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29 Fuentes de Béjar: La Fuente de la Sábana y la etapa barroca de la villa suburbana El Bosque de Béjar
El Bosque de Béjar
Plano de El Bosque de Béjar
Fuente de la Sábana
El Bosque en el cuadro de Ventura Lirios y la Fuente de la Sábana
Vista frontal
LA FUENTE DE LA SÁBANA
Es la más monumental de las fuentes construidas en esta villa de placer, obra barroca de principios del siglo XVIII que se instaló junto al ángulo noreste del estanque como fondo perspectivo del paseadero (Figuras 3 y 5). Fabricada en sillería de granito, alcanza unas dimensiones máximas importantes: 15 varas de altura incluida la hilada oculta bajo tierra, 8 de anchura y 4 de fondo (es decir, 12,50 × 6,45 × 3,25 m), y consta de dos cuerpos, uno inferior con forma de arco de triunfo (de medio punto, cegado), alzado en medio de una pila poligonal, embellecido con cinco mascarones y cuatro pilas adosadas, dos en el frente y otras dos en los flancos.
Surtidor centralSobre este arco se dispone una potente cornisa y un segundo cuerpo de menor anchura en- tre formas bulbosas, protagonizado por la heráldica familiar (escudo de Zúñiga-Sotomayor bajo corona ducal calada, entre pilastras, del que pendía una ca- dena metálica, quizá el Toisón de Oro) y con remate de cornisa sobre la que descansan lazos de formas retorcidas y un alto surtidor central (Figura 6) al que posiblemente le falte su taza (Figura 6). 21 La fuente está dotada de varios juegos de agua que se documentan en el contrato de 1705 con el maestro que realizó los encañados y se reconocen bien en la Vista de Béjar de Lirios, pintada casi dos décadas después de su construcción (Figura 4).
Las diferencias formales y materiales entre los dos cuerpos de la fuente hacen pensar en dos etapas constructivas e incluso en distintas funciones. Iniciada como arco de paso entre áreas diferentes del sistema de terrazas, realizado en granito de grano grueso en el siglo XVI, que sería cegado y transformado en fuente monumental a principios del siglo XVIII mediante la adición de la cornisa, el cuerpo superior y los mascarones y jarras, todo ello labrado en granito fino. En cualquier caso, ya es- taba construida como tal fuente en mayo de 1705, fecha del contrato con el maestro latonero Miguel de las Peñas, quien se obligaba con el duque, en precio de 3.000 reales y plazo de seis semanas, a realizar su instalación de fontanería, es decir,... la cañeria de la fuente nueva que esta en El Bosque [...] en esta manera: que todos los caños que fueren necesarios desde el estanquillo nuevo asta la fabrica de la dicha fuente nueba an de ser de plomo fuertes y firmes de suerte que permanentemente an de correr los caños de los mascarones, los jarrones, jarra alta y todos los demas de la dicha fuente nueba de forma que desde la savana para arriba a de correr todo….
Croquis de El BosqueLa descripción de la obra contratada coincide con el estado actual de la fuente, incluido el elemento que le da nombre. El sistema completo partía del llamado «estanquillo nuevo» (de unas 15 varas de lado y 2 de profundidad, o bien 12,50 m y 1,68 m, situado en la parte con mayor cota del inmediato Prado Alto) hasta abastecer la «savana» o lámina de agua que, a modo de cascada, vierte a través la ranura cobijada en el arco, punto más bajo de sali- da que se completaba con los «caños» de los cinco mascarones (cuatro de ellos vierten sobre los co- rrespondientes «jarrones» inferiores y el quinto va en la clave), los chorros ocultos en los laterales, los lazos y la «jarra alta» con el surtidor superior, que baña la mole de piedra como una meta sudante hasta que el agua se recoge en la pila de la base, de menores dimensiones y mayor profundidad en su origen, exactamente como se aprecia en la Vista de Béjar de Ventura Lirios y como se pudo comprobar tras su restauración (Figura 7).
