Bajo licencia de Creative Commons.
2 El Bosque de Béjar y su jardín romántico amenazado
PARTE 2
La ría de El Bosque y sus piezas asociadas
Entre los elementos que componen el Jardín Romántico bejarano, cuajado de acequias, fuentes y surtidores de burlas, destaca la ría artificial situada en el centro de la terraza. La parte de mayor anchura coincide con el hueco dejado por otro elemento acuático más antiguo, una pila o fuente que se aprecia con dificultad en la Vista de Béjar de Ventura Lirios (1726-1727) y que con bastante probabilidad podría ser la que se conserva en el patio de una vivienda de Béjar (1).
La ría de El Bosque presenta un desarrollo modesto, aunque proporcionado a la superficie de la terraza en la que se inserta: 23 m de longitud, 6 de anchura máxima y 1,25 de mínima (figs. 1 y 2). Estas dimensiones quedan lejos de lo que exhibían sus congéneres en jardines de mucha mayor extensión, de modo que su presencia es, ante todo, estética y testimonial, sin la funcionalidad recreativa de las grandes rías navegables en las que se inspira. En realidad, tampoco era necesaria una ría de estas características en El Bosque, pues los paseos en barca estaban garantizados gracias a su espléndido estanque mayor, con una superficie de 4322 m2, dotado de embarcadero e isla central antes de 1592, cuando ya se documenta un barco de recreo.
Los modelos: rías artificiales en los jardines del siglo XIX
Casi todos los jardines ecléctico-paisajistas que hemos citado exhibían este tipo de rías artificiales, en algún caso con gran protagonismo en la composición o con varias piezas acuáticas semejantes repartidas por distintas áreas. Centrando la comparación en los ejemplos españoles, sobresalen por su tamaño las rías de El Capricho y Vista Alegre. La primera, construida entre 1794 y 1799, conserva su trazado original con unos 500 m de longitud, 44 m de anchura máxima en su lago intermedio y 4 m de anchura mínima (2), atravesada por dos hermosos puentes y complementada con una isleta, un embarcadero y la llamada «casa de cañas», relacionada con la diversión de la pesca (figs. 3 y 4).
La segunda ha sido recuperada recientemente por la Comunidad de Madrid, pero sólo en su mitad occidental; su longitud superaba los 700 m y sus anchuras máxima y mínima eran de unos 43 y 5 m, era atravesada por dos puentecillos y sus extremos quedaban definidos por una isleta al noreste y por un canal curvado en fondo de saco al suroeste (fig. 5), rematado por un promontorio de rocalla del que vertía el agua, una disposición idéntica a la que se conserva en la ría de El Bosque de Béjar, en este caso a menor escala (figs. 6 y 7).
De tamaño medio pueden considerarse la ría del Casino de la Reina, la de los Campos Elíseos de Madrid, la de los jardines del palacio del ducado de Osuna y de Béjar en las Vistillas (recordemos su propiedad de recreo de El Capricho), la del Parque de María Luisa en Sevilla y dos de las que tuvo el parque madrileño del Retiro. De estos seis ejemplares sólo se conservan dos y de forma incompleta, pero gracias a la planimetría histórica se puede comprobar que respondían al esquema ya observado en la gran ría de Vista Alegre: trazado sinuoso, puentecillos, una isla en uno de sus extremos y un canal en fondo de saco en el otro, con ligeras variantes.
