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Eduardo Admetlla, pionero de la exploración submarina española
“Si tienes una ilusión y puedes cumplirla, no la dejes escapar”
Tengo 86 años. Nací y vivo en Barcelona. Estudié Comercio. Estoy viudo, tengo tres hijas, un hijo murió, y cuatro nietos, y no tengo bisnietos porque hoy en día no se estila esto de casarse. Los políticos lo están haciendo muy mal. No creo en Dios, y no lo necesito para ser ético
He tenido el privilegio de bucear con él, y siempre ha sido una experiencia inusual y hermosa, por su calma y la empatía con la que trata a “sus amigos los peces”. Lo entrevisté hace diez años cuando ya, según dicta el sentido común, era mayor para bucear. Pero el otro día me llamó entusiasmado: “¿Quieres conversar con un viejo que ha bailado con tiburones?”... Este Cousteau a la española, responsable de tantos documentales submarinos, tiene una lección de vida que ofrecernos. “Olvidad la palabra viejo –escribe en el prólogo de La llamada de las profundidades–. ¡No lo soy! Tengo aún tanto empeño en proseguir con mis andanzas que no pienso en mi edad, sino en mis ilusiones y proyectos”.
Mi mujer murió en abril, padecía alzheimer, enfermedad terrible para el que la padece y para quienes le rodean. Ya no sabía nada de mí, pero su ausencia ha dejado un gran vacío.
63 años de convivencia son muchos.
Me inicié en dos deportes de riesgo a la vez, el matrimonio y el buceo, en mi viaje de novios, con 24 años.
Sintió la llamada de dos profundidades.
Empecé con la pesca submarina, pero sólo duró un año, luego ya me pasé a la inmersión y la fotografía. Me di cuenta de que ir matando peces era un camino equivocado.
Argumentémoslo.
Hoy ya sabemos que los peces también sufren. Nos los comemos, de acuerdo, pero cuando un buen cazador hiere a una perdiz, la remata. A los peces se les deja encima de una cubierta ahogándose durante horas.
Somos depredadores crueles.
Pronto editaré Mis amigos los peces (una historia de amor entre un veterano submarinista y sus amigos de las profundidades), una historia de diez años haciéndome amigo de los peces, 6 millas mar adentro en Arenys de Mar a gran profundidad, adonde he bajado sistemáticamente todas las semanas.
¿Cómo le demostraron su amistad?
Comprendieron que ese ser extraño que bajaba a su mundo no era un enemigo. Cuando tiraba el lastre de plomo y percutía en el fondo venían a recibirme. La relación, sin ninguna duda, era de amistad.
¿Con qué tipo de peces?
Congrios enormes, potencialmente peligrosos, a los que abrazo; morenas, esas que tienen tan mala fama..., las cojo con la mano y las acaricio. Como tantos animales, tienen su corazoncito y tienen memoria.
Y viene de intimar con tiburones...
Sí, llevo 63 años buceando y me he topado con ellos, pero lo que he hecho con 86 años, no lo había hecho en mi vida.
¿Qué ha hecho?
Bailar con tiburones.
¡...!
Los Jardines de la Reina están en Cuba, seis horas mar adentro, un laberinto de manglares que descubrió Colón y que al verlo dijo: “Esto son jardines dignos de la reina”.
¿Qué pasó?
El guía troceó pescado y lo puso debajo de una roca para atraerlos. Yo, que no lo sabía, fui a sentarme, en el fondo del mar, precisamente sobre esa roca. Más de 30 tiburones me rodeaban, me rozaban; ¡estaba impresionado!, hasta que vinieron a sacarme de ahí.
Algún susto le han dado...
Hace muchos años tuve un ataque franco de un tiburón. ¡Me salvé por los pelos! Era cuando hacía pesca submarina a pulmón. Estaba patas arriba aleteando en un arrecife, y cuando me giré para subir vi al tiburón que venía hacia mí con la boca abierta.
¿Qué pasó?
Iba por mis aletas, y al verme la cara se asustó tanto como yo de él. Y aquí estoy, vivo pero consciente de que estoy en la recta final de mi vida. Pero déjeme decirle...
Dígame.
