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Visiones de Béjar (89): ¡El deporte en Béjar se mueve! Y, ¡¡cómo se mueve!!
Béjar, un domingo gélido del mes de enero, ha nevado un poco en su serranía, anuncian más meteoros de esta índole en cotas inferiores para los próximos días.
Salamanca, tres días después, miro por mi ventana del piso al levantar la persiana por la mañana y está nevando y con ganas, supongo que en Béjar lo está haciendo también o lo ha hecho durante la noche.
Esta introducción bien pudiera ser la de un relato, hecho ex-profeso para vender libros de una determinada obra literaria, por qué no. Pero no es más que la nueva Visión de Béjar, una vez más, que hoy quiero o pretendo dar de ese domingo gélido que pude sentir en Béjar y que otros muchos días también he podido apreciar, si me permiten, apreciados/as lectores/as, siempre con un punto de vista crítico y, por supuesto, constructivo y sobre todo, muy, muy… deportivo.
Pues bien, ese domingo al que aludía, se trata del pasado fin de semana, del 19 al 20 de enero. Me encontraba en Béjar por motivos personales y ese domingo me dispuse a dar un paseo hasta el paraje de Llano Alto. No era excesivamente pronto, aunque sí era por la mañana, pudiera ser que a eso de las 11:15 h cuando salí de casa. Nada más pasar el quicio del portal y salir a la calle, me encontré con algún que otro deportista, con su bici de montaña, había personas de varias edades. Hasta aquí todo me pareció normal, ya que era una mañana que, aunque heladora, era ideal para la práctica del deporte, eso sí abrigándose un poco; y digo que me pareció normal porque casi siempre, es decir casi la totalidad de los días del año que lo permiten, se ven, al igual que ciclistas, personas corriendo o haciendo running como se dice ahora. Pero no me imaginaba o no tenía conocimiento de que un domingo por la mañana, la gente saltaba de la cama para hacer deporte, y de una forma tan masiva, en Béjar.
Al iniciar el camino hacia Llano Alto, pude apreciar grupos de gente, como los que aludía anteriormente, con sus bicicletas, ascendiendo al monte del Castañar cuando menos, como si de una procesión se tratara. Vi también a personas que subían en solitario; otros en cambio iban cuesta abajo, descendiendo. Me crucé con chicas que, también en solitario, se ejercitaban en la práctica del running tanto subiendo como bajando, me topé con grupos de parejas que se ejercitaban, tanto montando en bici como corriendo. Pude ver a un osado ciclista bajar con su bicicleta MTB a una velocidad de vértigo adentrándose en el camino de los Rodeos desde la parte alta de este camino que le llevaría hasta Béjar. Y así una apreciable cantidad de personas, pudiendo conversar con algunas, ya que había algún amigo o conocido entre ellas. Tuve el placer de charlar también con personas que como yo sólo iban a pasear, viendo pasar a los ciclistas y corredores de toda condición y género, ya por Llano Alto, unos, supongo, adentrándose por los caminos y veredas hasta llegar al pantano de Béjar, denominado también de Navamuño, otros, por la Peña de la Cruz, o bien, de regreso de éstos u otros lugares y parajes.
Como se ve, el deporte en Béjar se mueve y ¡cómo se mueve! Ya no sólo tiene como motor el fútbol, como antaño y como uno de los pocos deportes federados. Rememorando cuando mi padre me llevaba al fútbol, siendo yo niño, teniendo que soportar y aguantar al energúmeno de turno a mi lado con su puro en la boca, vociferando y dando gritos no se sabia muy bien contra quién y por qué. Como se ve, las cosas han cambiado y los señores, en la inmensa mayoría pasados de peso, con su puro en ristre, han dado paso a personas que viven el deporte plenamente, sin tapujos, sin importarles si van vestidos con unas mayas de calentamiento para correr o montar en bici o hacer escalada, por poner algún ejemplo al uso.
Lejos quedó esa actitud, yo diría un tanto machista también, por qué no decirlo, que siempre caracterizó al deporte, donde parecía que los “actores” tenían que ser hombres por fuerza, siendo los espectadores el resto de la comparsa deportiva “entre comillas”, en muchos casos mujeres.
Los tiempos cambian, las gentes también, aunque perduren por suerte costumbres que no deben perderse, tradiciones que, en el caso del deporte en Béjar, no han dejado de ser eso, tradiciones, pero adaptándose a los tiempos que corren, afortunadamente, cosa que no está pasando por desgracia con el textil. A propósito, obsoleta queda para mí también la denominación esa de “equipo textil” para referirse a los equipos de bejaranos, cuando en alguna crónica deportiva podemos leer o escuchar, por ejemplo, eso de: el equipo textil perdió -o ganó- por un tanto a cero, haciendo otra vez clara referencia y alusión al fútbol.
Y volviendo al tema central de esta nueva entrega de Visiones de Béjar, de “mis visiones”, se ha visto y han existido a lo largo de las historia del deporte en Béjar -y para eso están las hemerotecas (tiren de ellas, se lo aconsejo) siempre-, personas que sobresalieron y aún hoy sobresalen por encima de los demás, personas que para mí conservan ese espíritu deportista o deportivo del que hacía mención en ese domingo gélido por la mañana. Personas que engrandecen nuestro deporte y el entorno deportivo y al mismo tiempo favorecen que haya una continuidad en esta materia, adaptándose a los nuevos tiempos. Personas y más y más clubes de cada vez más deportes, que engrandecen y engrandecerán la leyenda, no solo de ellos sino la de un pueblo-ciudad-villa como el nuestro. Por eso se podría decir que el deporte en Béjar se mueve a todos los niveles, y yo me atrevería a decir que es un revulsivo y que es sin duda también una de las pocas cosas que por suerte funcionan y bien, a pesar de tener una concejalía de deportes compartida con otras dos concejalías más -hacienda y juventud, que deberían tener a mi juicio una sola representación cada una de las tres y no solo una representada en este caso, siendo su titular una misma persona-, cosas como éstas no se pueden ni deben admitirse, aunque afortunadamente el deporte en Béjar se mueva y funcione.
Lejos han quedado, y también para el recuerdo, los tiempos en los que en Béjar, como supongo en otros lugares del planeta, existían esos “ROMÁNTICOS DEL DEPORTE”, tachados en ocasiones de temerarios o imprudentes o incluso de locos, por el solo hecho de practicar un deporte; gentes autodidactas y hechas a sí mismas, en la mayoría de los casos, a la par que curtidas en esto del deporte, cosa esta última que en Béjar sucede y por suerte. Personas que, en ocasiones, también rigen las riendas de los clubes, tanto en funciones técnicas como directivas, para mover a chavales, guiarlos y educarlos en la práctica deportiva.
Y como no quiero ser reiterativo, me despediré ya de esta nueva Visión de Béjar, y lo haré con una frase archiconocida: MENS SANA IN CORPORE SANO. Así que, a hacer deporte, que en Béjar lo tenemos muy bien para ello y, de paso, ¡¡Béjar se mueve!!
Atentamente,
Paulino Aliseda Hoya
Paalho68@hotmail.com
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