los problemas y temas de nuestra ciudad que señala. Están tratados de forma muy lúcida, como es el caso del discurso que realizó para su ingreso como miembro en el Centro de Estudios Bejaranos: “Vía muerta. Un agravio comparativo al oeste español; CEB; 1995”.
APÉNDICE BIOGRÁFICO:
-Nacimiento: Cáceres, 19-11-1932.
-Estudios en el Seminario de Plasencia: 1943-1952.
-Estudios y licenciatura en Teología (Universidad Pontificia de Salamanca): 1952-1955.
-Ordenación sacerdotal: 1955.
-Coadjutor en la parroquia de Santa María de Béjar: 1955.
-Coadjutor de la parroquia de El Salvador de Béjar hasta 1975.
-Párroco de El Salvador de Béjar: 1975-1981.
-Profesor del Instituto “Ramón Olleros” de Béjar: 1963-1985.
-Estudios y Licenciatura de Periodismo en la Universidad Complutense: 1981-1988.
-Inicio de la ceguera: agosto de 1983.
-Residencia en Madrid: 1985-2003.
-Doctorado en periodismo en la Universidad Complutense: 1992.
-Fallecimiento: Alicante, 1-VII-2003.
APÉNDICE BIBLIOGRÁFICO:
-Alfonso el Sabio: dos testimonios sobre Plasencia; Caja de Ahorros de Plasencia; 1971.
-Historia de la nieve de Béjar; Salamanca; Centro de Estudios Salmantinos. Premio Salamanca 1970; 1971.
-Genio indómito. Ensayo de psicología histórica; Edición del autor; 1981.
-Conozca a esta mujer; Plasencia; 1973.
-Centauros; Salamanca; ONCE; 1987.
-Morena, Extremadura; Madrid; ONCE 1988.
-Ser quinto en Extremadura. Folklore, historia y antropología; Madrid; ONCE; 1991.
-Mateo Hernández; Madrid; Ministerio de Cultura; 1980.
-Juegan blancas y ganan. (Tesis doctoral).
-Droguería del pájaro pinto; Madrid; ONCE; 1995.
-Aquellos toros bravos “injertos de leones”; Salamanca; JCyL; 1995.
-Vía muerta. Un agravio comparativo al oeste español; CEB; 1995.
-Historia de Béjar (1209-1868); Salamanca; 1998.
-Mi Semana Santa castellana profunda; lf Ediciones; 1999.
-Calle Venero. Naturaleza, historia y sociedad en La Garganta (Cáceres): Benalmádena; Editorial Caligrama; 2002.
-La G de Guiomar. Catorce trabajos dispersos sobre historia bejarana; Editorial Caligrama; 2004.
-El ánfora del áloe; Editorial Caligrama; 2006.
-Numerosos artículos en prensa y conferencias.
La obra poética de José Luis Majada (Mi lectura) (I). por Antonio Gutiérrez Turrión
En una tarde calurosa del verano de 2003 (día cuatro de julio), despedíamos los restos de José Luis Majada. Lo hacíamos en La Garganta, su pueblo de adopción, que no de nacimiento como erróneamente se publicó (José Luis había nacido en Cáceres). Una parte de sus cenizas, según su expreso deseo, se esparció en la loma que
domina las llanuras cacereñas desde lo alto de La Garganta y que no pierde ojo a la sierra bejarana, como si quisiera ser un centauro volátil repartido por los predios y parajes que ocuparon sus cuidados y su vida. Ahí sigue, y ahí su recuerdo permanecerá hasta que lo devoren las terribles fauces del olvido. Ojalá que esto no se produzca demasiado pronto.
A José Luis se le despidió en una emocionante ceremonia religiosa, y en un momento de la misma, su hermano más joven, Jesús Majada, en nombre de sus hermanos y de la familia, trazó en breves palabras una magistral semblanza de su hermano. A mí me gustaría traer para esta ocasión una frase que allí se pronunció. Es esta: “José Luis, por encima de todo, amaba las palabras”. Me emociona que en ocasión tan solemne, su propio hermano, filólogo, profesor, autor de varios libros, hombre también de la palabra, destacara precisamente eso: “José Luis, por encima de todo, amaba las palabras”. En esta reflexión, quisiera aportar algunas impresiones personales, que no tienen otra base ni estructura que la de la amistad, la de alguna confidencia del autor y la de la lectura repetida y atenta de su obra. A mí me han servido de mucho sus libros en la aproximación a la realidad poética, en mi actividad docente y en la reflexión ética.
Esta actividad, sin duda, ocupó buena parte de sus atenciones y de sus desvelos. Quiero apoyarme en sus propias palabras para que veáis que no es una opinión que surge de la nada. En un libro del que ahora os daré cuenta, escribía estas palabras:
ENSERES:
¿Qué vacío de mí tendrán mis cosas,
qué muñón y qué huellas digitales,
cardíacas de mí, de mí faciales,
qué abiertos huecos, cóncavas qué fosas,
cuando me muera? ¿Viudas lastimosas
cuántos serán mis trastos más leales?