Conducción de cerámicaLas obras de 2007-2008 permitieron verificar los detalles de la escritura de concierto, pero no la forma de llenado del estanquillo, situado en cota superior a la cercana regadera para el riego de los prados, de la que seguramente se surtía. En la memoria de los trabajos arqueológicos de 2003 se hace referencia a esta incógnita y se sugiere la posibilidad de que «por medio de un sistema de elevación mecánico –tipo noria– se pudiese subir el agua hasta este recinto». Sin embargo, tampoco se encontraron huellas de ese dispositivo en torno al pequeño estanque ni se aprecia en el cuadro de Lirios, por lo que cabe proponer otros medios más sencillos y menos costosos, perfectamente documentados en tratados de ingeniería como el de Lastanosa y bien conocidos en la zona de Béjar: un canal de madera fijado a la cerca perimetral, con toma de agua en cota suficiente a unos 115 m al este del depósito, o bien una tubería de arcaduces de cerámica oculta en la misma cerca (de mayor
altura en el siglo XVIII), según el sistema empleado en la acometida de la fuente desde el estanquillo, a pesar de que en la escritura de 1705 se concertaba en cañería de plomo (Figura 8).
Otras referencias posteriores no aportan infor- mación sobre la fuente ni su funcionamiento, sólo sobre la limpieza del terreno inmediato en 1751, durante el ducado de Joaquín de Zúñiga, XII duque de Béjar, y sobre el mal estado de la «pared alta» que llegaba al estanquillo en 1778, ya en la etapa de la XV condesa y XII duquesa de Benavente y de Osuna, María Josefa de la Soledad Alfonso Pimentel, también XIII duquesa de Béjar, creadora del parque paisajista de El Capricho, en Madrid.
Las noticias del siglo XIX también son escasas, apenas una indicación en el plano de El Bosque de 1871, dos años después de su adquisición por el industrial Cipriano Rodríguez Arias, con una escue- ta mención al «depósito para la fuente F», y varias fotografías antiguas, ninguna de ellas mostrando los juegos de agua, lo que permite suponer que en algún momento anterior quedó averiado su siste- ma hidráulico e interrumpido el acueducto por dos puertas de paso para el ganado.
Precisamente ese estado inoperante se hizo motivo literario al propiciar un reto caballeresco para el pro- tagonista de la novela Rincón de provincia, publicada en 1935 por el escritor e industrial bejarano Emilio Muñoz García, buen conocedor del lugar. En torno a 1963, los propietarios de El Bosque realizaron varias mejoras en la fuente –quizá estimulados por el argumento de la novela– y construyeron un nuevo depósito de hormigón junto al estaquillo, ampliaron la pila, renovaron la fontanería y sustituyeron la ranura original por otra en pieza saliente de cantería, de modo que se pudo poner en funcionamiento ocasionalmente.
Fig 9
Fig 10La restauración definitiva se esperaba con las obras de 2007-2008, cuando la Fuente de la Sábana fue objeto de una completa intervención a cargo de la Dirección General de Patrimonio (Figuras 9 y 10): restitución o consolidación de partes perdidas o deterioradas, protección de cornisas, lim- pieza general de la fábrica, nueva acometida desde el depósito de 1963, sustitución de la instalación de fontanería e introducción de un dispositivo de bombeo en circuito cerrado que, sin embargo, ha fallado desde el principio. A pesar de la importante inversión pública desembolsada (en dos costosas intervenciones), el resultado ha sido muy discreto en cuanto a la defectuosa sábana de agua –que debería rebosar desde una lámina metálica y no directamen- te desde la piedra–, al escaso caudal utilizado y al tiempo de funcionamiento, hasta el punto de que hoy en día no es posible disfrutar de los juegos de agua y la fuente permanece tan seca como antaño (Figure 11).
Fig 11Desde el punto de vista estilístico, los rasgos barro- cos de la Fuente de la Sábana son muy atenuados, sin los excesos ornamentales que caracterizan la arquitectura del período (de ahí su buena inte- gración con la obra renacentista), y tanto por el material utilizado como por sus formas macizas con protagonismo de la heráldica, se acerca más a las obras de cantería o fontanería de los pazos gallegos, tan distintas de las fuentes barrocas de filiación francesa (como las de la Granja de San Ildefonso, por ejemplo, en todo caso realizadas décadas después, en el período 1721-1746, lo que descarta toda influencia).
