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El ruido no hace bien; el bien no hace ruido
Dentro de tres años tendrían que haberse elaborado las ordenanzas municipales para la aplicación de la nueva Ley del Ruido de Castilla y León, que entró en vigor el pasado 4 de junio; sin embargo, tal vez por nueva, apenas se comenta.
Sería importante ir acostumbrándonos a la idea de que el ruido puede ser un delito y a lo complicado que será conseguir el silencio. No se ha logrado, al menos en Béjar, bajo la Ley para todo el país que regula lo posible y lo imposible en materia de ruidos desde el año 2003. Muchas de las quejas de los ciudadanos por molestias sonoras de toda índole, incluidas las resacas de los botellones y la fiebre del sábado por la noche, están respaldadas por esa Ley. De aplicarse, no tendrían los vecinos de las calles ruidosas que todos conocemos que andar recogiendo firmas para lograr descansar.
La Ley del Ruido de la Comunidad Autónoma es ciertamente amplia y restrictiva, por lo que no vendría mal que el tema se fuera tratando, ya que incidirá directamente en sectores que se verán obligados a hacer inversiones para poder cumplirla, en grupos humanos a los que no le quedará otra alternativa que entrar por el aro y en los que tendrán que hacerla cumplir jugando el papel que les corresponde.
De acuerdo a la letra de la Ley, ésta tiene por objeto “prevenir, reducir y vigilar la contaminación acústica, para evitar y reducir los daños y molestias que de ésta se pudieran derivar para la salud humana, los bienes o el medio ambiente, así como establecer los mecanismos para mejorar la calidad ambiental desde el punto de vista acústico, en la Comunidad de Castilla y León.” Asimismo, define a los emisores acústicos como “cualquier actividad, establecimiento, infraestructura, equipo, maquinaria o comportamiento que genere contaminación acústica.”
Los rigurosos controles administrativos y la vigilancia conllevarán, de las faltas graves a las más leves, multas que oscilarán entre los 300.000 euros y los 600 y un conjunto de medidas como la clausura de locales, suspensión de actividades y de licencias, precintado de equipos, inmovilización de vehículos y otras.
Nada ni nadie quedará excluido de las regulaciones de la contaminación acústica y apenas se contemplarán un par de excepciones. Es, por tanto, algo que tendrá un efecto general que originará controversias de todo tipo y que requeriría de una preparación, para no decir educación. Pero vendrán, se supone, el orden y el respeto al derecho de las personas a un ambiente saludable; tiempos en que los botellones se hagan en un “botellómetro” insonorizado, los quads y las motos truenen menos, los locales de ocio presten sus servicios a los que están dentro y las campanas de las iglesias doblen con el mismo entusiasmo... pero hasta los 50 decibelios.
Nota: El título de esta comentario corresponde a una frase de San Vicente de Paúl
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Parece que son delito solo los atentados contra la integridad fisica de las personas o laspropiedad. En Agosto de 2009 se ha publicado laLey 5/2009 de Castilla y Leon sobre el rudio. Los ciudadanos estamos esperando que nuestras autoridades municipales tomen solucion ante este delito contra la salud publica que es de su competencia. Al nivel de la venta de drogas o cualquier otra irregularidad. En otros lugares, son muy conscientes de lo importante que es la salud publica, el estado del bienestar y de derecho (de derechos de respeto a los demas). Eso es lo que diferencia los lugares y por eso Béjar estámás cerca de África que de Europa. Parece mentira pero somos casi africanos.
Invito a este periodicodigital a hacer una reflexion seria de este problema y como se va a plicar lanueva ley por nuestro ayuntamiento.
De acuerdo con el invitado 12:09. Además la reflexión seria debería incluir la pregunta: ¿dónde están los municipales en Béjar?. Cada año más plazas y cada año menos vemos por las calles.¿Dónde se meten?.Las motocicletas que pasan superando con mucho el nivel de ruido permitido las oímos todos continuamente, todos menos ellos, claro.
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