En verdad mis enseres personales
serán de otro escritor nuevas esposas.
Adiós, cuadernos, plumas, biblioteca,
mesa, discos. Adiós, radio callada.
Voy a soltaros, lastre en mi viaje.
Pero los versos no. Son mi Babieca,
mi esperanza, mi fe, mi cruz, mi espada
Tizona y el clarín de mi coraje.
(Soneto de “Droguería del pájaro pinto”).
Parece que los versos finales del soneto no ofrecen muchas dudas: “pero mis versos no... José Luis, por encima de todo, amaba las palabras.
Cuando ponemos rótulo a una persona que trabaja con la belleza de las palabras, solemos hacerlo con el sambenito de escritor, como si las manifestaciones orales no fueran las primigenias y con ellas no ejerciéramos el noble oficio de organizar ideas y de trasladarlas hasta los demás para intentar el milagro continuo de la comunicación. José Luis amaba las palabras y lo hacía en cada momento del día, en la conversación, en el púlpito, en la clase, en la reflexión. Aquí vamos a destacar su expresión escrita, su labor de escritor, pero no podemos echar en olvido la actividad oral de un hombre al que muchos tienen que agradecerle su limpia expresión, su altura de miras, su esquema conceptual trabado y su coherencia, y sus duras palabras en ocasiones, y sus duras palabras, no siempre complacientes. De esto podrían hablar muchos mejor que yo. Ahora sólo se apunta que no es escaso valor y que a mí no me gustaría echarlo en el olvido.
Pero el adagio latino verba volant ... nos recuerda que aquello que no se traslada a un formato visible corre el peligro de traspasar enseguida el río del olvido. Por eso, volvemos la mirada a los escritos, a los libros, a la palabra impresa.
José Luis nos dejó buenas muestras de ello. Hasta dieciséis títulos, al menos, en formato de libro, además de numerosos artículos y comunicaciones, pueden ser consultados y están a disposición de los curiosos. A lo largo de muchos centenares de páginas podemos ir descubriendo las aportaciones, el pensamiento, las obsesiones, las predilecciones o, en fin, la escala de valores en la que se movió José Luis. Ahí queda una labor extensa para disfrute de todos nosotros.
La letra impresa, por definición, exige un grado mayor de atención que la lengua oral; esto no se discute. Tampoco se descubre nada cuando se afirma que los géneros piden a su vez un grado de expresión diferenciada. Y, entre todos ellos, el que se lleva la palma es el de la creación literaria; en él se espera siempre un espíritu diferente, un grado de sensibilidad y de finura que son los que, de verdad, dan cuerpo al hecho literario. Y aun si me permitís una distinción más, es la creación lírica la que encarna los más altos primores, el uso más excelso de la lengua. Y José Luis amaba, por encima de todo, las palabras. En el fondo, creedme, creedle a él, a José Luis le hubiera gustado ser un gran poeta, que le recordáramos como el artesano de la palabra en busca del milagro en cada verso. Por diversas razones -no sé si es el lugar de perseguirlas-, tenemos muchas muestras de su labor historiográfica o biográfica y escasas de su creación literaria y específicamente poética. Pero no puedo pasar adelante sin asegurar, a riesgo de que no se esté muy de acuerdo conmigo, que la labor literaria de José Luis se halla esparcida por todas sus obras, que yo no soy capaz de leer la Historia de Béjar, por ejemplo, sin admirar, tanto como los hechos que se narran, la forma de contarlos, sin festejar por ejemplo la maestría con la que José Luis se acerca a la Historia como pretexto para que yo me haga una imagen personal también de una historia sentimental de las gentes y de los paisajes que la conforman, sin que yo me detenga en admirar lo hermoso que resulta la incrustación de frases populares en los entresijos de las hazañas más sesudas. Con estos recursos literarios no pierde la historia, al contrario, se consagra como algo más próximo al lector, como la suma de hechos en los que todos participan y de los que cada uno extrae sus consecuencias. ¿Quién dijo que el rigor historiográfico está reñido con la cercanía lingüística? Permitidme un consejo: leed sus libros sin perder de vista el valor de la expresión; gozaréis con su lectura. Yo sólo comunico mi experiencia.
Y ahora quiero fijar brevemente mi atención en las obras más específicamente literarias, en aquellas en las que la palabra se alza como valor supremo y han sido concebidas para gozo interior. Me estoy refiriendo específicamente a su obra poética.
La producción lírica de José Luis es escasa en títulos y amplia en intensidad. Tres son las obras que nos deja para la lectura: “Centauros”(1987), “Droguería del pájaro pinto”(1995), y “El ánfora del áloe”(inédito). Enseguida daré cuenta de la tercera, por su carácter inédito y por lo que pueda representar de novedad.