La presencia de canteros gallegos en la zona de Béjar y al servicio del duque no se ha documentado hasta 1751, es decir, casi medio siglo después de la construcción de esta obra. En cuanto a los juegos de agua, en particular la sábana que le da nombre, tiene antecedentes antiguos en los jardines persas y mogoles y bajo la forma bien de lámina con caída vertical o de casca- da en pendiente fue un recurso habitual en fuentes y órganos hidráulicos desde el Renacimiento (Horti Farnesiani, Villa d’Este en Tívoli, Villa Aldobrandini), y obras barrocas similares en Francia (Roueil)
Desconocemos la autoría del proyecto y la identidad de los artífices que lo ejecutaron a excepción del responsable de la fontanería, por lo que tan sólo cabe exponer algunas consideraciones como hipótesis de trabajo para el futuro. La única fecha documentada, 1705, remite a los primeros años del reinado de Felipe V tras su entrada en Madrid en 1701, cuando fue recibido con gran aparato festivo y decoraciones de arquitectura efímera diseñadas por el pintor y arquitecto Teodoro Ardemans (1661- 1726). Entre los diseños aportados por Ardemans se conserva el de un Monte Parnaso que incluye un arco rústico entre rocas cuyo umbral queda ocupado por una cascada o cortina de agua que cae sobre una pila situada bajo el mismo arco; las formas complejas y diversas del diseño, la intención naturalista en las rocas y las ninfas que flanquean la construcción difieren notablemente de la sereñna arquitectura de la Fig 12Fuente de la Sábana, pero coinciden ambos ejemplos en la presencia del arco, el chorro superior, la sábana de agua y la pila adosada, elementos que pudieron interesar al duque, presente en aquel recibimiento como firme partidario del Borbón, al que había escoltado desde el sur de Francia hasta la capital española (Figura 12). Además de la posible influencia del diseño de Ardemans, se puede aventurar la par- ticipación de su colaborador Juan de Morales (ca. 1650-1719), natural de Béjar, «Maestro maior de Fuentes» de Madrid durante las ausencias de Ardemans, aparejador de las obras del Buen Retiro y, como el propio duque, dedicado también a los negocios textiles en su ciudad natal. El nombramiento de Morales para el Buen Retiro se produjo precisamente en 1705 y en competencia con José Benito Churriguera, a quien al parecer adelantaba en conocimiento de la arquitectura, según ha documentado Blasco Esquivias:
... así como José de Churriguera es insigne (sin que haya quien le compita) en el arte de la Escultura, posee Juan de Morales con perfección la arquitectura, siendo maestro en obras, Alarife, y muy perito en Albañilería, que es de lo que necesita el Real Sitio del Buen Retiro para las obras y reparos que en él se ofrecen...
Es decir, alguien más inclinado a construir estructuras que a su exorno, especializado en obras hidráulicas y capaz de trasladar al papel los requerimientos del duque para dar las trazas necesarias al correspondiente maestro de cantería. Por el momento , más allá de estas conjeturas, no es posible precisar una atribución para la fuente bejarana.
CONCLUSIONES
Las obras y proyectos que acabamos de documentar constituyen uno de los escasos exponentes de jardinería barroca en España dentro del período borbónico inicial (primer tercio del siglo XVIII, aproximadamente), tránsito entre la tradición clasicista hispana y la introducción del jardín barroco francés que ha sido poco estudiado en lo que se refiere a las iniciativas de la nobleza.
