Bajo licencia de Creative Commons.
¡No me defiendas, compadre!
Los talibanes no se han extinguido, como se pretendía con una guerra que ya lleva diez años y está en las mismas. Ahora, ante los programas de retirada de la tropas de la ONU, cabría preguntar cuánto más alejado estará el peligro del terrorismo… o cuánto más cerca. O detenerse a pensar si toda la sangre que ha costado pudo ahorrarse y si los enormes recursos económicos destinados a ella no terminarán siendo inútiles para Occidente y útiles para sus enemigos.
La guerra contra el terrorismo es una pantomima irresponsable, que vierte gasolina sobre una hoguera. La muerte de Osama Bin Laden, ha permitido darle una marcha atrás “digna” a un conflicto armado sin solución. Era todo lo que se necesitaba para hacerlo. Pero es altamente probable que la guerra de Afganistán (y su entorno geográfico) más bien permita avivar las llamas del terrorismo.
Es desconcertante que los gobiernos, con tantos problemas urgentes que resolver en sus propios países, se unan para hacer una guerra con la excusa y el visto bueno de la ONU. Es inaudito que los Estados Unidos, que ya tuvo la experiencia de armar y asesorar a los talibanes para combatir a los soviéticos, hayan caído en el mismo error. Sus armas están engrosando el arsenal del fundamentalismo islámico y todavía la realidad puede causarle a los norteamericanos, sus aliados en esa estrategia por la “paz” y a todo el todo mundo libre, otras desagradables y trágicas sorpresas.
En este asunto, la gente, las mismas víctimas potenciales del terror, tendrían que decirle a sus gobiernos como Cantinflas: “No me defiendas, compadre”. Porque la estrategia de aplastar tiene muchas deficiencias, como se comprobó en Vietnam con la tierra arrasada, el napalm y el agente naranja. Esos recursos de intervención en grande, sin calcular los costos morales y el efecto contrario que producen, pueden transformar un grupo extinguible con inteligencia en un verdadero ejército de enemigos invisibles.
En definitiva, casi toda la política es un acto de demostración pública y sería más difícil hacerle ver a los ciudadanos que son defendidos de una amenaza sin contar con los vídeos de los misiles destruyendo el terrorismo en los horarios estelares de las televisoras. Como anuncios publicitarios. La guerra abierta pocas veces es la adecuada para enfrentar una guerra encubierta. Y no hay que ir más lejos: ¿a alguien sensato se le habría ocurrido bombardear el País Vasco para reducir a ETA? ¿No hizo el Reino Unido una demostración de ese tipo de fuerza con Irlanda y qué resultados obtuvo? ¿Y a los franceses que les sucedió en Argelia? Se sabe, de sobra, que eso no funciona, que es contraproducente a la larga. Como fusilar a un hombre para matar una bacteria contagiosa.
Aparte de palabras hueras, no se perciben los avances democráticos en Afganistán. Ese gobierno, hecho a imagen y semejanza, estará a merced del fundamentalismo islámico cuando quede solo. Es absurdo querer entrenar y armar un ejército afgano que actúe como un ejército occidental. No hay que ser clarividente, sólo mediamente lúcido para hacernos una pregunta, tan elemental que resulta imposible que los estrategas militares la estén pasando por alto: ¿Qué proyección de futuro estarán cocinando los talibanes y sus asociados?
Pienso que hasta un niño afgano que nunca haya ido al colegio podría responderla: “Los talibanes –diría el niño analfabeto—están infiltrando a sus hombres en el ejército y las fuerzas de seguridad. Están siendo entrenados por los mejores ejércitos, conociendo el armamento, descubriendo todos los sistemas defensivos, estudiando a los compañeros de cuartel, tratando de alcanzar posiciones de mando y esperando su oportunidad”. Si se mira con los ojos del sediento, que de pronto se tropieza con el acueducto de Segovia, hacer otra cosa sería desaprovechar una oportunidad de oro.
Decir que Occidente podría estar haciendo una guerra sangrienta y costosa que podría reverdecer el terrorismo, no es cosa de locos. Locos son quienes seguramente también lo saben y no lo dicen. Y nosotros, que tampoco les decimos a los no lo dicen que para defendernos así sería mejor que no lo hicieran.
- Tu eres un ciudadano de esos
hace 8 horas 49 mins - Una persona con educación y
hace 8 horas 51 mins - Gracias por cambiar la
hace 11 horas 25 mins - Se acabó el chiringuito de
hace 21 horas 42 mins - Menos mal. Ya era hora que
hace 1 día 1 hora - No como vosotros, que sois
hace 1 día 4 horas - Tenemos un nivel educativo
hace 1 día 5 horas - Los militantes del PSOE no
hace 1 día 11 horas - Sigues de coña? o que te
hace 2 días 1 hora - Y? En otras ocasiones
hace 2 días 7 horas
Enviar un comentario nuevo