Si tienes una ilusión y puedes cumplirla, no la dejes escapar. Yo ahora buceo con mi hija y con mi nieta, me hace muy feliz. La edad cronológica es sólo una convención más.
... No hay que dejarse atrapar por las convenciones limitadoras.
No niego que nos hacemos viejos, pero si no supiéramos la edad que tenemos, no abandonaríamos nuestras ilusiones, que son el motor de la vida. Yo, mientras tenga salud, seguiré buceando.
Cuatro by-pass son una colección.
La ilusión consigue que mi corazón bombee a buen ritmo. Ilusión también por todos los jóvenes que a través de mi web se interesan en saber cómo me lo montaba hace más de medio siglo.
Cuénteme.
Cousteau patentó la escafandra autónoma en muchos países menos en España –era de los que consideraban que África empieza en los Pirineos–, así que creé mi propia escafandra y la patenté. Fue el inicio del buceo en España y del Centro de Recuperación e Investigaciones Submarinas (CRIS).
Los famosos caballeros del CRIS.
Así nos llamaban. No existía ningún cuerpo de submarinistas estatal, nosotros nos encargábamos de los rescates submarinos. Nos estrenamos con el rescate de los cuerpos de un avión de Aviaco que se hundió a 62 metros de profundidad. Recibimos muchos premios y homenajes.
Fue récord del mundo de profundidad.
El récord estaba en 92, el mío en 86, y pensé: “Por seis metros más...”. Hice la prueba y llegué a los 100.
¿Tiene algo bueno envejecer?
Envejecer quiere decir que vives. Siempre me ha rechinado ese deseo de la gente mayor hacia los jóvenes “¡quién tuviera tus años!”. Me parece un disparate: yo no sé cuánto ni cómo va a vivir ese joven, pero puedo asegurar que yo vivo y he vivido.
¿Qué ha aprendido de la vida?
Que hay que quererla mucho y perseverar en ese amor pese a las dificultades. Mi hijo murió de una sobredosis, fue terrible, pero hoy con mi nieto Patric (20 años) puedo vivir lo que no pude vivir con él.
¿Qué hace para estar tan en forma?
Bucear me ayuda mucho, me ilusiona. Y no es una huida: no quiero morir con los pies de pato puestos, quiero morir en casa, rodeado de la familia y poder despedirme.
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Hola Sr.Eduardo Admethlla..
Mi nombre es victor Hugo santos y le estoy escribiendo desde el puerto de veracruz ver. mexico,navegando en internet encontre este reportaje sobre usted,soy instructor de buceo scuba aqui en el puerto,toda esta carrera, aficiòn,amor y respeto ala mar la herede de mi abuelo Constantino Zimbrón Espejel, que descanse en paz. Quien fue pionero del buceo y la natacion en aguas abiertas aqui en veracruz,el fue quien me enseño a bucear desde que yo tenia 11 años de edad,ahora tengo 38 años!, mi abuelo me leia su libro EL LLAMADO DE LAS PROFUNDIDADES y me platicaba de las experiencias,anecdotas y el record que usted logro en el año de 1957, esto le entuciasmo tanto k decidio romper el record mundial de 100 metros de profundidad k usted poseia en esa epoca con equipo autonomo,lograndolo en el puerto de acapulco guerrero mexico, el 18 de Diciembre de 1963, notariado y certificado por el comando submarino de la armada de mexico en acapulco gurrero y el comite Olimpico Mexicano,
me agradaria mucho poder compartir mas experiencias que recuerdo y que poseo documentaciòn original de mi abuelo con ustedes! les dejo mis datos y correo electronico, Gracias y quedo a sus ordenes, Victor Hugo Santos Roquet, Av. La Fragua #2625 veracruz ver. mexico.tel (229)9375781 vh_santos72@hotmail.com
Lo que afirma el sr. Hugo Santos es verdad, la historia del Sr. Constantino Zimbrón Espejel, la conocí cuando era un joven, de la hazaña realizada por él en el año 1963, a traves de una revista de la Editorial Novaro de México titulada Aventuras de la Vida Real Nº 146 de 1 de febrero de 1968, mis respetos y recuerdo.
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