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"El azar"
De este cansancio mío que cultiva silencios, es de donde a veces y por puro azar destilan los garabatillos...
Tengo la fantasía de otear en planetas lejanos, pero de momento no encuentro ni baobabs, ni rosas solitarias para hacerles “míos”.
Si puedo asegurar ,que no tengo ninguna intención de proporcionar malos ratos con estos “sueños tejidos” en la red, agradezco los besos pero no tengo costumbre de apoderarme ni de noches, ni de almas,
... la experiencia me enseña que no siempre desbordarse en lágrimas es necesariamente malo, en todo caso, ante los resbalones que pudiera producir este “encontronazo” solo se me ocurre recurrir a un truco de infancia que en mis días de desierto practico casi con clarividencia.
Se trata de:
“La Terapia del círculo”
Descubrí, en medio de un paredón medio enterrada por el yerbazal, una antigua fuente de hierro rematada en una piña cerrada, el único chorrillo apretando los piñones imaginarios, soltaba sobre mi dedito una agüita herrumbrosa como un rocío que me refrescaba el alma. Tenia, alrededor de la peana, una rotonda mágica que no acababa nunca; en ella , se mezclaban restos desgarrados del metal, arena y semillas muertas, en proporciones tan exactas como si de alquimia se tratara..., colocaba mis pies descalzos todas las primaveras sobre el borde frío de aquel circulo sin fin y con mi mano sobre la piña comenzaba mi caminata.
Despacio, muy despacio, sin perder el equilibrio, las pupilas fijas en el punto exacto del siguiente tramo pensando cómo giraba a mi alrededor, la barandilla de forja, los rosales amarillos, la chiringuilla, el basal cuadrado del arco de piedra, la esquinita del pilón, la pared cosidita de hiedra... Y, otra vez la barandilla de forja... un ciclo que me producía una calma y un desmayo intensos, tan intensos que mis mayores tenían que sacarme de él a voces.
Aquellas abstracciones supongo fueron experimentos de futuras actuaciones.
Nada empieza, nada acaba, es simplemente una sucesión que necesita de una atención especial hasta comprender que la vida, es sin duda, un circulo mágico del que algún día conseguiré salir.
Aunque nada desearía más que viniera a visitarme El Principito, me incomoda la percepción de sus interrogantes, porque hoy más que nunca vivo la realidad de mi tierra como la de esa vieja fuente herrumbrosa enterrada en maleza sobre lo que fue jardín, custodiada por paredes ruinosas.
....El circulo, más de lo mismo, una piña vacía que imita un fruto inexistente.
...2. pi . R al cuadrado.
... Yo también abandoné una magnifica carrera por mis fracasos número uno y número dos.
“Las Personas grandes nunca comprenden nada por si solas, y es muy aburrido para los niños tener que darles continuamente explicaciones...”
Tengo miedo, de que tampoco él me entienda, de que la caja que pinto con esmero, no contenga el borreguito que él esperaba, sino una personita incómoda y adulta que se queda sin respuestas,
...pero aún así,
soñando,
me descalzo sobre el borde intensamente frío de la fuente rota y espero a que él llegue aunque no sea el tiempo ni el lugar, “es caprichoso el azar” pienso con paciencia tarareando a Serrat...
Cierro la boca, cultivo silencios y abro los brazos por si puedo encerrar en este mi circulo nuestro intenso abrazo, y de paso terminar la parrafada con esperanza.
Gel Borrajo
(Mayo, 27 de 2008)
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Hoy he repartido papel en entre mis alumnos. Fíjate, Gel, sólo papel. Emocionados y nerviosos querían y lo hacían, reconocer el propio. Seguramente este papel nuevo y usado terminará siendo un elefante, un borreguito o un árbol extraño y enorme que les cobije el alma cuando crezcan. Y recordarán, para sus garabatillos, que un grupo de "alumnas mayores", piojillos verdes y pacientes, les sonreían con alegría. Si pudiera te mandaría la imagen de mi hermosa María barriendo la clase y mi precioso Pablo con el recogedor, llevando de nuevo lo barrido a la caja de reciclar.
Vuelve a escuchar al Principito y contesta sus preguntas, claro, mejor en francés.....¿cómo que no te acuerdas?...Tirón de orejas para ti.
Un beso. Marina
Lindo, muy lindo Gel. Me encanta leerte. E de BC
Esta voz nacida de la nostalgia, du temps qui passe, es un bálsamo. Escuchad cómo corre el agua, limpia y lenta, entre las líneas.
Vaya compa, hacía mucho que no te leía. La verdad es que no me quedan excesivas ganas de nada pero leerte siempre es algo que al menos calma mi corazón herido. Yo sigo cruzando mi desierto penitente al que le quedan todavía 280 pasos y luego ya veremos a ver.
El nº 3.
Nº 3, llamame cuando quieras. Nos tomaremos unas cañas para aliviar la sed de cruzar el desierto. EdBC
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