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Visiones de Béjar (106): Cuando los salvadores vinieron de oriente
Parece como si fuera una premonición. El día de reyes vinieron éstos a lomos de una elefanta, como si se quisiera “transgredir” la costumbre por estos Lares tan extendida. Se escribieron ríos de tinta y ríos en los diarios digitales de Béjar, unos a favor, otros en contra. Pero es un hecho que esta costumbre está ahí, desde hace años y, si me apuran, siglos, cuando fue instaurada como tal. Me refiero, evidentemente, a la de los “reyes magos de Oriente”.
Parece que los tiempos cambian, y no cabe duda de que también cambia la forma de contemplar las tradiciones y costumbres. Para unos será cosa normal, para otros no tanto, y otros permanecerán indiferentes a tal circunstancia.
Pues bien, hecha esta pequeña introducción, voy a tratar de ligarla a otro hecho que ha acontecido en nuestro pueblo-ciudad-villa, que me a mi juicio puede cambiar, o acabar, por qué no decirlo, con la propia idiosincrasia bejarana. Y no es otra cosa que la visita de empresarios chinos, el pasado día 24 de abril, a nuestra morada bejarana. Todos ellos, casi seguro, que habrán tenido la oportunidad de ver las muchas posibilidades de Béjar desde diversos puntos de vista, para abrir nuevos mercados y nichos de negocio.
Si así fuera, ¿estaríamos realmente ante la gallina de los huevos de oro, o se trata, simple y llanamente, de cambiar o imponer otra cultura, o simplemente mezclarnos con ellos, haciendo un Béjar más cosmopolita, como sucediera ya hace siglos, por poner un ejemplo, con los Flamencos, que vinieron en cierto modo a cambiar la idiosincrasia bejarana de entonces, poniendo en marcha nuevas fábricas y procesos textiles, que tanta fama dieron a la ciudad en tiempos posteriores?
Hasta aquí estaría bien, obviamente. Pero, visto desde otra perspectiva, ¿no pudiera ser que, ante la incertidumbre total imperante, en la que este barco que vaga a la deriva, habiendo perdido el rumbo hace tiempo y pretendiendo recuperarlo sea como sea y a cualquier precio, se produzca, por así decirlo, una “colonización” por parte de la cultura y costumbres del lejano oriente?
Profundizando en las dos hipótesis anteriores, de una manera general se puede decir que ambas pudieran ser ciertas, siendo para mí la mejor, la primera. Nos encontraríamos sin duda ante un Béjar más abierto, en todos los sentidos, a nuevos horizontes, ya sea en materia de actividades y negocios como de oportunidades personales, a la vez que desaparecerían quizás muchas de las diferencias sociales que ahora existen y, por supuesto, esperando que los “típicos bejaranitos indígenas”, (sin quererlo decir de forma peyorativa ni despectiva), fueran eso: pura y llanamente bejaranos, que conservan sus tradiciones y costumbres impertérritas ante los cambios que se pueden avecinar
Evidentemente, apreciados/as lectores/as, ante estos hechos que pudieran llegar a ser reales o realizables, se podrían originar aspectos o situaciones negativas, tales como la aparición de guetos o grupos de presión, más o menos implantados y localizados. Por eso, aquí entrarían, o deberían entrar, en juego nuestros mandatarios, para poner orden y concierto, si falta hiciera.
Por otra parte, ¿serviría este conjunto “renovado” de personas, (ya me remito a todo el conjunto que conformaría la comunidad bejarana en su totalidad), para mejorar los servicios públicos, llámense sanidad, educación, etc., a la vez que invierte en industria, comercio, etc., para que se conforme un nuevo y rico tejido industrial y comercial en Béjar?
Quiero pensar que sí, por lo cual, me gustaría que esta enésima visión de Béjar, lejos de alarmar, sirva cuando menos para glosar lo que pudiera ser una nueva clase bejarana, la de los “Salvadores venidos de Oriente”. Salvadores que, dicho sea de paso, por qué no, reflotasen la menguada y cada vez más paupérrima industria y sociedad de la ciudad antes textil.
Y a modo de conclusión, después de reflexionar sobre lo arriba escrito, me queda apuntar que no podemos quedarnos indiferentes ante los cambios que se avecinan, y que, con toda probabilidad, se van a producir, vayan en el sentido que vayan. Nuestra actitud, tanto personal como colectiva, contribuirá decisivamente a que los cambios sirvan para alumbrar una Ciudad “renacida”, pujante y abierta a los nuevos tiempos, que conserve lo mejor de nuestras tradiciones.
Atentamente,
Paulino Aliseda Hoya
Paalho68@hotmail.com
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