Pocos títulos, como se ve. Muchos, muchísimos poetas lo superan en cantidad. No es lo más importante: la nómina de autores importantes con obra escasa en cantidad es muy numerosa. En todo caso, parece indicarnos -al menos por comparación- que dedicó más esfuerzos a otro tipo de actividades que a la creación lírica. Creo, no obstante, que la explicación más acertada es la de que José Luis nunca fue un poeta de los del escalafón, de los acuciados por la necesidad del premio o de la editorial, de los de capillas y grupos cerrados, de los de generaciones y otras nomenclaturas. La labor poética de José Luis siempre respondió a la necesidad íntima de expresión, de dejar, negro sobre blanco, una visión especial de un tema que obsesiona y de una reflexión que no te deja en paz. Por eso sus publicaciones tan tardías biográficamente hablando (todas en su madurez) y tan espaciadas en el tiempo.
Se supone que aquí yo debería dar alguna clave para la lectura de estas tres obras citadas. Daré sólo alguna impresión, la que se deriva de la lectura atenta y gozosa de los textos. Sí, disculpadme, es de Perogrullo pero es así, de la lectura y sólo de la lectura. El mejor homenaje que le podemos hacer a la obra de José Luis es leerla, porque leyéndola lo reconoceremos a él, y, reconociéndolo, dialogaremos con él para compartir o para disentir de lo que nos trasmita. Hablar, pues, de su obra, sin acercarse a su lectura, no tiene ningún sentido, si no es el de cumplir un compromiso social o académico que a nada nos conduce.
Por eso, y sólo por eso, quiero traer aquí parte de la cita que encabeza su primer libro poético, “Centauros”. Son palabras de Teilhard de Chardin, autor que influyó decisivamente en su formación y en muchas facetas de su vida: “La originalidad de mi creencia consiste en esto (...) Por mi educación y formación intelectual, pertenezco a los “hijos del cielo”, pero por mi carácter y por mis estudios profesionales soy un “hijo de la tierra” (...) Después de treinta años consagrados a la búsqueda de la unidad interior, tengo la impresión de que se ha realizado de una manera natural una síntesis entre las dos corrientes que me solicitan. Una no ha ahogado a la otra. Hoy creo, probablemente más que nunca, en Dios y al propio tiempo, más que nunca en el mundo”.
Pues ya está, ahí, creo yo, está la llave para comprender bien el mensaje de toda la creación poética de José Luis, y, si se me permite, para explicarlo como ser humano. “Síntesis de dos corrientes: ... Hijo del cielo, hijo de la tierra”. Entre estos dos polos se mueven los sentimientos, las palabras y los versos de José Luis Majada. La primera parte del binomio explica todo el tema religioso, básico en su obra; la segunda (“hijo de la tierra”) desarrolla todas las experiencias racionales y vitales, desde las raíces minerales hasta los acontecimientos populares, tan queridos por el autor.
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Antonio:me ha emocionado profundamente su semblanza de quien fue admirado profesor mío.Gracias por rescatarlo del olvido.
Me gustaría saber dónde se pueden adquirir las obras de Majadas
En contestación al invitado del lunes, yo he podido adquirir las que tengo en la librería Studio que está en la calle Mayor de Reinoso, 1 Béjar, teléfono: 923.402.410, pero supongo que en otras librerías de la ciudad también se pueden encontrar.
José Luis Majadas, que amaba las palabras también amaba a Béjar. Hay que reseñar su discurso en el que denunción con contundencia el abandono que sufría y sufre el oeste de España y que escribió cuando decieron quitar el tren.
Majada no entendía que no hubiera un auténtica sublevación contra aquella ignominia. Creo que en Béjar fue casi siempre un gran incomprendido. No se le llegó a apreciar todo lo que sabía y todo lo que valía.
¿Será ese el sino de los valientes?
AGRADECCO A ANTONIO GUTIERREZ que nos acerque la figura de JOSE LUIS MAJADA, no se ha hecho justicia con este gran hombre, sin duda una de las personalidades del siglo XX, animo a todos los lectores de bejar.biz a que se acerquen a sus libros como se recomienda mas arriba, son sin duda un jugoso análisis para todo el que quiera conocer nuestra historia pasada y reciente , sobre todo para aquellos que intenten mejorar su tierra desde la razón.
Muy acertada la recreación de su memoria...en este momento en que no se lleva ser tolerante, JOSE LUIS fue un gran ejemplo.... amigo de sus amigos aunque no compartieran sus ideales...
Sobre la historia de Béjar, es quien se refiere a ella desde la documentación, lo que no coincide con otras historias, creadas por quienes lo hacen desde la leyenda y el chuvinismo, alterando
la autentica, por que la verdad a veces es dificil de digerir.
Nuevamente Bejaranos ilustres que no son de Béjar.
No niego que sea un personaje importante e ilustre, pero no creo que entre en la categoría de Bejaranos ilustres ya que el era Cacereño de nacimiento y Paporro de adopción.
PD, este artículo ya se publico el 14/01/2007:
https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:nyUSLaS6em0J:https...
Y la segunda parte unos días después.
También podríais incluir a Miguel de Unamuno, que según parece estuvo por aquí en algunos momentos. Ya puestos...
Dice un amigo mio: "hay días tontos y tontos todos los días"
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