El ejemplar del Casino de la Reina (fig. 8) alcanzaba una longitud de 120 m por 12 y 5 m de anchuras máxima y mínima, era atravesado por un puente y sobre su extremo meridional, utilizado como amarre de embarcaciones, se alzaba un pabellón de recreo de planta circular. La ría de los Campos Elíseos (fig. 9), con sus 130 m de longitud y 10 y 5 m de anchuras máxima y mínima, atravesada por un único puente, seguía el mismo modelo que la del Casino, aunque sin ningún edificio en el extremo opuesto a la isleta. La ría de los jardines de Osuna (fig. 10) repite el esquema con ambos extremos ocupados por isletas ovaladas, 108 m de longitud, 8 de anchura máxima y 2 m de anchura mínima, además de tres puentes en todo su recorrido. De la ría del Parque de María Luisa (fig. 11) sólo se conserva la parte en torno a su isleta mayor, pero en 1895 se desarrollaba a lo largo de 170 m, con tramos de anchura máxima de 15 m y 5 de anchura mínima, atravesada por dos puentecillos y una minúscula isla cerca del fondo de saco. En cuanto a las rías del Retiro, que ya contaba con un canal de trazado regular en su etapa barroca, recibieron tratamiento paisajista los dos ramales de agua que desde antiguo alimentan el gran estanque y se crearon ex novo otras tres rías; entre las de tamaño medio hay que situar la de la Cascada de la Chopera, construida en 1887 con motivo de la exposición sobre las Islas Filipinas y originalmente unida al lago del Palacio de Cristal (fig. 12), desarrollaba una longitud total de 270 m, lago incluido, 72 m de anchura máxima en el mismo lago y 4 m de anchura mínima, y era atravesada por dos puentes, uno de ellos con acceso a la isleta meridional; otra ría artificial se dispuso en el sector suroeste del Retiro antes de 1910, en este caso con 185 m de longitud, 28 m de anchura máxima y 5 m de anchura mínima, atravesada por dos puentecillos (fig. 13).
Todavía se conserva la menor de las rías de este mismo parque madrileño, situada en su ángulo noreste y a los pies de la montañeta rústica próxima a la Puerta de O'Donell (fig. 14). Por su forma y reducidas dimensiones, con 42 m de longitud, 13 m de anchura máxima, 2 de anchura mínima, puentecillo intermedio y extremo en fondo de saco, es la que más se aproxima a las características observadas en la ría de El Bosque (fig. 15). Entre estos ejemplares de menores dimensiones también cabe mencionar la que tuvo el Palacio de Liria (fig. 16), con 31 m de longitud, 8 de anchura máxima y 3 de mínima, rodeada de rocalla, ningún puente en tan corto recorrido y una isleta de planta cuadrada en su centro.
Dejando al margen el ejemplo sevillano, estas son las rías más destacadas en la jardinería pública y privada del Madrid que conoció Cipriano Rodríguez-Arias, pero no faltaban en los jardines urbanos de menores dimensiones, con ejemplares acomodados a la exigua superficie disponible: exactamente como sucedió en El Bosque de Béjar.
La ría de El Bosque y sus piezas asociadas
A pesar de su discreto tamaño, esta pieza reúne casi todas las características ya observadas en sus congéneres de mayor fuste: trazado sinuoso de anchura variable con isleta en la parte más amplia, reducida en nuestro caso a un escollo con surtidor (fig. 17); un puentecillo en la parte más estrecha, originalmente de madera (fig. 18), un extremo en fondo de saco con su promontorio de rocalla, construido como rústico pedestal para la Fuente del Paraguas (fig. 19), y otro en el extremo opuesto a modo de cascada (fig. 20), ambos para disimular las bocas de alimentación hídrica.
La pequeña cascada es una amalgama de piezas labradas de distinta época y procedencia (un mascarón renacentista o manierista y dos pináculos dieciochescos) junto con material pétreo más rústico, propio de este tipo de obras. Como argumentaremos en otra entrega de ese artículo, es probable que el mascarón presidiera una fuente parietal en el mismo punto donde se encuentra la Fuente del Escudo, un pastiche relativamente reciente cuya datación no hemos podido precisar.
En el extremo opuesto, el no menos rústico pedestal de la Fuente del Paraguas se integra en la obra de fábrica de la ría, lo que demuestra que se construyeron a la vez, es decir, la fuente fue un elemento asociado a la ría desde el principio. En cuanto al vaso, la mayor diferencia entre el estado original y su aspecto hodierno es el revestimiento, realizado con mortero de cemento en fecha indeterminada que forzosamente fue posterior a 1935, fecha de la fotografía que mostramos en la fig. 21, en la que se reconoce el murete de cerramiento con la mampostería original. Para restaurar esta pieza acuática bastaría eliminar el revestimiento reciente, consolidar la antigua fábrica de piedra e impermeabilizar el vaso con técnicas y materiales más respetuosos: ¿por qué se ha decidido eliminar la ría en vez de recuperarla como pieza acuática principal del Jardín Romántico?