Para valorar la influencia de la jardinería francesa en las obras reales se dispone de documentación y estudios sobre los proyectos de Robert de Cotte para el Buen Retiro (1712-1714, sólo parcialmente realizados en la versión del parterre a cargo de René Carlier) y del proyecto de Étienne Marchand para el Jardín del Parterre de Aranjuez (1728), pre- vios a la implantación definitiva del jardín francés en la Granja de San Ildefonso (Segovia, 1720-1746), más próxima al modelo de Marly, aunque adoptado de forma sui generis. En las décadas siguientes, la in- fluencia de La Granja se deja sentir en proyectos de jardines como los elaborados por diversos autores para el Palacio Real de Madrid (desde 1745), el de Francisco Carlier para el palacio-convento de Santa Bárbara (1750), también en Madrid, destinado al retiro de la reina Bárbara de Braganza, y en los de Virgilio Rabaglio para el Palacio de Riofrío (Segovia, 1751-1752), con mayor impronta italiana.36 En cambio , los ejemplos fuera del ámbito real se reducen al diseño del mismo Marchand para el jardín de Migas Calientes, propiedad del farmacéutico Louis Riqueur en las proximidades del monte de El Pardo, Madrid (1724), y el atribuido a Claude Truchet para la Quinta del duque del Arco (1727), situada en el mismo monte y con acusada influencia del jardín barroco de Italia. En años muy posteriores, ya im- plantado el modelo francés en las obras reales, se construyeron jardines de tipo suburbano como el del duque de Alba en Piedrahíta (Ávila), proyectado por Jacques Marquet y realizado entre 1755 y 1766, y otros menores de tipo urbano, asociados a los pa- lacios de Liria (1770), Buenavista (1770) y Altamira (1772), todos en Madrid.
Por tanto, las reformas emprendidas por el XI duque de Béjar en El Bosque ca. 1705-1727, se- guramente sugeridas por el bretón Emmanuel Jouin, se cuentan entre las más tempranas de esa etapa de transición, relegadas a un segundo plano cuando comenzaron las obras que este mismo aristócrata proyectaba para su posesión madrileña de La Moraleja (ca. 1724-1729), situada en el monte del Pardo como los ejemplos de Migas Calientes y Quinta del Arco, pero mucho más apegada a la tradición. La documentación conocida no aporta datos sobre la ejecución de los proyectos ducales para El Bosque de Béjar, por lo que será preciso re- currir al trabajo de campo y al método arqueológico en aquellas obras que pudieran haber dejado un registro material en el subsuelo, tales como restos de pavimento y encintados de la «calle nueva», de la escalera y puerta asociadas (cimientos o discontinuidades murarias), cimentación y canalizaciones de las fuentes del potager, etc.
A pesar de no haber dejado una huella visible (excepto la Fuente de la Sábana), la documenta- ción muestra una preferencia clara por el gusto francés en la creación del parque delimitado por una empalizada, la presencia de naranjos en grandes maceteros (con la imprescindible, aunque no documentada orangerie), el potager, el paseo arbo- lado con sus copas entrelazadas y el suelo de arena entre bandas de gazon. El duque, además, se antici- paba a las inquietudes ilustradas del farmacéutico Riqueur en el cultivo de plantas medicinales y en el establecimiento de una «fondería» atendida por maestros botánicos de Montpellier, componentes que, de haberse conservado o, en su caso, llevado a término, hubieran enriquecido notablemente el patrimonio renacentista de esta villa suburbana.
Notas y Referencias
1 Cayo Plinio el joven, Epistolario (libros I-X). Panegírico del emperador Trajano (Madrid: Cátedra, 2007), en relación con las villas de Laurentium y Toscana; esta obra estaba representada con tres ejemplares en la biblioteca del padre del duque en Belalcázar (Córdoba), donde vivió su juventud. Leon Battista Alberti, De re aedificatoria. (Madrid: Akal, 1991, edición de Rivera Blanco, Javier, lib. V, cap. XVII), 231, entre otras citas.
2 La bibliografía sobre esta villa se puede rastrear entre los eruditos locales desde los años treinta del siglo XX, pero es particularmente abundante a partir de 1994, recogida en Urbano Domínguez Garrido y José Muñoz Domínguez (coords.), El Bosque de Béjar y las villas de recreo en el Renacimiento, Actas de las cuatro Jornadas de Estudio (1994, 1997, 2000 y 2003), en las que se incluye una treintena de trabajos de diversos autores, así como en la revista Estudios Bejaranos, publicación anual del Centro de Estudios Bejaranos en la que se pueden consultar hasta ocho artículos del autor entre 2001 y 2016 (núms. 5, 8, 12, 14, 18, 19 y 20). Otras referencias específicas de interés se encuentran dispersas en diferentes publicaciones, indicadas aquí en forma abreviada y de forma completa en la bibliografía: Domínguez Garrido (2002 y 2003); Martínez-Correcher y Gil (1993, 2000 y 2006); Muñoz Domínguez y Rivadeneyra Prieto (1995); Muñoz Domínguez y Garrido Álverez-Monteserín (1997); Muñoz Domínguez y Sobrino González (2000); Muñoz Domínguez y Sánchez Sancho (1997, 2000 y 2013); Muñoz Domínguez, Sánchez Sancho y Sanz Belloso (2009); Sánchez Sancho (2000); Santonja Gómez-Agero (1997); Sanz Belloso (2015); y Sanz Belloso et al. (2010). Finalmente, son numerosos los estudios sobre el jardín del Renacimiento que dedican páginas a El Bosque, tanto publicados como inéditos, y cuya referencia bibliográfica resultaría demasiado extensa.
