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Editorial nº 34, del 1 al 8 de abril de 2007: La Ineptitud del Alcalde de Béjar
Corre el alcalde de Béjar de un lado para otro, como un poseso, haciéndose fotos con personajes de fuste, para prometer al pueblo de Béjar que van a hacer un hospital de alta resolución, una central fotovoltaica, una fábrica de paneles solares, otra de gambas a la plancha y no sé cuántas cosas más. Azuza sin descanso a la brigada municipal de obras y saca compulsivamente a licitación paquetes diversos de suministros de materiales y obras para acabar, a la brava, unas instalaciones deportivas donde se puedan lavar la cara y la vergüenza, él y sus obedientes y mudos concejales, antes de las elecciones. Unas instalaciones deportivas a las que el pueblo de Béjar ya ha puesto nombre: FUERTE ALEJO, por su siniestro parecido, en el fondo y en la forma, con aquellos cercados que la caballería americana levantaba en las tierras del lejano oeste antes de que llegara la ley y el orden.
Y resulta patético el señor alcalde en ese loco deambular. No hay más que verle la mirada perdida y escuchar su verbo (aún más) incoherente. No hay más que leer los cada vez más circunspectos comunicados de prensa de ese Ayuntamiento sumido en el caos. No hay más que sentir cómo el pánico va adueñándose del equipo de gobierno y cómo comienzan a oírse los tambores de sálvese quien pueda.
Y es que el Sr. Alcalde sabe que no tiene solar donde implantar un hospital ni de alta ni de baja resolución, que todo es una mascarada para ocultar la situación de abandono de la sanidad bejarana y que, en realidad, no tiene resolución ni ideas para resolver la situación.
El Sr. Alcalde sabe que no tiene terrenos donde implantar la instalación de Unisolar, ni la de las gambas, ni la central fotovoltaica, porque la Cerrallana es, en la práctica, un suelo rústico, donde, debido a la desidia e incompetencia de él mismo y de su Concejal de Urbanismo, no puede hacerse absolutamente nada, salvo pasear.
El Sr. Alcalde sabe que las obras de Fuerte Alejo son ilegales, en toda su extensión, y que ha cometido un acto de prevaricación al permitirlas y gastar dinero público en ellas.
El Sr. Alcalde sabe que las obras del nuevo Matadero municipal son ilegales, en toda su extensión, y si no lo sabe, se lo decimos en este preciso momento y prepárese, que este es el siguiente torpedo.
El Sr. Alcalde sabe que ha fracasado estrepitosamente con la trama de modificaciones puntuales fraudulentas que ha tejido, con amorosa dedicación e interesado esmero, su afamado concejal Sr. Valle.
El Sr. Alcalde sabe que los bejaranos no necesitan ni quieren una piscina manchada y contaminada desde el mismo momento de su concepción, y no digamos de su realización.
El Sr. Riñones sabe que lo que necesita y quiere Béjar es un alcalde competente, que respete la Ley y defienda el interés público.
El Sr. Riñones sabe que él no es ese alcalde que Béjar necesita, porque, como sus actos demuestran de forma irrefutable, es un inepto, no respeta la Ley y no defiende el interés publico.
Y además, el Sr. Riñones sabe que esta vez va a resultar imposible engañar de nuevo a tantos bejaranos desengañados.
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