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Abalorios (y III)
NOVENA CUENTA:
De un finísimo paño marino vestía la capa el niño Luis, y doblaban ya versos a su alrededor en los jirones de aire que remataban los candiles... chocolate, pastas incrustadas de cacahuete... merienda al fin, en la tarde abierta a la plaza mayor con acacias.
“Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.”
(Arte Poética/ Jorge Luis Borges)
DÉCIMA CUENTA:
Y qué decir del niño Manuel... dueño de rubíes que explotaban en la boca, un tesoro que escondía, sobre la muralla, la huerta de tío Perico, palabras que sus propias palabras, la memoria y la noche traen:
... El olor de las alpargatas y el esparto, la madera combada y lustrosa de la escalera, la trampilla del sótano con su mágico mundo de cajas de cartón, escondites remotos, miedo y valor. Más olores, los dulces de la señora Emiliana, la carne sanguinolenta colgada de ganchos en una tienda cercana.
... el carburo de los hojalateros...,
... las reglas historiadas con signos desconocidos en el escaparate de Policarpo.
Aquel niño...
“La noche nace en espejos de luto.
Sombríos ramos húmedos
ciñen su pecho y su cintura,
su cuerpo azul, infinito y tangible.
No la puebla el silencio: rumores silenciosos,
peces fantasmas, se deslizan, fosforecen, huyen.
La noche es verde, vasta y silenciosa.
La noche es morada y azul.
Es de fuego y es de agua.
La noche es de mármol negro y de humo.
En sus hombros nace un río que se curva,
una silenciosa cascada de plumas negras.
La noche es un beso infinito de las tinieblas infinitas.
Todo se funde en ese beso,
todo arde en esos labios sin límites,
y el nombre y la memoria
son un poco de ceniza y olvido
en esa entraña que sueña.
Noche, dulce fiera,
boca de sueño, ojos de llama fija y ávida,
océano,
extensión infinita y limitada como un cuerpo acariciado a oscuras,
indefensa y voraz como el amor,
detenida al borde del alba como un venado a la orilla del susurro o del miedo,
río de terciopelo y ceguera,
respiración dormida de un corazón inmenso, que perdona:
el desdichado, el hueco,
el que lleva por máscara su rostro,
cruza tus soledades, a solas con su alma.
Tu silencio lo llama,
rozan su piel tus alas negras,
donde late el olvido sin fronteras,
mas él cierra los poros de su alma
al infinito que lo tienta,
ensimismado en su árida pelea.
Nadie lo sigue, nadie lo acompaña.
En su boca elocuente la mentira se anida,
su corazón está poblado de fantasmas
y el vacío hace desiertos los latidos de su pecho.
Dos perros amarillos, hastío y avidez, disputan en su alma.
Su pensamiento recorre siempre las mismas salas deshabitadas,
sin encontrar jamás la forma que agote su impaciencia,
el muro del perdón o de la muerte.
Pero su corazón aún abre las alas
como un águila roja en el desierto.
Suenan las flautas de la noche.
El mundo duerme y canta.
Canta dormido el mar;
ojo que tiembla absorto,
el cielo es un espejo donde el mundo se contempla,
lecho de transparencia para su desnudez.
Él marcha solo, infatigable,
encarcelado en su infinito,
como un solitario pensamiento,
como un fantasma que buscara un cuerpo.
(El Desconocido/ Octavio Paz)
ÚLTIMA CUENTA:
Tengo muchos más niños en mi pensamiento, algunos conocidos muy de cerca, otros tangencialmente me rozaron.
Inocencias de niños.
El “Béjar en Madrid” publicaba un cuento de “pájaros y hombres” que inventó el niño David, recuerdo vagamente haberlo leído, junto a los versos de Bécquer:
“¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Que es poesía!, Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.”
¿Qué es poesía ?????, remoto libro de texto de colegio.
RE...CONTEMOS:
Esa niña que de natural me habita, y que ya conocéis, poseedora de un pozo donde se baña la luna, de una fuente domesticada sobre la mesilla de noche, recurrente con los ratos amables de tristón, bebedora de pócimas extrañas...
Esa, habitada de violetas, lirios y alhelíes en el corazón, perseguida por toritos de terciopelo y latón, tuvo también uno de aquellos primeros “carricoches” para ensayar maternidad; forrado de loneta roja con ruedas de calamina... en el segundo paseo descargó el pelele de serrín que portaba, víctima de una cabriola ensayada desde lo alto del poyo de piedra; tras besar los rollos, una de las ruedas se quebró en cuatro trozos dejando la sillita en vilo, el eje al aire.