3 Acerca del progreso social y económico de la ciudad en esta etapa pre-industrial se cuenta con una amplia bibliografía en la que destaca el trabajo de Rosa Ros Massana, La industria textil lanera de Béjar, 1680-1850. La formación de un enclave industrial (Valladolid: Junta de Castilla y León, 1999).
4 Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional (SNAHN). Osuna. C. 258, D. 79, «Agenda del duque de Béjar», fechada entre 1715 y 1724 por datos contextuales. El documento fue parcialmente publicado (transcrito con algunos errores) por Juan Muñoz García, «Proyectos de Don Juan Manuel II», en Béjar en Madrid, no 1091 (30 de enero de 1943),
5 SNAHN. Osuna. C. 334, D. 9-10, «Practica representazion, que dirije à su excelencia don Manuel Jovin commendador de el Real Orden de San Lazaro, sobre el govierno civil, y economico de los estados de su Excelencia y su comercio», sin fecha, aunque de ca. 1731-1732, fol. 4v-5r (borrador del informe en SNAHN. Osuna, C. 274, D. 193). La «Plana de Lila» del documento es la Plaine de Lille o Plaine de la Poterne, en la fron- tera entre Francia y Bélgica. Acerca del personaje, vid. Alfonso Ceballos-Escalera Gila, «Andanza hispana de un lazarista francés: el abate Emmanuel Jouin o don Manuel Jovin (1672-c.1740)», en Atavis et Armis, no 38 (enero de 2016), 20-26.
6 SNAHN. Osuna. C. 258, D. 79, Agenda..., fol. 12. La palabra «potajier» proviene del galicismo potager (huerto ornamental) que se había introducido en la Corte española hacia 1624 como nombre de oficio, según Elena Varela Merino, Los galicismos en el español de los siglos XVI y XVII (Madrid: CSIC, 2009), 1811 y ss.
7 Ibid., fols. 12r-12v. En la etapa de Santiago Bonavía al frente del Parterre de Aranjuez se documenta el mismo gusto por este tipo de cerámica, los «tiestos de Talavera finos» que se encargaron a la fábrica de Alcora en 1752, según Teresa Ozores Saavedra (mar- quesa de Casa-Valdés), Jardines de España (Madrid: Aguilar, 1973; manejamos la ed. de Valencia: Estudios y ediciones, 1987), 145-147.
8 Ibid., fol. 12r.
9 Ibid., fol. 12r.
10 Ibid., fol. 12r. Probablemente se trataba de reses de raza frisona.
11 Ibid., fol. 12r. También se acompañaban de huertas los flancos de una de las calles
de la Quinta del marqués del Arco (Madrid), creada ca. 1717-1727, según Alberto Sanz Hernando, El Jardín clásico madrileño y los Reales Sitios (Madrid: Ayuntamiento de Madrid, 2007), 651.
12 Ibid., fol. 14v.
13 SNAHN. Osuna. C. 262, D. 157, cartas entre el duque y sus administradores de fechas
28 de octubre de 1751 (fol. 3r) y 3 de marzo de 1758 (fol. 7r). Desconocemos a qué don Pedro se refiere el documento, posiblemente uno de los hombres de confianza del duque en la administración del estado de Béjar que habría sugerido la idea del nuevo paseo –puesto que recibía su nombre–, fallecido antes de 1751.
14 SNAHN. Osuna. C. 258, D. 79, «Agenda... », fol. 5r.
15 Ibid., fol. 21v, lo que indirectamente permite documentar el cultivo del Rosmarinus
officinalis en El Bosque junto a otras plantas de interés farmacéutico.
