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Elecciones en pañales
Susana Díaz dará a luz en julio, dos meses después de las elecciones municipales, o a lo mejor de las municipales y autonómicas. Porque aún puede adelantarlas, pero lo haga o no, todo tendrá un sabor diferente. ¿A quién se le caerá la baba?
Jesús Cascón / GRANADA / 19 ENE 15
Dos meses después de la cita electoral para las municipales, que se celebrará en mayo, Susana Díaz, presidenta no electa de la Junta de Andalucía, dará a luz su primer hijo, ya con cuarenta tacos. Se supo este lunes, cuando un niño (ironías del destino), tras conocerse el hecho en las páginas del Diario Sur, le preguntó a la jefa del ejecutivo andaluz si era verdad que estaba embarazada, a lo que Díaz no tuvo más remedio que contestar "es verdad, es verdad".
Hay varios precedentes, pero ninguno afecta a un candidato directo a la presidencia de una comunidad autónoma. Quedan para el recuerdo y el anecdotario del embarazo de la actual vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que dio a luz nueve días antes de las elecciones generales y apareció públicamente en el balcón de la calle Génova en la noche electoral. No guardó cuarentena y ese momento fue muy comentado y criticado. O también el de Carme Chacón, que fue madre siendo ministra de Defensa, y se rememora su figura en periodo de gestación pasando revista a las tropas en 2008.
Ahora entramos en la pléyade de objetos a preparar para tan dichoso día, la de regalos por recibir, amén de la llamada a los pintores para la decoración del cuarto del bebé, acondicionar cuartos de baño para la bañerita del pequeñajo o pequeñaja, visitas al pediatra, calendario electoral, decisión de adelantar o no los comicios autonómicos... ya saben, lo propio de una mujer en estado de gestación. Y no olviden lo que puede ser más importante: un hecho tan natural y tan feliz como la llegada de un hijo se va a convertir en arma arrojadiza, según qué casos, o en escudo protector, según qué circunstancias. Desgraciadamente será así, es inevitable. De entrada, una mujer embarazada optando a una presidencia es una visión muy agradable para el elector indeciso, para los reacios a una opción política determinada, y además acerca a los votantes rurales hacia su candidatura, toda vez que, según los sociólogos, una mujer embarazada o un hombre cuya pareja espera un hijo los aleja de la urbanidad y los acerca a un mundo más natural y sencillo, más auténtico. Y, como no podía ser de otra manera, una noticia de esta importancia estrecha lazos y genera unidad en torno a la afortunada. Es decir, que en el PSOE pueden estar hablando ya de unión y adiós a los desencuentros interinos, todo por estar en torno a la futura madre.
Y no nos olvidemos del innegable efecto publicitario que conlleva una noticia de este calado. Díaz y el PSOE van a ahorrar en gastos de campaña porque su embarazo, y con perdón, se vende solo. Algo positivo en sí mismo, pero que lleva una trampa escondida: la del exceso de confianza; frotarse las manos por las consecuencias de esta noticia puede ser negativo si el aparato propagandístico del partido se duerme en los laureles. Y de otra parte puede usarse por los adversarios políticos de Díaz como argumento en contra. Ya saben, los manidos tópicos machistas que ponen en duda la capacidad de gestión y trabajo de una mujer que tiene que esperar un retoño, la dificultad que entraña poder clarificar una agenda de trabajo cuando ya tiene una prioridad... Todo esto hay que tenerlo en cuenta, así como el tono en los reproches y en las críticas hacia la actual presidenta. El PP, sobre todo, y el resto de partidos, han de tener especial cuidado en esto, y centrar sus argumentos en la gestión en tiempo pasado, no en el presente, ya que realizar estrategias en torno a su estado de gestación significaría contar con el rechazo absoluto de la ciudadanía. Meterse con una embarazada no es ningún problema; meterse con una mujer porque está embarazada sí. Simplemente, es bochornoso y denigrante. Ojito con ello.
Lo único cierto es que Susana Díaz, aún en estado de Buena Esperanza, no tiene estabilidad. Política, por supuesto. Es lo que busca pero al mismo tiempo es lo que exhibe y articula en cada entrevista o rueda de prensa. Ya ha afirmado hasta la saciedad que tendrá que adelantar las elecciones si no observa un gobierno de coalición con IU estable y unido cosa que, según ella, ahora mismo no existe. Eso puede significar dos cosas: que Díaz esté forzando un compromiso global de Izquierda Unida de no pactar con Podemos para dilatar el gobierno a cambio o, por el contrario, una necesidad de reventar el actual acuerdo bipartito para que el proceso electoral adelantado otorgue al PSOE una evidente ventaja sobre un partido que, lejos de ser un aliado poderoso, como lo fue hace tres años, ahora parece sólo un partido válido para hacer pactos con cualquier formación que aparezca en las encuestas. Y eso provoca vómitos en Susana Díaz. Eso y otras cosas.
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- Lo que diga Esther va a
hace 1 día 19 horas - POr cierto Esther.¿ Que
hace 2 días 13 horas - Y a AYUSO.
hace 2 días 13 horas - Gracias Esther por decir hoy
hace 2 días 19 horas - Ya no cuela este tema. Que
hace 3 días 15 horas - Aquí el caso es poner pega
hace 3 días 15 horas - Aquí huele a Koldo
hace 4 días 11 horas - La PSOE es como la gata
hace 4 días 17 horas - También había
hace 4 días 20 horas - bueno seguro que parecido a
hace 5 días 9 horas
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