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Lo que queda del mapa. Capítulo 35: La Fuentona se hizo río
En Muriel de la Fuente, Soria, una surgencia kárstica abandona las entrañas de la tierra y da a luz un río, Abión su nombre. Poza insondable, el manantial brota ante los ojos deslumbrados, más belleza ante el sabinar altivo. Del interior no se conoce el fondo ni el trayecto, que son muchos, afuera el agua habla y discurre, que es su sino. Mientras avanza, musita, recordando:
“… de la Fuentona mana un agua azul que parpadea en los riscos, las hojas nuevas de los álamos nacen ocres para volverse verdes cuando crecen, los milanos hacen cabriolas por encima de una ermita sin nombre, desde el poyo de madera orientado a poniente se divisa el ciprés que corona la plana colina, allí están los muertos antiguos. Nosotros enfrente, sentados, sintiéndonos juntos, contemplando, pensando. Allí mantuve una conversación contigo...”
- bueno seguro que parecido a
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Solo cabe preguntar :
¿cómo son las palabras que canta la fuente de agua azul?,
¿parpadearán al ser dichas en los recodos de los riscos?,
¿suscitarán sentimientos que naciendo ocres se vuelvan verdes?,
¿necesitarán los milanos volar sabiendo el nombre de la ermita?,
¿acaso los muertos tienen tiempos?
¿?.
Al pensar en el grupo, sospecho que todas las preguntas se contestaron solas, como un racimo jugoso, juntos, contemplando, pensando.
Otra conversación.
Muy hermoso. Como dice el autor "del interior no se conoce el fondo ni el trayecto", al fin es río.
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