Bajo licencia de Creative Commons.
21 Bejaranos ilustres: Don Florentino Hernández Girbal (I). Periodista y crítico de cine.
Don Florentino Hernández Girbal tiene bastantes similitudes biográficas con otra persona sobre la que hemos escrito anteriormente en esta sección: don Jesús Izcaray Cebriano. Ambos nacieron en la misma década en nuestra ciudad con sólo una diferencia de seis años. Por circunstancias laborales de sus familias, los dos abandonaron Béjar en su infancia, ejerciendo posteriormente el periodismo en Madrid durante los mismos años, donde escribieron para secciones culturales de distintos medios. Nuestros conterráneos también compartieron ideología antifascista, lo que les supuso sufrir la represión de la dictadura franquista después de la Guerra Civil, y los dos publicaron su obra literaria, aunque de géneros distintos, en la etapa de madurez.
A pesar de todas estas coincidencias, no me consta que se hayan mencionado o referido el uno al otro en sus recuerdos, entrevistas o crónicas, pero estoy convencida de que debieron conocerse, saberse paisanos, coincidir en actos o celebraciones y puede que incluso participasen conjuntamente en alguna de las intervenciones de las organizaciones de las que formaron parte.
El señor Hernández Girbal nació en Béjar el 17 de junio de 1902, por lo que les remito al primer artículo que escribí sobre el señor Izcaray, nacido en 1908, para tener una visión de nuestra ciudad en esos años.
La familia de don Florentino era natural de Béjar, donde su padre trabajaba de electricista, pero al conseguir otro trabajo en Medina del Campo, la familia se trasladó a esa ciudad. En ese momento, Florentino tenía solamente cinco años, así que fue en Medina donde transcurrió parte de su niñez y su adolescencia. Posteriormente se mudaron a Valladolid, donde ingresó en la facultad de Filosofía y Letras de la universidad de esta ciudad castellana, pero como él mismo cuenta: “no era buen estudiante y no podía soportar la severa disciplina de las clases”, lo que resultó en el abandonó de sus estudios universitarios.
Sin embargo, su afición y vocación literaria la tenía ya clara, su primer artículo lo había publicado hacía tiempo, a los dieciseis años. En 1924, a los veintidós, fundó el semanario “El Heraldo de Castilla” con Ángel Lera de Isla, quien posteriormente continuaría su carrera periodística en el “Norte de Castilla”. El semanario publicaba noticias de información local, cuentos y crónicas de diversos tipos y, como muchos otros medios de la prensa del momento, fue objeto de la censura que existió durante la dictadura de Primo de Rivera. Esta experiencia, los límites de libertad que impuso ese gobierno en la vida de nuestro país y la anterior formación de Florentino, consolidaron sus convicciones republicanas y de izquierdas en esos años de juventud.
En la etapa vallisoletana, también se inició su gran afición a la ópera y a la zarzuela, que le llevó a escribir críticas y reseñas de los estrenos operísticos y musicales para algunas de las publicaciones especializadas que había entonces. Hacía finales de la década de los veinte, Florentino dejó Valladolid para irse a vivir a Madrid. Allí encontró trabajo como distribuidor de películas, en una empresa que se llamaba “Cinematográfica Verdaguer”. De esta manera, entró en contacto con el cine, que aún no era sonoro. Su puesto en “Verdaguer” le permitió aprender todo el entramado que existía en esta incipiente industria, desde el inicio de la idea de una película hasta la proyección en la sala, a la vez que conoció los distintos oficios y a muchas de las personas que trabajaban y se dedicaron al cine durante esos años en nuestro país.
A día de hoy, no se sabe a ciencia cierta cuál fue el primer filme que se rodó y estrenó en España. Lo que sí se sabe seguro es que, al igual que en otros países europeos, las primeras exhibiciones cinematográficas corrieron a cargo de los corresponsales que los hermanos Lumière enviaban para difundir su ingenio y ampliar su colección de escenas cotidianas típicas de cara a incluirlas en sus cortometrajes. La primera de estas exhibiciones tuvo lugar en Barcelona el 5 de mayo de 1895, aunque en ese final de siglo, España no era el medio ideal para el desarrollo de la nueva técnica porque el 50 % de la población era analfabeta y un 68% rural. Fructuós Gelabert, pionero del cine español, filmó en 1897 documentales como la “Salida de la iglesia parroquial de Santa María de Sants” y “Salida de los trabajadores de la fábrica La España Industrial”. En 1906, Gelabert realizó la que se considera la primera película “argumental” de ficción: “Riña en un café”, a la que siguieron “Corazón de madre” y “Amor que mata”.