16 AA. VV. (Gabinete Strato), Trabajos de excavación arqueológica previa al proyecto de limpie- za y protección del sistema hidráulico de El Bosque de Béjar, Béjar (Salamanca), Valladolid, 2004, 55-56, 124 y ss. La referencia más antigua sobre el beleño se encuentra en un artículo anónimo publicado en El restaurador farmacéutico. Periódico oficial de la Socie- dad Farmacéutica, t. XXIII (29 de septiembre de 1867), 622. Agradecemos el dato a Juan
Félix Sánchez Sancho.
17 Ibid., fol. 12v.
18 SNAHN. Osuna. C. 3514, D. 54, D. 55 y D. 59, cartas del duque a sus apoderados en
Béjar sobre las obras que el lapidario Juan Baptista Salvi tenía encargado hacer en Béjar, entre ellas una fuente de piedra para el jardín de El Bosque (incluye copia del ajuste y convenio con el artista), Madrid, 13, 16 y 31 de octubre de 1721.
19 El cuadro es propiedad de los actuales duques de Béjar, a quienes agradecemos las facilidades para fotografiarlo y reproducirlo.
20 En la terraza del jardín de cuadros se conserva un mascarón de aspecto más antiguo, renacentista, que podría haber servido de modelo a los de la fuente barroca.
21 El XI duque de Béjar fue elegido por el rey Carlos II en 1686 para recibir el preciado collar, atento a los méritos de guerra de su padre Manuel I (héroe en el sitio de Buda, hoy parte de Budapest), aunque no investido hasta febrero de 1700. Los garfios metá- licos del posible Toisón se conservan a ambos lados del escudo.
La pila de la Fuente del Escudo, situada en el eje transversal del jardín de cuadros, presenta suficientes coincidencias de material, dimensiones, talla y motivo como para considerar que se trate de la taza que falta en la coronación de la de la Sábana.
22 Fueron restituidos en 2007-2008, durante las obras de restauración proyectadas y dirigidas por José Carlos Sanz Belloso, Proyecto básico y de ejecución de restauración de las fuentes de la Sábana, Ocho Caños y Plazuela de la Rotonda de El Bosque de Béjar, Valladolid, 2007.
23 Semejante a la Puerta de los Puños del jardín cacereño de Abadía, situado a menos de 30 km de Béjar.
24 Archivo Histórico Provincial de Salamanca (AHPSa), Protocolos Notariales, P. 862, fol. 109r, Escritura de obligación del maestro latonero Miguel de las Peñas para hacer la cañería de la fuente nueva de El Bosque, ante Gregorio de Vega, Béjar, 11 de mayo de 1705 (las palabras entrecomilladas constan así en el documento, que fue dado a conocer por Miguel Rodríguez Bruno, «La casa de campo y Bosque de los duques de Béjar», en Do- mínguez Garrido y Muñoz Domínguez, El Bosque de Béjar..., 1994, 159, sin proporcionar una transcripción completa).
25 AA. VV. (Gabinete Strato), Trabajos de excavación..., 55-56.
26 Lastanosa, Pedro Juan de, Los veintiún libros de los ingenios y de las máquinas, Biblioteca
Nacional de España (BNE), Manuscritos 3372 a 3376 (manejamos la edición de Nico-
lás García Tapia, Zaragoza, 2004).
27 Así costa en AHPSa, Sección Protocolos Notariales, P. 1030, fol. 159, Alquiler de El Bos-
que, Béjar, 20 y 29 de marzo de 1778.
28 SNAHN. Osuna. C. 262, D. 157, «Aprobación de las condiciones por Luis de Béjar Cen-
teno [...] de cuidar y mantener la heredad de El Bosque», Béjar, del 28 de octubre de 1751 a 3 de marzo de 1758, fol. 3r, así como AHPSa, Sección Protocolos Notariales, P. 1030, fol. 159, «Alquiler de El Bosque», Béjar, 20 de marzo y 3 de abril de 1778.
29 Archivo Particular de la familia Oliva (APFO), «Plano de la finca El Bosque, propiedad de D. Cipriano R. Arias», pliego primero, Béjar, 15 de enero de 1871 (manejamos la reproducción anotada por su propietario, disponible en Archivo Central del Ministerio de Cultura, ACMCU, C/91445-4, 69, Jardín El Bosque, Béjar, Salamanca).