Las fotografías conservadas y, sin duda, el recuerdo de muchos bejaranos de cierta edad, también permiten conocer el acompañamiento floral que tuvo la ría de El Bosque: un hermoso macizo de hortensias festoneaba las orillas (así se aprecia en imágenes de 1935, 1969 y 1995, figs. 22, 23 y 24) y, evocando el ambiente del jardín de Giverny pintado por Claude Monet desde 1890, flotaban los nenúfares en sus aguas quietas, algo sencillísimo de recuperar. También el puente se acompañaba de flores, en este caso plantadas en macetas sobre el correspondiente soporte, tanto en su primera versión de madera como en su renovación de hierro pintado.
Datación de la ría de El Bosque
Analizada la ría bejarana en sus características y piezas asociadas, comparada también con sus congéneres en España, queda por establecer una datación precisa de la obra, mucho más antigua de lo que se considera en el Plan Director y en el lamentable proyecto que certifica su eliminación.
La fotografía más antigua en la que se reconoce la ría (fig. 18) es una tarjeta postal editada en la segunda década del siglo XX, en Madrid, por Fototipia Castañeira, Álvarez y Levenfeld, una sociedad cuya actividad comercial se verifica entre 1906 y 1918, si bien la entrada del socio Levenfeld no se produjo hasta 1915. Este lapso de 1915 a 1918 permite concretar una datación ante quem para la ría de El Bosque. Puesto que la fotografía original hubo de ser anterior a la fecha de su publicación como tarjeta, se puede concluir que los elementos reconocibles en ella también lo son, y en concreto el puente sobre la ría que se ve en primer término (y por tanto la ría bajo él), la presencia de palmáceas (en término medio) y la Fuente del Cisne (al fondo). Todos estos elementos se introdujeron en el Jardín Romántico antes de 1915-1918, cuando aún no había heredado El Bosque la nieta de Cipriano Rodríguez-Arias (su hija Manuela Rodríguez-Arias Yagüe no falleció hasta 1919).
Por otra parte, ni el puente ni el resto del jardín muestran un aspecto recién plantado; de hecho, el estado de madurez de los setos de boj y del arbolado acredita una datación de una o incluso de varias décadas atrás, lo que vendría a demostrar que se trata del arreglo jardinero promovido por Rodríguez-Arias entre 1869 y 1874, y que, según ya hemos argumentado (vid. parte 1 de este artículo), no coincide con el diseño incluido en el plano de El Bosque de 1871 (nunca verificado), sino con la composición conservada hasta la actualidad. La ría, como otras de su época ya mostradas, forma parte armónica de esa composición al adoptar una forma curvilínea similar al resto de piezas no acuáticas y encajar en ellas, acreditando así su carácter estrictamente coetáneo, es decir, correspondería al jardín renovado antes de 1874, poblado de figuras y cenadores poco más tarde. En la misma línea apunta la datación de la Fuente del Paraguas, indisolublemente ligada a la ría, en cuyo extremo meridional se dispuso su base de rocalla y una de las bocas de alimentación (según veremos con detalle en próximas entregas, esta fuente pudo haberse instalado entre 1876 y 1878).
Sorprende que en el proyecto de «restauración» de 2021, promovido por la Dirección General de Patrimonio, se pretenda suprimir un elemento original del Jardín Romántico como es la ría sin otro motivo que su enfoscado con mortero de cemento, aplicado en las décadas centrales del siglo XX (en todo caso después de 1935), pero sin mayor alteración sobre su primer estado. De acuerdo con la legislación sobre Patrimonio, no se puede intervenir en un Bien de Interés Cultural desde la ignorancia; si algo se demuestra en este proyecto es un profundo desconocimiento sobre la tipología de la ría, sobre la historia y la cronología del jardín y sobre el valor de sus componentes: ¿por qué el Órgano Competente regional da por bueno semejante despropósito?
