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Relatos de Béjar: Conclusiones (VI)
No me resulta fácil, cerrar esta ventana que se me ofreció de improviso cuando la pierna y el pie me sentenciaron al reposo. Menos, después de la última entrada que provocó una bronca fabulosa de la que aún quedan rencillas en la casa y mucho me temo que el apodo maldito que llevaré en la frente, para el resto de mi vida:
- Va len ti na ta de mierda!!!!!!!!!-
En sus sílabas acentuadas, la rabia destilaba una amargura profunda, los destellos de sus ojos oscuros anunciaban tormentas contra mí sin remedio. Había tirado, también frente a mí, una serie de fotografías en papel (en papel!!!!, ¡¡¡una pasta!!) donde se podía ver con claridad toda una gama de ovinos, ovejitas, borregos… Lana, mucha y variada lana en todas las posiciones y todos los tamaños.
-¿Pero tú quién te crees que eres?, tenías que publicar a los cuatro vientos “nuestras cosas” y dejarme con el c---- al aire!!!!!. ¿Pues sabes qué te digo?, que te aguante quien quiera, que yo estoy harto de hacer payasadas para que no te aburras.-
Y desde ese momento, tía Pepa me puso a régimen, Ana sintoniza en “su única” cadena monotemas sin tregua, María se ofendió tanto que me retiró el único “teveo” discordante del montoncillo de libros, y Quique, ¡santo cielo!, como por arte de magia omitió las chuches para rematar la serie. Un drama, escrito en seis actos, con prólogo y colofón.
Y es que además se daba la circunstancia de que yo llevaba un par de semanas con el libro del filósofo:
…nuestras opiniones tales como existen en nuestra conciencia.
Parrafada va y parrafada viene sobre “la tolerancia” y “otros menesteres”, todos de mucho valor y enjundia. Tardes enteras exhortando desde la camilla, el lavabo o el sofá que:
Entonces, como he dicho, todo el discurso se fue al traste, me quedé sin guías, sin apoyo logístico, en definitiva sin público, menos mal que en esas intermedias me desenfundaron de la porcelana y empecé a incorporarme a la vida cotidiana.
Poco a poco, eso sí, cojeando, pero con rotundidad, porque he tenido todo el tiempo y la concentración necesarias (sin la más breve interrupción de todos los que en estos meses me han querido tanto! Tanto!!!!!).
Así es que ya busqué con ahínco la atención de todos.
Y para desagraviar, pido disculpas públicas a Josete, y propongo al resto que el último libro, el de las rutas, sea compartido; ofrezco mi mochila, hacer yo esta vez una tortilla, chuches en cantidad y para todos los gustos, música “lo mejor de…” para el camino y en cuanto el tiempo lo permita, hacer una excursión en compañía, con el perro de María. Ofrezco una aventura digna de nobles de cuna: “La aventura de encontrar el último oso”…
Porque en todo este tiempo, he aprendido mucho.
Paso a Josete la digital y que sea él quien inmortalice todos los momentos para la posteridad.
vALENTINA
Colofón
Por todas las molestias ocasionadas y las risas que tuviste que soportar de amigos y conocidos.
Lo siento, perdona.
Valentina
Dicho esto, adjunté al sobre veinte euros, y lo metí bajo la puerta de su habitación.
Hoy, sobre mi mesilla de noche, encontré este soneto:
Aynnnnn!!!!!!! Recibiendo de mi propia medicina!!!!!!
No sé cómo terminará esta historia.
- Por fin el ayuntamiento
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Esta Valentina se nos presentó como un poquito zafia pero ha resultado un encanto, dándonos a conocer libros e historias de nuestro pueblo que dan ganas de conocer más en profundidad, a mí al menos me las ha dado. Algunos de esos libros no los conocía, como el tratado de etnobotánica de la provincia de Salamanca o la antología de Nicomedes Martín Mateos o el de los 25 años del concurso literario del Casino Obrero. Así que, gracias, Valentina, por ayudarme a saber más cosas de mis raíces y de mi tierra.
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