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23 La Cometa: Reflexiones
Amalia Hoya
Hoy, voy a ser breve: no merece la pena extenderme porque estoy segura de que mis reflexiones convencerán únicamente a los que comparten ya estas ideas y dejarán indiferentes, o incluso enfadados, a los que no están de acuerdo; por otro lado, es lo que suele ocurrir, da igual cuál sea el tema del debate.
Vaya por delante que no me gusta la música ni el estilo de nuestra eurovisiva Chanel, pero en alguna parte he leído que hay personas escandalizadas porque baila de manera vulgar y enseña el culo en exceso lo que, según afirman, cosifica a la mujer. Y, como soy una mujer, quiero expresar mi total desacuerdo: Chanel está en su derecho de ponerse lo que le venga en gana, de bailar muy bien y de dirigir su carrera como le apetezca y, encima, casi es la ganadora de Eurovisión. Es evidente que solo elige quién puede; por tanto, elegir es sinónimo de libertad, un derecho que debería ser patrimonio de todos los seres humanos, y nadie debería juzgar si la elección es o no acertada.
Opino que es la mirada y la mente de los otros lo que realmente cosifica a la mujer, sobre todo la de machotes convencidos de que ellas se visten de manera provocativa con el fin de llamar a sus instintos. Este tipo de individuos, entre los que no descarto féminas, prefieren a las mujeres recatadas de toda la vida y, si me apuras, mejor en casa y obedientes; aunque ellos miren porno y desnudos por Internet y después, persigan a las que enseñan demasiado, convencidos de que son susceptibles de ser abordadas o peor, agredidas. Por desgracia y a estas alturas, hay hombres convencidos de que el mundo fue creado únicamente para ellos y su satisfacción, y consideran a las mujeres seres decorativos que han venido para servirles o animar la fiesta, lo que indica a las claras el índice de su coeficiente intelectual.
Me gusta comprender lo que sucede y, por eso, he establecido dos teorías. La primera es que la envidia podría haber dictado los comentarios, no sería tan raro, en un país en el que muchos prefieren preguntar qué tal evoluciona esa enfermedad y asistir a los entierros, que interesarse y felicitar por el éxito, da igual de qué tipo sea. También podría deberse a la tontuna generalizada en la que estamos sumergidos y a punto de ahogarnos, desde hace unos años, y que no sé si achacarla a la pandemia o vino ya con una globalización nefasta que ha beneficiado y llenado los bolsillos a unos cuantos, mientras el resto no vemos ningún beneficio y sufrimos los inconvenientes.
Estamos en el siglo XXI y asombra ver que la evolución no continúa, como cabía esperar, sino que retrocede a toda velocidad; de seguir así, muy pronto volveremos al medievo y eso, después de haber luchado, sufrido e incluso muerto por conquistar cada día un poco de más de libertad y amplitud de miras.
A este retroceso contribuye la globalización, ya mencionada, además de una censura que pretende acallar al otro, si no se adapta al modelo de sociedad y de opinión que nos imponen sibilinamente. Esta censura, presente a cada instante, nos impide hablar, vestir, vivir, manifestar opiniones con la libertad que teníamos hasta hace poco y llamar a las cosas por su nombre verdadero. Y es que los eufemismos han aumentado de manera
exponencial, por no decir ridícula, desde que llamamos boutiques a las panaderías y vinotecas a los bares. Se acabó aquello tan castizo de “Al pan, pan y al vino, vino”. Y lo vamos aceptando por temor a que nos cuelguen etiquetas feas que no son correctas, nos miren como a bichos raros e, incluso, demos pie a que nos agreda un fanático de esta nueva secta llamada “lo políticamente correcto”.
Ya se sabe que, ahora, la moda es correr en los parques e ir al gimnasio: consigues un cuerpo diez, suponiendo que lo consigas, mientras el cerebro languidece, y cada vez practicamos menos ese otro deporte tan sano que dice: “Vive, deja vivir y no te metas en lo que no es asunto tuyo”. Hemos descubierto el poder de un like y, por consiguiente, no necesitamos ya tener buen criterio.
Tampoco voy a olvidar la tercera pata de este banco, en el que todos nos sentamos que son los buenistas ciegos; los llamo así porque su afán de ayudar y ser solidarios no les permite darse cuenta de la realidad de los hechos ni de que, con su actuación, lo único que consiguen es engordar una madeja que nos enredará y ahorcará a todos. De la cuarta pata no hablo porque no existe: este es un asiento inestable e incómodo del que todos acabaremos cayendo.
Madrid 21-05-2022
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También es cierto que aunque (por el momento) no han sido capaces de ilegalizar nuestro cada vez más escaso espíritu crítico, lo que sí han conseguido es hacer de lo banal un dogma de fe. Han eliminado la Filosofía para meternos con calzador lo soez, los culos y los musculitos; y de esta manera evitan que pensemos, que razonemos, que tengamos opiniones discrepantes, y que seamos un peligro para sus chiringuitos de latrocinios.
Cuando usted dice chiringuitos de latrocinios, a que se refiere? A la Casa Real,empresas fantasmas de donde chupan los comisionistas? Empresas electricas ? No se exactamente a que se refiere.
En cuanto a culos y musculitos,si se refiere a la actuacion de Chanel,tiene usted la mirada muy filosofica pero un poco turbia,porque la chica,hizo un trabajo impresionante,y los bailarines tambien,lo que viene siendo un buen trabajo,yo creo que usted para las mujeres prefiere mas esto
https://www.publico.es/politica/vicepresidente-vox-deja-claro-espera-muj...
Y tambien digo que no es mi estilo sera porque ya paso de una edad,pero lo bordaron.
POr cierto es mentira que se ha eliminado la Filosofía.
https://www.huffingtonpost.es/entry/el-gobierno-desmiente-el-bulo-de-la-...
Hace mas daño la desinformacion,que un culo de una chica que en realidad se puede vestir como le salga del toto
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