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Comenzar el año con poesía y versos
Iván Parro
Se puede empezar un año de muy distintas maneras. Se puede creer que este será mejor que el anterior, o nunca peor. Se puede pedir con fe o con esperanza por un año de nieves (que aquí en nuestra zona son necesarias), y que se cumpla así aquello de año de nieves, año de bienes. Se puede empezar un año sin cambios significativos respecto al anterior: más de lo mismo, más resignación, más apatía, más desinterés, más desmotivación.
Quizá te puede tocar un premio en el sorteo de El Niño (¡Enhorabuena a los afortunados y afortunadas!), creyendo que vas a solucionar algo, y quizá cuando te das cuenta sigues igual o peor que estabas. Se debe (siempre que no haya impedimentos) empezar el año en familia, brindando con todos, dejando a un lado todo lo malo y con espíritu de fraternidad.
Se puede por qué no comenzar el año trabajando, hacer la transición que marcan las campanadas compartiendo con tus compañeros y colegas de profesión ese momento, y eso es una manera de empezar bien con los tiempos que corren hoy en día. Pero ante todo y sobe todo hay que pasar los primeros segundos y minutos del nuevo año con alegría, con ese júbilo que no hemos sido capaces de exteriorizar en el año que dejamos atrás, con ese gozo compartido que debería ser una experiencia permanente durante las siguientes semanas, con esa enorme satisfacción por haber sido testigos y protagonistas de otro cambio de cifra, felices y dichosos por haber vivido otro año, recordando a quienes ya no están con nosotros y confiando en que este 2018 va a ser un buen año, un año importante, un año realmente especial. Ojalá que los mejores deseos se cumplan (los malos ni pensarlos siquiera). Ojalá que los buenos proyectos se materialicen. Ojalá que en este año sus metas y aspiraciones puedan encontrar respuestas.
Yo quiero empezar el año haciendo algo que me gusta (que es otra forma especial de iniciar este tiempo), y es escribir, y más concretamente estrenar el año con poesía. Deseo empezar el año en Bejar.biz con palabras y con versos. Deseo compartir con los lectores algunas reflexiones que seguramente me acompañarán durante todo este 2018. Consideré otras maneras de iniciar este nuevo capítulo en este semanario, escribiendo sobre tal o cual cosa, pero creí que la poesía era un buen vehículo para inaugurar este viaje a lo largo de las próximas 52 semanas, un viaje que seguro será apasionante como lo ha sido hasta ahora, un viaje no exento de dificultades pero que seguro pueden superarse, un viaje hacia otro año más en el que ojalá pueda comenzarlo como lo hago ahora.
Esta es la poesía que quiero compartir con los lectores, un adelanto de tantas otras que formarán parte de mis próximos libros. Estas son palabras que expresan sentimientos. Este es mi modo de empezar este año 2018. ¡Muy feliz año nuevo a todos!
INTENCIONES DE VIDA Y DE FUTURO
Salir al encuentro del hombre,
de la mujer, del anciano, del niño,
del pobre, del rico, del desesperado,
del inmigrante, del idealista, del político.
Avanzar para conocer a cualquier persona,
con sus méritos, sus defectos, sus pros y sus contras;
crear puentes de diálogo y de entendimiento,
construir acueductos seguros de vida y de esperanza,
mostrar caminos verdaderos para la vida en común,
alzar una mirada al cielo esperándolo todo,
tocar la tierra y amarla como no lo hace nadie,
creer en lo increíble y soñar con lo imposible,
abrir los corazones a un mundo que late fuerte,
sentir los pálpitos de tantas almas en movimiento,
animar a los jóvenes para cimentar sus propios sueños,
amar y dignificar a los ancianos y a los enfermos,
acoger bajo el mismo abrazo a todos sin distinción:
un pueblo que espera, una multitud que vive.
Indicar las posibles paradas del viaje de la vida,
enseñar a morir que es también enseñar a vivir,
educar en la solidaridad y en la amistad sin fronteras,
procurar el bien común sin distinciones ni distinguidos,
sin más y sin menos, sin muchos y sin pocos,
aportando lo mejor de cada uno para seguir adelante,
poniendo mucho más énfasis en todo lo que nos une,
apartando y olvidando lo mucho que nos separa
para ser la gran familia del mundo mundial:
padres y madres que se preocupan por sus hijos,
hijos e hijas que aman y apoyan a sus padres,
todos juntos caminando hacia no se sabe qué,
conscientes de la oportunidad que se nos ha brindado
pero temerosos de lo que pueda haber al otro lado,
sin conocer lo suficiente el camino que nos lleva al infinito,
sabedores de que sólo seremos pasto para la eternidad.
Cualquier comentario u opinión siempre es bienvenido. Gracias por su participación.
“El tiempo es el mejor autor; siempre encuentra un final perfecto” (Charles Chaplin)
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