30 Este erudito local publicó varios artículos sobre los jardines de El Bosque y Abadía en el semanario Béjar en Madrid y llegó a ponerse en contacto con el paisajista Javier de Winthuysen en relación con la villa bejarana (agradecemos este último dato a Juan Félix Sánchez Sancho, que prepara un artículo sobre el tema).
31 Vid. María Jesús Herrero Sanz, «Los jardines de la Granja de San Ildefonso: Felipe V entre Marly y Versalles», en Bulletin du Centre de Recherche du Château de Versailles, 2012 (disponible en http://crcv.revues.org/11940, acceso 16 de agosto de 2017).
32 Así lo han documentado Aina Pascual Benassar, y Jaume Llabrés Mulet «La configu- ración del jardín artístico en el siglo XVIII: Gabriel de Berga y la reforma barroca de Alfàbia», en Estudis Baleàrics, Institut d’Estudis Baleàrics (febrero-septiembre de 2000), 91-112 (105), con referencia a una fuente parietal situada como fondo perspectivo de un paseo, «con ménsula, concha y pila de piedra ideada para un juego de agua en forma de cascada».
33 Biblioteca Nacional de España (BNE), Dib/18/1/8448, Teodoro Ardemans, Monte Par- naso, Madrid, 1700 (disponible en http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=000018183, acceso 16 de agosto de 2017). El diseño de este parnaso español fue llevado a efecto con pocas variaciones e instalado en un entorno de jardín fingido frente al convento del Espíritu Santo de Madrid, como se confirma en la anónima Descripción del adorno, que se hizo en esta Corte à la Real Entrada de su Magestad nuestro Catolico Rey Don Felipe Quinto... (¿Madrid, 1701?), 295-296: «Estava el Cavallo en accion de bolar con sus alas [...], de cuyas huellas se despeñava una fuente por entre las rocas, que venia à una taza de alabastro, que es la que los poetas fingen hizo al impulso de su erradura. Esta surtia al frontis, que guarnecia un arco de plata, sostenido de dos columnas como las del jardin, que circunvalavan el monte» (disponible en http://bdh-rd.bne.es/viewer. vm?id=0000058278&page=1, acceso 16 de agosto de 2017).
34 Muñoz Domínguez y Sánchez Sancho, 2010, 325-334.
35 Beatriz Blasco Esquivias, «Ni fatuos ni delirantes. José Benito Churriguera y el esplen- dor del Barroco español», en Lexicon. Storia e Architettura in Sicilia, no 2 (2006), 6-23 (7).
36 Vid. los apartados 3.1, 3.2 y 3.3 de Alberto Sanz Hernando, El jardín clásico en España. Un análisis arquitectónico, tesis doctoral dirigida por Miguel Ángel Aníbarro Rodríguez, De- partamento de Composición Arquitectónica, Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM), Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Madrid, 2006 (con amplia bibliografía sobre los ejemplos citados).
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Muñoz Domínguez, J. “The Fuente de la Sábana and the baroque stage of the suburban villa El Bosque de Béjar”. VLC arquitectura Vol. 5, Issue 1 (April 2018): 95-125. ISSN: 2341-3050. https://doi.org/10.4995/vlc.2018.7980
• Sanz Hernando, Alberto. El jardín clásico en España. Un análisis arquitectónico. Doctoral thesis, Departamento de Composición Arquitectónica, Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM), Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Madrid, 2006 (Available at http://oa.upm.es/35031/. Access 16th August 2017).
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• Varela Merino, Elena, Los galicismos en el español de los siglos XVI y XVII, vol. 1, Revista de Filología Española (anejo) (2009).
- Pasar lista es decir "fulano
hace 22 horas 26 mins - Difícil eso de pasar lista
hace 1 día 2 horas - A ese le quiero yo ver
hace 1 día 6 horas - El sr de la imprenta y la
hace 1 día 9 horas - Coño...salió el encargado
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hace 2 días 11 horas - 3000 personas de todas las
hace 2 días 16 horas - Ha ido Raul Hernández??????
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