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El tren de la vida descarrila en Badalona
Los que aman el buen cine recordarán siempre con agrado El tren de la vida, del rumano Radu Mihaileanu, una de las más trágicas comedias llevadas al cine. El argumento es simple. Durante la Segunda Guerra Mundial y con el objetivo de escapar de los nazis, un grupo de judíos de un pequeño pueblo de Europa del Este organiza un convoy simulando que se trata de un tren de prisiones. Algunos de ellos tendrán que hacerse pasar por soldados nazis, todo ello para evitar que el pueblo sea exterminado.
El tren de la vida pudiera ser un símbolo perfecto de las migraciones humanas, que a lo largo de la historia han recorrido los rieles por los que se escapa a la intolerancia política, a las miserias o a las violaciones de los derechos humanos, en pos de una estación donde bajar para comenzar de nuevo.
España, indudablemente, no es un país racista ni xenóbo. Sería un sinsentido que lo fuera habiendo sido los españoles protagonistas de las duras realidades que impelen a los hombres a emigrar. La emigración española, probablemente en todos los tiempos, ha sido ejemplo de valentía emprendedora. Desde los indianos que desembarcaban en Cádiz o en Barcelona fumando puros y hablando con otro acento, hasta los que no regresaron de Alemania. Diría, si acaso no fuese una visión romántica del pasado, que la cultura española se filtró al resto del mundo desde las maletas pobres de los emigrantes.
Intuyo que no podría ser de otra manera, al tomar en cuenta que la Península, por su posición geográfica, ha sido un crisol de razas y culturas, autóctonas y foráneas: fenicios, romanos, judíos, árabes. España es un país en que el mestizaje ha echado raíces propias. Aquí no hay una raza aria de proporciones antoprométricas precisas; pero sí hay, lo que resulta extraordinariamente delicado, un florecer de ciertas tendencias de extrema derecha que esparcen la semilla venenosa de la xenofobia.
Una información de la que se hizo eco Noticias Yahoo, responde a la pregunta "¿Espolea la crisis la xenofobia?" con los argumentos siguientes:
“Lo lógico es pensar que el alza de este tipo de situaciones va directamente ligada con el actual contexto socioeconómico marcado por la crisis económica a escala nacional e internacional y su repercusión inmediata en las cifras de desempleo.
Pero la tendencia viene de antes. En las últimas elecciones municipales y autonómicas (celebradas el 27 de mayo de 2007), se duplicó la representación local de partidos con un ideario político claramente contrario a la inmigración, comparado con las elecciones de 2003.
Un total de 50 concejales electos repartidos por distintas provincias españolas: Madrid (12), Barcelona (8), Cáceres (5), Guadalajara (5), Tarragona (4), Lleida (4), Valencia (4), Ávila (2), León (1), Burgos (1), Cantabria (1), Murcia (1), Castellón (1) y Girona (1).
El ascenso se debió sobre todo al auge espectacular de dos partidos: Plataforma per Catalunya, liderada por el ultraderechista Josep Anglada, que pasó de 6 a 17 concejales repartidos en 14 localidades catalanas; y España 2000, que consigue representación en tres ayuntamientos”. Fin de la cita.
Por otra parte, el caso del Partido Popular de Badalona, todavía caliente, es otro enfoque de lo mismo. Al PP se le podrían aceptar sus excusas por ofrecer en una propaganda impresa un mensaje de rechazo a los inmigrantes, que es la manera elegante de explicar la xenofia; pero lo que no se le puede perdonar es su intención, que es anterior a ese suceso, de utilizar a la inmigración como una de sus armas políticas.
De hecho, las explicaciones ofrecidas fueron reticentes, aceptando el error de forma sin adentrarse en el contenido, restándole importancia y poniendo pegas. La imagen del concejal del PP en Badalona, Xavier García-Albiol, acompañado de Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del Partido Popular en Cataluña, repartiendo un díptico xenófobo a todas luces, fue un acto electoral bien concebido, que pretendía rentabilizar los problemas locales ocasionados por elementos delictivos dentro de la masa de inmigrantes, generalizando, estableciendo patrones y creando un problema que sólo el Partido Popular podría resolver.
Eso,en español, se llama manipulación de masas, que es lo que han hecho siempre los totalitarismos y en lo que pueden caer las democracias donde alcanzar el poder sea un estímulo que lo justifique todo.
- Ni mejor ni peor. Y tú,
hace 3 horas 3 mins - Pues vaya lio, porque uno
hace 4 horas 7 mins - Gracias Luis por meternos
hace 4 horas 11 mins - Pues a mí me llaman por
hace 5 horas 29 mins - Sin duda se trata de un paso
hace 6 horas 38 mins - Tu eres un ciudadano de esos
hace 12 horas 39 mins - Una persona con educación y
hace 12 horas 41 mins - Gracias por cambiar la
hace 15 horas 15 mins - Se acabó el chiringuito de
hace 1 día 1 hora - Menos mal. Ya era hora que
hace 1 día 5 horas
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