Otro de los pioneros fue Eduardo Gimeno, quien cuenta en una entrevista que le hicieron en 1945, de la que reproducimos a continuación una parte, cómo llevó a cabo su primera película “Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza”. La fecha de realización de este documental es objeto de debate, situándose entre 1897 y 1899:
«... - ¿Usted ha nacido en Zaragoza?
- Sí; y toda mi familia. Por ello tenía especial interés en triunfar en mi ciudad natal. Abrí el primer cine en 1897, y no sólo proyectaba las películas de los Lumière: “Batalla de nieve”, “Salida de los obreros de la fábrica”, etc., sino otras que yo mismo realicé. El propio aparato proyector servía, y sirve aún, para captar imágenes. De aquella época data una película que titulamos “Los pontoneros haciendo un puente”. Ahora que mi mejor producción se debió al hecho de haberme salido un competidor. A los tres años de instalarnos en Zaragoza, en el cine de la Flor, un empleado de mi padre, llamado Estanislao Bravo, montó otro cine frente por frente al nuestro. No paró aquí la rivalidad comercial, pues pintó un gran cartel diciendo: “En el cine de enfrente, trece películas; aquí, catorce”. Hay que advertir que por aquel entonces sólo circulaban en todo el mundo las mismas películas, que, en total, apenas rebasaban la docena. El que nuestro competidor dispusiera de una más nos colocaba en situación precaria.
- ¿Cómo se las arregló?
Una mañana me eché al hombro la máquina tomavistas, situándome a la puerta del templo del Pilar. Excuso decir a usted la curiosidad de la gente, que jamás había concebido cosa igual. Pero aún fue mayor su sorpresa cuando, a los pocos días -después de revelar el celuloide en barreños-, anunciábamos con grandes letras el acontecimiento: 'Hoy, catorce películas extranjeras y una nacional. Todo el que estuvo en misa en el Pilar podrá verse en la pantalla.' El éxito fue asombroso. Desde las ocho de la mañana hasta las doce de la noche tuvimos el cine abarrotado...»
Como hemos dicho en un párrafo anterior, Florentino entró en contacto con la industria cinematográfica al final de los años 20. Además de trabajar como distribuidor, en 1926 fue el montador de la película “La malcasada” de Francisco Gómez Hidalgo, que se estrenó el 10 de enero de 1927 en el “Teatro del Centro” en Madrid. “La malcasada” es una película muda, curiosa por los personajes que participan y por la anécdota de su inauguración. La película, apoyándose en el argumento, introducía de forma casual escenas diarias con personajes contemporáneos. Así, una de ellas transcurre en el estudio del pintor Romero de Torres en la calle Pelayo, recogiendo la tertulia que tenía lugar allí, en donde aparecen, lógicamente, algunos tertulianos: Valle Inclán, Azorín, Natalio Rivas, Santiago Rusiñol e Ignacio Sánchez Mejías; y también aparecen otros personajes que sólo asistían de forma esporádica, eran los que se consideraban entonces que estaban “de moda”, que casualmente fueron los hermanos Franco, Francisco por ser el general más joven del ejercito y Ramón el héroe de la aviación española por su vuelo transoceánico en el Plus Ultra. Así quedó registrada la primera aparición de Francisco Franco en el cine, montada por nuestro paisano. En la cinta original se filmó además a personalidades políticas del momento, algunas consideradas conflictivas por el régimen dictatorial que, al vérselas en la pantalla, causó que el público se levantase y las aplaudiera. Primo de Rivera ordenó la prohibición inmediata de la cinta y la desaparición de estas escenas, lo que obligó a remontar la película para que pudiera continuar su exhibición.
A partir de 1927, Florentino comenzó a escribir crítica cinematográfica, pero al principio no tuvo ningún éxito ni repercusión en los medios periodísticos. En ese año, llegó a Madrid un personaje estadounidense muy prestigioso en el sector radiofónico, Lee de Forest, con el objetivo de promocionar un aparato de registro sonoro para cine. Forest pensaba que el invento, debidamente utilizado, podía abrir nuevas perspectivas a la propaganda política. Con el “aval” de haber filmado ya con voz a Mussolini, consiguió persuadir en Madrid a muchos políticos, artistas e intelectuales para que se dejaran filmar saludando o profiriendo un discurso. El mismo Primo de Rivera se dio cuenta de las nuevas “armas” de este invento y comentó que era: “uno de los progresos modernos que mayor revolución e influencia pueden ejercer en el arte de la difusión de las ideas”. Sin embargo, no le prestó apoyo oficial, con lo que de rebote, ocasionó que el cine sonoro en España retrasara su aparición con respecto a otros países europeos.