NOTAS
1. Trataremos de esta fuente en la cuarta entrega del artículo.
2. Las dimensiones de este y otros ejemplos se han obtenido de la planimetría a escala disponible, principalmente del Parcelario Urbano de Madrid, por haber desaparecido la mayor parte de las rías estudiadas.
PIES DE FOTO
Figs. 1 y 2. La ría de El Bosque en la actualidad: sin agua, sin la Fuente del Paraguas, sin acompañamiento floral (foto de Julián Mateos Lozano) y plano de elaboración propia (enero de 2022).
Figs. 3 y 4. La gran ría de El Capricho. Hoja kilométrica de Madrid, municipio de la Alameda de Osuna con la parte central del jardín en 1870 (IGN, con el norte invertido y la ría en blanco, a la derecha), y foto de su estado actual tomada de https://alamedabrothers.es/inicio/el-capricho/.
Fig. 5. Ría de Vista Alegre en Carabanchel (plano de la Real Posesión de Vista Alegre, AGP, 1845, sin nortear).
Figs. 6 y 7. Detalle del plano anterior y de la ría de El Bosque, en ambos casos con su extremo en fondo de saco rematado por un promontorio de rocalla (planos norteados).
Figs. 8, 9 y 10. Rías del Casino de la Reina, de los Campos Elíseos de Madrid y del jardín del ducado de Osuna y de Béjar en las Vistillas (detalles tomados del Parcelario Urbano de Madrid, 1872-1874, disponible en el IGN y en la BNE / BDF).
Figs. 11, 12 y 13. Rías del Parque de María Luisa en Sevilla, 1895, de la Cascada de la Chopera en el Retiro y del sector suroeste del mismo parque en 1910 (detalles tomados de los planos del Instituto Geográfico y Estadístico, ambos en el IGN).
Figs. 14, 15 y 16. Ría de la montaña rústica junto a la Puerta de O'Donell en el Parque del Retiro, del Jardín Romántico de El Bosque de Béjar y del jardín principal del Palacio de Liria (detalles tomados del Parcelario Urbano de Madrid, 1872-1874, excepto la imagen central, de elaboración propia).
Fig. 17. Surtidor de la ría de El Bosque (foto de José Muñoz Domínguez, julio de 2018).
Fig. 18. Tarjeta postal con una vista del Jardín Romántico de El Bosque hacia 1915-1918 (Madrid, Fototipia Castañeira, Álvarez y Levenfeld).
Fig. 19. Pedestal rústico para la Fuente del Paraguas, destrozada en julio de 2016 (imagen tomada de https://www.lagacetadesalamanca.es/hemeroteca/).
Fig. 20. Cascada de la ría de El Bosque y mascarón manierista (foto de José Muñoz Domínguez, 2015).
Fig. 21. Murete de piedra como cerramiento de la ría de El Bosque en torno a 1935 (RJBM, Fondo Winthuysen).
Figs. 22, 23 y 24. Acompañamiento floral de la ría de El Bosque en torno a 1935 (RJBM, Fondo Winthuysen), en 1969 (foto de Jaime Pato publicada en el número especial de la revista Blanco y Negro dedicado a El Bosque) y en 1995 (foto de José Muñoz Domínguez).
- Llamamiento a la ciudadanía
- Las fiestas de la Virgen del Castañar hace cien años
- Fernando Celestino: Entre fusilados tras un juicio y paseados, los represaliados en la comarca de Béjar fueron alrededor de 120
- Es lo que hay 2: Los comentarios
- Greguerías en el Ayuntamiento de Béjar. Y cuarta. El virus (microbio o bacteria) municipal
- Como ejemplo y del barrio
hace 1 día 15 horas - Fuera políticos
hace 1 día 16 horas - Que sí, que está muy bien
hace 2 días 6 horas - Tenemos un panorama
hace 2 días 10 horas - EL Juan José? Pues si
hace 2 días 10 horas - 70 millones para la
hace 2 días 12 horas - Ojalá fuera cierto, pero la
hace 2 días 16 horas - Fuera políticos, la única
hace 2 días 17 horas - El nombre de Rubén surgió
hace 2 días 17 horas - Te equivocas, lo escuchan
hace 2 días 19 horas
Enviar un comentario nuevo