Probé todo tipo de artilugios redondos fruto de mi imaginación y la de los adultos, pero mi atrevida incursión de madre irresponsable pasó factura. APRENDÍ QUE LA MATERNIDAD EXIGE DEDICACIÓN Y QUE ABARCA AMPLIAMENTE TODO LO QUE TE RODEA, PERO TAMBIÉN, que la maternidad QUERIDA Y PASEADA, es hermosa aunque quede coja...
HAY TANTO POR CREAR.
TANTO que se puede recoger, INCLUSO coleccionar como pequeños tesoros... perlitas, cuentas, abaloroos...
Yo que soy esa, quiere compartir estas pequeñeces,
En tiempos pardos ofrecer destellos, y que descarguen las nubes aunque sean granizos redondos, para regar, para horadar; que se vacíen los recuerdos como los poetas vacían sus versos...
Si algo nos puede salvar es revivir el niño que fuimos porque aquel infante miraba limpiamente y descubría a su alrededor hermosuras sin rencores...
“Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.
luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era un océano
la muerte solamente
una palabra
ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en los cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.
ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.”
(Cuando éramos niños / Mario Benedetti)
A esos niños, sean quienes sean,
Les amo tanto!!... que les confío un deseo salvífico para el infinito...
A ellos pido su ayuda en esta página, reclamo sus líneas para tejer nuevos sueños.
TEJER OTRA VUELTA DE CUENTAS ABIERTAS, REDES QUE NOS VISTAN DE ESPERANZA.
Escribe, si esto lees.
Haz que suene Bach sin tregua como en el juego de los abalorios, busca la sinfonía nº 40 de Mozart y hazla tuya.
Hablemos del niño que te habita, del paisaje que vivió, las calles que recorrió, los juguetes que siguen funcionando en la memoria como un viejo carillón que acelera el compás de tu corazón... antes de que el océano sea, por fin, el océano.
Gel Borrajo
Mayo 31 de 2009
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La niña gel se ha vestido de luna y nos cuenta un cuento que son todos los cuentos, los que hemos vivido y los que hemos soñado. Nos pasa su dedo de luna por el corazón fatigado y nos dice que los niños que fuimos siguen latiendo en nosotros. Lo mejor de nosotros son ellos.
Démosles la palabra y recuperemos la pureza primera. Ellos sabrán entenderse y podrán entendernos.
Lo siento mucho Gel, pero la cruda realidad del momento y los problemas que me agobian me impiden retrotaerme a mi niñez. Suerte que tu si puedes.
Veo que apenas han asomado timidamente, un par de niños...
hocéis bien en protegerles,siempre que leo el periódico y veo la cantidad de morralla que se derrama,la niña que me habita huye. Supongo que en vuestro caso es igual,algunos por miedo al dolor, otros por asco, y los más por indiferencia, habéis decidido que estáis "grandes" para jugar a ser niños; es posible que el niño que os habita, os lo haya aconsejado. Sabio consejo,¡cuanto mejor andaríamos si quien tanto tiene que callar, callara!.
En todo caso, para el puñadito de infantes que os atrevéis a darles la palabra, quiero tener una mención especial y mi agradecimiento sincero. A los que me reprochan el corta y pega de los "poemas de autor",sólo decirles que la intención fue buena: darles unos renglones de actualidad junto a la memoria de niños de carne y hueso. Ya sé que no siempre he acertado con lo versos, pero al menos así os recuerdo, atados a esos conceptos.
Saludos
gb
Están de suerte esos poemas de autor que han revivido en tu delicado texto. Tú te atreves y cuentas. Y usas esas palabras, que son de todos, para acercarnos al sentido de las cosas y los días.
Mi primera novia en realidad fueron dos. Ellas eran dos hermanas risueñas con coletas y yo un niño de cinco o seis años que era el más pequeño de la clase. Ibamos al colegio de las Huérfanas, allí en la plaza de San Juan, donde cada mañana cantábamos, en formación, una especie de himno nacional con una letra que decía algo así como el pueblo español que vuelve a resurgir sobre el azul del mar y no me acuerdo de más. A mí, aquello del azul del mar me sugería territorios lejanos y mágicos a los que algún día había de llegar con ellas, con mi novia que eran dos. Ellas no lo sabían, por supuesto, y yo nunca se lo dije, pero eran la niña, en singular, de mi corazón. Llamaba a una y aparecía la otra y ahora comprendo que se turnaban en el cuidado de aquel niño chiquito que era yo como dos mamás que cuidaran de su bebé. Dónde estará ahora mi primera novia.
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