Aún “sin voz”, durante la dictadura de Primo de Rivera fue cuando se desarrolló el cine-propaganda en nuestro país. Se pueden reducir a tres los temas que más se trataron: las visiones turístico-regionales, el problema colonial y la presencia ante las cámaras de personalidades afectas al régimen. El formato dominante que adoptó el cine en la época fue el documental que, como señaló uno de los organizadores de la campaña publicitaria en el extranjero de las Exposiciones Universal de Barcelona e Iberoamericana de Sevilla en 1929, tenía «la ventaja de la economía y de una mayor eficacia» con respecto a otros géneros o formatos. El documental acabaría convirtiéndose durante estos años de tránsito del mudo al sonoro, y de la Monarquía a la República, en otro de los ejes fundamentales para la actuación propagandística por parte del gobierno y de los partidos políticos.
En 1928 surgió el cine experimental de la mano de Luis Buñuel, quien fundó el primer cine-club del país en la Residencia de Estudiantes, al que le siguieron otros por toda nuestra geografía. A partir de ese momento, un estilo completamente diferente a lo que se había visto hasta entonces apareció en las pantallas. Cintas como “Un chien andalou” revolucionaron el mercado español y extranjero.
Florentino siguió insistiendo en su actividad de crítico cinematográfico, hasta llegar a publicar sus reseñas en “ABC” y “El Heraldo de Madrid”, en donde también salieron algunos de sus reportajes sobre personajes de la industria. Al mismo tiempo, comenzó a acudir a las reuniones y tertulias que existían en los distintos cafés de Madrid, frecuentado la del Pombo, dirigida por Gómez de la Serna, y la del Gijón. Poco a poco, consiguió hacerse con un nombre en la prensa e insertarse en los ambientes literarios de la capital. En 1931, salió a la calle su primer libro, una biografía sobre Manuel Fernández y González, el rey del folletín, luego en 1932 publicó otra, sobre Julián Gayarre, y en 1934 la tercera, sobre “Frascuelo”. Toda la producción bibliográfica de Hernández Girbal fue biográfica, dedicando su actividad periodística al cine que, a partir del inicio de los años 30 hasta 1936, se canalizó a través de la revista pionera “Nuevo Cinema” fundada y dirigida por él.
A la vez siguió interviniendo en rodajes y en la exhibición de filmes, ya que también en esos años fue el director de la sala “Fígaro”. Como pueden comprobar, Florentino fue uno de los participantes en muchos de los distintos aspectos de la actividad cinematográfica que tuvo lugar durante esos años en nuestro país, hasta el conflicto de la guerra en 1936. Como para la mayoría de la población, el estallido marcó un antes y un después en su vida.
La mayoría de la información biográfica de don Florentino la he tomado del artículo escrito por don Antonio Avilés Amat publicado en el libro "Periodismo, cultura y educación en Béjar. Siglo XX", al que envío desde aquí mi agradecimiento.
- Roberto Bueno obtiene premio en el Concurso de Fotografía de la Feria de turismo ornitológico de Montfragüe
- El antropólogo bejarano Honorio Velasco obtiene el premio Agapito Marazuela
- La bejarana Reyes Coll, nueva presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Boston
- El actor bejarano Antonio Velasco estrena Web promocional y canal YouTube
- La bejarana Ana Fernandez-Sesma líder en la investigación contra el coronavirus
- Lo de que tenga "que ser
hace 7 horas 24 mins - El problema son los tontos
hace 9 horas 12 mins - "Pero déjenme que pida más
hace 1 día 1 hora - Genial como siempre querido
hace 1 día 5 horas - A alguien le sorprenderá
hace 1 día 6 horas - Hay gente pa'too, que dicen
hace 1 día 9 horas - ¡Me parto con este
hace 1 día 9 horas - Aparecio el Grich de la
hace 2 días 15 horas - Los que POR AQUÌ OS ASOMAIS
hace 3 días 3 horas - Pues os deseo que tengáis
hace 3 días 13 horas
Estoy leyendo la biografía de "Frascuelo" de Hernández Girbal: Me gusta su estilo literario y la estructura del libro. He acudido a Internet para ver la biografía de éste autor y me ha sorprendido su importante trayectoria en el cine y en las obras biográficas. Es un autor poco conocido desgraciadamente. Vá éste comentario por él.
Enviar un comentario nuevo